Rebelde, pizpireta y con dos trenzas pelirroja. Así la imaginó la autora sueca de sus libros, Astrid Lindgren en 1941. Y así la conserva el gran público desde que se emitieran en los 70 la famosa serie en televisión. Después de aquello, el deseo de cualquier niño era convertirse en este personaje. Poco importaba que fuese huérfana de madre; su padre era un pirata, sus mascotas eran un mono y un caballo y tenía la fuerza de Hércules.
La actriz que la interpretó, durante 18 episodios, fue Inger Nilsson, que por entonces tenía diez años. Y a diferencia del personaje que encarnaba, ella no fue tan afortunada ni durante ni después. Contrariamente a lo que se pueda pensar, no se hizo millonaria porque las leyes suecas de la época impedían que los menores prodigio cobrasen dinero. ¿Qué fue de Nilsson después de Pippi?
En los Países Bajos, sus fans decidieron recaudar dinero para un crowfunding porque pensaban que tanto ella como sus dos compañeros de la serie, Mariam Persson y Pär Sundberg, necesitaban dinero. Hasta 20.000 euros se consiguió recaudar. Sin embargo, la iniciativa no gustó demasiado a Inger, que no pensaba que fuese una víctima. Más tarde, pidió disculpas y agradeció el gesto.