25 años de Los Soprano: los problemas con el alcohol y las drogas de James Gandolfini que casi se cargan la serie
En 1999, ad portas del cambio de milenio, se estrenaba una serie que cambiaría la historia de la televisión
El enorme éxito de 'Los Soprano' convirtió a James Gandolfini, su protagonista, en una estrella global
Ni el reconocimiento ni los premios impidieron, sin embargo, que el actor derrapara en un espiral autodestructivo que terminaría con su vida
"¡Que os jodan! ¡Que os ojan a todos!". No parece el resultado esperado para una 'intervención': esa especie de 'último intento' que hacen tus amigos y familiares más cercanos para intentar que recapacites. Pero en los primeros 2000 nadie iba a hacer recapacitar a James Gandolfini. Estaba muy arriba, muy loco, muy en la cima de sus capacidades actorales a las que su consumo de alcohol y cocaína hacían mella, pero no lograban tumbar.
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Ha pasado un cuarto de siglo desde que Tony Soprano entró por primera vez en terapia (y en nuestras vidas) y todavía se le extraña. Solo un actor como el podía decir líneas como "el cunilingus y la psiquiatría nos han llevado a esto" y hacer que tengan sentido. Pero como ocurre con la flexibilidad cognitiva o los colocones de farlopa, todo lo que sube, tiene que bajar. Y para la sexta temporada de 'Los Soprano', Gandolfini era capaz de acabar de rodar, conducir una hora hasta Atlantic City (con los que quisieran acompañarle), irse de fiesta hasta las ocho de la mañana, llegar cuatro horas tarde al rodaje de día siguiente y encima enojarse con los apuntadores por no recordarle sus líneas a tiempo.
La intervención
En ese contexto, inclusos sus compañeros de reparto, algunos amigos muy cercanos, no podían más con él. Incluida Eddie Falco, que hacía de la también recordada Carmela Soprano. Según recuerda Mark Kamine, jefe de localizaciones de la serie, en su nuevo libro 'On Locations: Lessons Learned from My Life On Set with The Sopranos and in the Film Industry', hacia la quinta temporada Falco estaba completamente harta de Gandolfini y sus desplantes.
Por eso el creador de la serie, David Chase, algunos de sus familiares, parte el equipo de producción y el propio presidente de HBO, decidieron reunirse y realizar la intervención. Normalmente, se espera que un evento de este tipo transcurra así: los conjurados se reúnen y preparan algunas palabras de ánimo o anécdotas con intervenido, le hablan de su problema y le conminan a reflexionar. A este se le dice cualquier cosa para que acude al lugar y entonces se encuentra con esta especie de fiesta sorpresa en clave de autoayuda. Por lo general, el intervenido se quiebra, se conmueve, reconoce sus culpas, decide escuchar y acaba yendo a terapia, a rehabilitación o lo que toque.
Nada de eso ocurrió en la intervención a Gandolfini. De hecho esta ni siquiera se produjo porque al encontrarse con todo el tinglado montado -el pensaba que acudía a una cena con el presi de la cadena-, el actor se rehusó a entrar y se largo no sin antes mandarlos a todos -incluida su hermana que lo perseguía por los pasillos- a la mierda. O sea que no hubo forma. Pero daba igual, todo el mundo amaba a Gandolfini de la misma manera (bueno, casi) en que Tony era amado por su entorno, con pasión y algo de resquemor.
Gandolfini sobrevivió a 'Los Soprano', pero no a sus múltiples excesos, seis años después del final de la serie murió de un infarto en un hotel en Roma. Fue encontrado por su hijo, que tenía entonces 14 años. El eterno Tony Soprano tenía apenas 51.