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En los últimos años, las tarjetas de débito han aumentado su popularidad hasta convertirse en la opción de pago predilecta por más de la mitad de los españoles. De acuerdo a la Encuesta nacional sobre el uso de efectivo publicada por el Banco de España en 2021, actualmente un 54,1% de la población de nuestro país se decanta por este tipo de plásticos como su forma de pago predilecta, mientras que un 35,9% de los españoles siguen apostando por el efectivo.
La creciente popularidad de las tarjetas bancarias ha venido motivada por la pandemia del coronavirus, que nos ha hecho más reacios al contacto, y por la eliminación en muchos comercios del importe mínimo para utilizar este tipo de pago. Aun así, hay ocasiones en las que nos vemos obligados a hacer una paradita en el cajero, ya sea porque el establecimiento en el que queremos comprar algo no admite tarjeta o porque nos vamos de viaje y nos sentimos más seguros con algo de efectivo en la cartera.
En estas situaciones, puede darse el caso de que, aun habiendo sido descontado de nuestra cuenta bancaria, la máquina no nos entregue el dinero que hemos solicitado. Esto puede deberse a varios motivos, de menor o mayor gravedad.
Así, puede darse el caso de que el cajero no pueda entregarnos el billete por culpa de un fallo operativo o porque, simplemente, se ha quedado sin billetes, pero también cabe la posibilidad de que la máquina haya sido manipulada de manera fraudulenta mediante un método conocido como cash trapping, una estafa por la que los ladrones hacen creer a los consumidores que el cajero está averiado para poder quedarse con su dinero.
Para ayudar a los usuarios en este tipo de situaciones, la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) ha enumerado las pautas que debemos seguir en estos casos.
Además del problema con el efectivo, cuando utilizamos un cajero también puede darse el caso de que la máquina se quede con nuestra tarjeta bancaria. Generalmente, este problema sucede por un problema técnico o por una incidencia relacionada con la tarjeta, aunque también puede ocurrir porque hemos introducido mal nuestro código PIN en reiteradas ocasiones. En estos casos, lo más recomendable es que nos pongamos en contacto con nuestro banco para bloquear el plástico, ya que así evitaremos que pueda caer en malas manos.