No exageramos si decimos que María José Carral San Laureano, ahora diseñadora de bolsos, llegó al mundo con una meta trazada: el rock and roll. Creció queriendo ser rockera en San Fernando (Cádiz), pensando por sí misma y desafiando la disciplina casi castrense de su padre militar, "un hueso duro de roer", según cuenta. Atiende a Uppers desde su residencia en Roma, exultante después de triunfar con su marca de bolsos The Guitar Bag en la Semana de la Moda de Roma, para contarnos cómo es eso de transformar una guitarra en un irreverente bolso.
Lo que nos enseña esta diseñadora de origen gaditano de 50 años es que el espíritu rockero puede tomar formas diferentes a la música sin dejar de ser genuinas. Pudo ser una estrella, pero chocó con un gran muro inquebrantable: "Mi padre, amante de la ópera, se negó con fuerza a tener una hija guitarrista y rockera y mi madre intentó disuadirme con el coro del colegio, el violín y el piano, instrumentos que consideraba más finos", cuenta. La ofensiva familiar resultó inútil, su decisión era firme y, casi a hurtadillas, siguió escuchando su música y no dejó de cantar.
Aquella rebeldía le costó cara. "En una ocasión -confiesa-, mi padre me pilló cantando sobre un escenario y me bajó de él agarrándome por los pelos. Recuerdo esa etapa castigada continuamente, pero me aislaba en el baño y desconectaba absolutamente con mi música. Escuchaba a Loquillo y sus primeros temas -'Cadillac solitario', 'Ritmo del garaje' o 'Quiero un camión'- y, mientras, me imaginaba con bandoleras rockeras, como las de Rolling Stones".
En esa época podría haber escapado detrás de una caravana de circo o engancharse a una banda de ladrones. "Me sentía encerrada y tenía necesidad de expresarme, de hacer las cosas que deseaba, como la música o el surf, sin sentir la imposición familiar". Pero tuvo suerte y quien pasó por su vida fue un amor de esos de juventud, tan loco como para coger un autobús y mudarse a Italia.
Allí se graduó en la Academia de Bellas Artes y triunfó como empresaria en la gestión de eventos. Pero los viejos rockeros nunca mueren y su sueño continuó coleando. Se quedaba embelesada frente a las guitarras de Your Music, una de las tiendas de instrumentos musicales emblemáticas de la capital italiana.
"Compraba las correas y las pegaba a los bolsos con grapas y pegamentos. Entonces se me ocurrió hacer algo aún más auténtico: lanzar mi propia línea a partir de bolsos que yo diseñaría y crearía de principio a fin de un modo artesanal".
Con su habitual carácter intrépido, en 2017 empezó a moverse sin desfallecer, a pesar de lo difícil que es encontrar un hueco en el universo peletero cuando uno no tiene raigambre familiar. Visitó ferias, fábricas y talleres. "Fue complicado que alguien creyese en mí, pero finalmente lo conseguí", dice con entusiasmo.
A partir de ahí, la imaginación no paró. Compró correas, rediseñó y compró piel al por mayor y utilizó latón envejecido, flecos y diferentes materiales reciclados. Su gran acierto es el botón de enganche. "Me han dado la patente como modelo de utilidad por un botón de enganche que he ideado modificando el strap button de las guitarras, que permite unir las correas a mis bolsos y maletines".
El resultado es una colección de diferentes modelos y tallas de bolsos, maletines y carteras que llevan el nombre de los clásicos que marcaron su juventud: Patty (Smith), Mark (Knopfler), Eric (Clapton), Jimmy (Hendrix), Chris (Martin), Amy (Winehouse), Bryan (cartera grande) e May (monedero). Todos ellos hacen de la marca The Guitar Bag todo un espectáculo con mucho de resistencia y de legado del rock and roll.
El look y el tipo de piel (curtida especialmente para la marca) son una evolución de los maletines para las motos. "Hay correas -asegura- para todos los gustos, súper rock con el rayo y estrellas, pero también más básicas, étnicas, country, elegantes. En definitiva, el bolso se convierte en lo que tú eres según la bandolera que lleves". Además, puede ser usado por todos porque algunos modelos son unisex (genderless).
"Madres e hijos, profesionales, abuelas y estrellas de rock. Un poco como las marcas que me inspiraron, Doctor Martins y Converse". Al final, la obra creativa de María José es como el rock, una forma de desinhibición, de decirle al mundo lo que quieres, un modo de rebelión y de expresión. Igual que el músico cuando canta lo que lleva dentro.
La diseñadora gaditana sigue la táctica que llevó a Coco Chanel al olimpo de la moda: "el único modo de ser irreemplazable siempre es ser diferente". No se puede negar que es auténtica y que el tesón le sale a borbotones para lograr algo que ella define único, descarado, práctico y original. "¡Vamos a partir la pana!", exclama mezclando tronío andaluz y deje italiano.
Hace dos años le regaló uno a Vicky, del grupo Rock Maneskin, junto con tres correas para el bajo. Una de ellas era la misma que llevó al festival de San Remo. Aunque todo ha transcurrido rápido, ya cuenta con el apoyo de personas tan populares como Laura Pausini y la actriz Paola Cortellesi, además de otros clientes y grandes boutiques. The Guitar Bag está a la venta on line y en algunas de las mejores tiendas de Roma y Cortina D’ampezzo.
Aquella niña gaditana con fantasías rockeras ve hoy su nombre en la prensa italiana, en la televisión andaluza y en otros medios españoles. Son bolsos que tienen como señas de identidad originalidad, rebeldía y atrevimiento para llegar tan lejos como siempre soñó. Le queda mucho por crear, pero no puede sentirse más satisfecha.
"Por fin hago lo que amo, sin que me importe lo que otros podrían considerar adecuado. ¡Quería ser rockera y lo he conseguido! Son los bolsos más rockeros del mundo". Era, con permiso de su actual pareja, un amor para toda la vida y ahora quiere llegar lejos con él. "Solo me retiraré -advierte- cuando vea mi sueño cumplido del todo. Entonces volveré a mi casa en Cádiz a disfrutar de mi tierra y de mi gente".