Hijo de director de orquesta y pianista, sobrino nieto de dos grandes compositores, formado en diferentes ciudades de Alemania, Austria y Nueva York. Pedro Halffter ha tenido la batuta en la mano y la clave de sol en la mente desde que nació. "Desde siempre ha sido mi sueño dirigir y componer para una orquesta", nos explica a Uppers. Este madrileño de 51 vuelve ahora al Auditorio Nacional con el estreno mundial este 24 de mayo de su última obra, 'Proteo', una pieza que aborda el apasionante mundo de la reinvención personal. Inspirada en la forma cambiante del dios griego, surgido de la profundidad de los océanos, Halffter une metamorfosis y música en esta aventura personal, muy unida a los tiempos que nos ha tocado vivir.
¿Lo más fácil y lo más difícil de Proteo?
Lo más fácil es dejar que nuestra fantasía transforme en imágenes lo que la música nos hace sentir. Lo más difícil ha sido trasladar de mi mente a una partitura la música que sonaba en mi cabeza.
¿Puedes explicar eso de que trata el tema de la reinvención?
El hecho de reinventarse puede ser voluntario o involuntario, pero es inherente al ser humano, incluso a la naturaleza. Proteo es consciente de esa cualidad y es capaz de transformarse en aquello que su propia voluntad le indica. Todos hemos tenido que reinventarnos, hayamos querido o no. También he querido dejar muchos aspectos dentro de la obra que deben ser imaginados por el propio espectador. El simple hecho de escuchar la música ya nos transforma a través de nuestros propios pensamientos.
¿Es necesario reinventarse hoy en día?
Es algo inevitable. La cuestión es ser capaces de transformarse en lo que uno quiere y no en lo que las circunstancias nos obligan a ser.
¿Has tenido que hacerlo?
Naturalmente. Todos lo hemos hecho de una manera o otra. Proteo es un símbolo del origen de la existencia. Algo proteico es algo que se encuentra en el principio y que se transformará con el tiempo . La propia esencia del origen es el cambio.
¿Qué te gusta de ser director de orquesta?
La capacidad de interpretar música a través del sonido único e impresionante de una orquesta sinfónica. Una orquesta es la suma de todas las sonoridades de sus instrumentos individuales, y en todas las combinaciones posibles. Gracias a esa característica los compositores han escrito a lo largo de la historia obras increíbles, y dirigirlas es una experiencia incomparable.
¿Tu pieza favorita?
Las variaciones Goldberg de J. S. Bach.
¿Cómo te ves dentro de 10 años?
Dirigiendo una ópera compuesta por mí.