Juanma, 67 años: “El médico me recetó caminar y me enganché al Pokémon GO”
He conocido a gente y ha sido una manera de acercarme a mis hijos, de verlos más y hacer algo que nos gusta a todos
Suelo estar rodeado de gente de 20 y 30 pero honestamente, me da igual
Juanma tiene 67 años y lleva casi tres jugando al Pokémon Go. Un videojuego de realidad aumentada, que consiste en buscar y capturar, con el móvil, criaturas ubicadas en localizaciones del mundo real. Juanma vive en Madrid, una de las ciudades donde más pokémons habitan, y se ha vuelto todo un seguidor de este juego. Se apunta a las quedadas e incluso ha hecho amigos gracias a salir a la caza de estos pequeños 'seres'. Sus inicios en este mundo fueron, como poco, peculiares. No llega a ser un Folagor, pero va por ese camino.
“El médico, por mi sobrepeso y diabetes, me pedía que saliera a andar y a mí me resultaba imposible. Un día lo conseguía, pero no lo convertí en un hábito hasta que salió Pokémon Go. Me enganché enseguida y se convirtió en la manera de dar mis paseos y hacerlo entretenido, sin necesidad de depender de nadie”, cuenta.
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Para Juanma, un ingeniero informático jubilado, el Pokémon GO es sinónimo de salud. Él no es un millennial enganchado al móvil las 24 horas del día, sino una persona madura que ha encontrado en este juego la solución a una necesidad médica. Es cierto que desde siempre le ha gustado el tema de los videojuegos, que era asiduo a las partidas de ordenador, también sus amigos, aunque ellos no saltaron al mundo Pokémon. “He conocido a gente, ahora tengo un grupo de dos o tres amigos que vamos juntos a las quedadas, - eventos que organizan desde la plataforma y a los que hay que ir en grupo- y nos pasamos cosas entre nosotros”, relata.
Enganchado, pero no adicto
Enganchado, pero no adicto
Padre de dos hijos, ya independizados, Juanma nos cuenta que el juego ha sido un nexo de unión entre ellos. “También ha sido una forma de acercarme a ellos. Mis hijos ya no viven en casa, pero el Pokémon Go les gusta así que así podemos vernos más y hacer algo que nos gusta a todos. Ellos están encantados de que juegue y yo de que lo hagan conmigo. Paseamos, charlamos y capturamos bichitos”.
Un juego original, una plataforma distinta y un método totalmente innovador fueron las tres cosas que atrajeron a Juanma para sumarse a la fiebre Pokémon. “Yo he visto a gente a la que casi atropellan por estar inmerso en el juego, también a conductores que en plena M-30 lo tienen abierto, es terrible. Mi caso es diferente. Es un hobby, suelo abrirlo todos los días, cuando voy a un bar, o a ver a alguien, para comprobar si hay algún animal cerca, pero no soy adicto, simplemente me entretiene”.
Mis hijos ya no viven en casa, pero el Pokémon Go les gusta así que así podemos vernos más y hacer algo que nos gusta a todos
Como él son miles las personas que acuden a las quedadas de que organiza el juego. “Suelo estar rodeado de gente más joven, de entre 20 y 30 años, pero a mí, honestamente, me da igual. Es una locura ver a tanta gente junta, en zonas como el Retiro, en Madrid. Esos días nos juntamos hasta ocho – porque si no hay cosas que no puedes hacer -. Con estos eventos consiguen que el gusanillo interno vaya creciendo y te apetezca tener cada vez más animales y precisamente ahí viene la trampa”.
“Aunque el juego es gratuito y en principio no tienes que invertir nada – esto también me animó a jugar -, se tarda mucho en conseguir determinadas cosas. Al final, te picas con eso de subir de nivel”, concluye.