Este viernes se cumplen 100 años del nacimiento del actor de las mil caras. José Luis López Vázquez (1922-2009) fue y es el "señorito español" por excelencia, un rol con el que se convirtió en la gran estrella del cine español en los años de ruptura con la censura. Gracias a directores de la talla de Berlanga o Carlos Saura su interpretación se hizo eco, quedando para el recuerdo en el imaginario del cine.
Con más de 200 películas a sus espaldas, entre ellas "El pisito" (1958) de Marco Ferreri , "Atraco a las tres" (1962) o "Un millón en la basura" (1967) de José María Forqué, el actor se convirtió en un icono del cine español, renovando la clásica figura del señorito y aportando grandes dosis de humor a una sociedad que por aquel entonces necesitaba con urgencia un soplo de aire fresco.
Berlanga decía de él que no había conocido a otro actor con su capacidad de improvisación, Pedro Olea le definió como el Jack Lemmon español y George Cukor estaba convencido de que si hubiese hablado inglés se habría convertido en una estrella internacional.
Aunque los personajes que interpretaba seguían cayendo en viejos clichés masculinos, lo que diferenciaba a José Luis López Vázquez era su atrevimiento a la hora de caricaturizarlos, aportando un humor más inteligente de lo esperado en una industria cultural de masas que comenzaba a sentirse más libre.
Ahora, se celebra su cumpleaños sacando a la luz algunas de sus facetas más desconocidas más allá del celuloide. ¿Qué vinculación tiene el actor con los brochazos o los patrones de moda? La exposición "Del escenario a la pantalla. Los diseños de José Luis López Vázquez” lo desvela.
La pasión (no tan secreta) del actor
Son infinitas las veces que se ha hablado del legado fílmico que dejó el actor en nuestro país, pero no tantas las que se ha abordado su pasión por el arte pictórico y el diseño de figuración. Precisamente esa es la clave y esencia de la exposición organizada por la Filmoteca Española para celebrar el centenario del nacimiento del actor.
José Luis López Vázquez nace en Madrid el 11 de marzo de 1922, con un padre funcionario de Justicia y una madre modista que se separan al poco de su nacimiento. Es esa misma pasión que su madre tenía por los retales, agujas e hilos la que impulsa el interés del actor en los proyectos que recoge esta exposición.
López Vázquez muestra desde su infancia una especial habilidad para el dibujo: copia retratos de las estrellas cinematográficas que aparecen en los cromos o cajas de cerillas, como James Cagney, y dibuja cartones para los comerciantes de su barrio.
Este homenaje es un viaje por los inicios y el periodo de formación del madrileño, hasta sus trabajos como figurinista y escenógrafo, o en el campo del diseño gráfico. Virtudes muy curiosas del actor que le hacen adquirir la etiqueta de artista multidisciplinar al mostrar su gran potencial y la enorme versatilidad como dibujante.
Las escenografías que elaboraba tenían una gran influencia del surrealismo, y los figurines mostraban una gran sensibilidad que reflejaba la influencia de su madre, vinculada al mundo de la moda.
López Vázquez compaginó estas actividades con la de actor hasta que en 1958 abandonó el dibujo para dedicarse exclusivamente a la interpretación, aunque antes reunió una gran cantidad de obras que se exponen ante el público hasta el 5 de junio de este año.
De diseñador de vestuario a estrella de cine
Quizás otra de las facetas menos conocidas del actor en sus primeros años en la industria cinematográfica es la de su labor como diseñador. Lejos de estar delante de las cámaras, el actor comenzaba su andadura tras ellas.
En sus inicios se inclinaba más por el dibujo que por la interpretación y en 1940, el director José López Rubio lo fichó como figurinista para su producción "Sucedió en Damasco" (1941).
Tras la guerra, López Vázquez continuó explorando su pasión en el Teatro Español Universitario, donde ejerció de diseñador de vestuario y hacía puntualmente tareas de ayudante de dirección o de actor suplente.
Sus diseños se vieron en producciones como "Eugenia de Montijo" (1944) o "María Fernanda la Jerezana" (1947) de Enrique Herreros, aunque en esta última película debutó también delante de la cámara con algún personaje anecdótico, como un borracho en la taberna o un transeúnte despistado.
Este primer contacto y apuesta de Herreros supuso el pistoletazo de salida de una larga trayectoria. De papeles secundarios como el dependiente de "Esa pareja feliz" (1951) de Luis García Berlanga y Juan Antonio Bardem o el Juanito Renovales de "Novio a la vista" (1954), con la que entra en la órbita de Rafael Azcona. Un éxito que le hizo alejarse del diseño y la figuración para siempre.
Su faceta más personal
Detrás de sus exitosos papeles en "Plácido" (1961) o "El verdugo" (1963) se encontraba un hombre bastante mujeriego. López Vázquez estuvo casado con la actriz Ana María Ventura, y más tarde se le relacionó con Catherine Magerus, con la que no pudo casarse debido a la inexistencia de divorcio pero con la que sí tuvo dos hijos: José Luis, dedicado al cine y Virginia, fallecida en 1994.
Posteriormente tuvo otras dos hijas gemelas, Cayetana y Camino, con la periodista Flor Aguilar. En sus últimos días se le relacionó con la actriz Carmen de la Maza, que pareció acompañarle en sus momentos más complicados hasta que el actor falleció el 2 de noviembre de 2009 a los 87 años tras una larga enfermedad.
Quien sabe si estas relaciones complicadas en el terreno romántico siguieron siendo una fuente de inspiración para que Jose Luis López Vázquez continuase garabateando hasta el final de sus días, aunque ya de una forma privada y que, por el momento, no ha salido a la luz.