En apenas unas semanas se cumplirá un año del fallecimiento de Matthew Perry y su caso sigue dando de qué hablar. Hace solo unos días cinco personas eran detenidas acusadas por la muerte del actor de ‘Friends’, entre ellos su asistente personal o dos médicos que le administraban la ketamina a precios desorbitados aprovechándose de la desesperación del intérprete, que habría cumplido 55 años el 19 de agosto.
Al principio se pensó que su muerte, fue encontrado en el jacuzzi de su casa, se debió a una parada cardiorrespiratoria, pero finalmente la investigación ha dilucidado que todo habría sido consecuencia de una sobredosis de ketamina que el actor utilizaba como terapia para la depresión y la ansiedad.
El propio actor había admitido en un libro los episodios más oscuros de su vida y como durante años ha sido adicto a las drogas y el alcohol, por lo que las autoridades comenzaron una investigación que ha dado pie a la detención de cinco personas y donde empieza a descartarse la muerte accidental por sobredosis y coge fuerza que Perry tuviese ‘ayuda’ para morir.
TMZ ha podido conocer determinada información gracias a acceder a documentos judiciales que clarifican que Matthew Perry pasó su último día de vida consumiendo ketamina y que en hasta tres ocasiones pidió a Jenneth Iwamasa, su asistente personal, que le inyectase esa sustancia. En el momento de su muerte los niveles de ketamina eran muy elevados y se pone en duda que hubiese una voluntad lúdica en el consumo de Perry ese día.
Pero lo que más llama la atención es que la información que publica TMZ incluye las supuestas últimas palabras del actor que interpretó durante una década a Chandler Bing, según la declaración de su asistente personal, que ya se ha declarado culpable de pertenecer a una red clandestina que se lucraba de la adicción de Matthew Perry.
“Inyéctame una gran dosis”. Esas son, según el testimonio del asistente, las últimas palabras que pronunció el actor antes de la tercera inyección del día que probablemente le provocó una parada cardiorrespiratoria que le llevó finalmente al fatal desenlace.
Tras ello Iwamasa volvió a sus tareas y el actor se fue al jacuzzi, donde fue encontrado muerto el 28 de octubre de 2023. El asistente no era quien le solía inyectar la sustancia, sino que lo hacía el médico Salvador Plasencia, también detenido por distribuir ketamina y falsificación de recetas médicas.