La Unión Europea no interviene en la reglamentación de cada estado miembro en cuanto a sus tipos impositivos ni en la recaudación de impuestos; son los Gobiernos nacionales quienes definen cuánto deben pagar sus contribuyentes y cómo invertir lo recaudado. En Uppers vamos a repasar qué país de la UE tiene los impuestos más bajos, con Bruselas como el supervisor de las normas fiscales relativas a empresas y a consumidores, sobre todo aquellas relacionadas con las políticas comunes.
Dentro de la UE la horquilla de cada estado miembro para el diseño de su fiscalidad es muy abierta de modo que hay grandes diferencias con respecto a sus regímenes impositivos. Los países donde se pagan menos impuestos dentro de la Unión son Andorra, Bulgaria, República Checa, Malta, Portugal y Montenegro.
En Andorra no existe el impuesto sobre el patrimonio, las sucesiones y las donaciones y hasta el año 2015 no tenía establecido un impuesto sobre la renta de las personas físicas. Ese año, lo implementó tras la presión ejercida por parte de los órganos de la Unión Europea. No obstante, en este pequeño país de los Pirineos el funcionamiento de su IRPF es muy sencillo ya que los primeros 24.000 euros están exentos, de esa cantidad y hasta los 40.000 se paga un 5% y a partir de los 40.000 euros se paga un 10%. En cuanto al impuesto de sociedades apenas sube al 10% y los dividendos no tributan.
Bulgaria puede presumir de ser el estado de la Unión con la tasa del impuesto sobre las renta de las personas físicas más baja debido a que la imposición es fija de un 10%, sin un mínimo o unos baremos. Ese mismo porcentaje del 10% se aplica al impuesto de sociedades. Por otra parte, aquellas compañías que establezcan su sede en el país pueden optar a una serie de exenciones impositivas que rebajan todavía más la tasa.
Un ejemplo es que se reducen incluso a cero los impuestos a las sociedades que contratan a personas con discapacidad. En cuanto a los no residentes en Bulgaria, las compañías que operan en el país están obligadas a retener un 5% sobre la renta de dividendos y acciones de liquidación y a parte un 10% de todos los demás ingresos imponibles.
Según los últimos informes económicos la República Checa se presenta como uno de los países de la UE más barato para vivir. Además, resulta más atractivo todavía el que sus impuestos tanto para particulares como para empresas sean bastante reducidos.
En la República Checa el impuesto sobre la renta por los ingresos individuales presenta un tipo único del 15%. Este porcentaje es el mismo para todos los residentes independientemente de que las rentas se hayan obtenido tanto dentro como fuera del país. En cambio, los ciudadanos no residentes solo tributan por los ingresos que han percibido en el país.
Además, el estado presenta otra particularidad relativa a los trabajadores autónomos. Todos pagan sus impuestos por adelantado en función a una estimación de sus ingresos y después regularizan su situación, ya con una posterior declaración anual. Igualmente tienen la posibilidad de aplicar una deducción de los gastos estimados, lo que al final se traduce en que la tasa impositiva ronda el 9%.
Malta fue una colonia británica con lo que su sistema tributario es bastante especial ya que conserva ciertas características comunes al sistema anglosajón. De este modo, los ciudadanos residentes y domiciliados están sujetos al pago del impuesto de la renta sobre las personas físicas según las ganancias obtenidas dentro y fuera del estado. Sin embargo, los residentes no domiciliados no tributan por las rentas obtenidas en el extranjero. Lo que se aplica es un flat tax del 15% para las rentas extranjeras remitidas al país, con una tributación mínima de 5.000 euros anuales.
En cuanto a las rentas obtenidas en Malta, los primeros 9.100 euros están exentos. Desde esos 9.100 euros y hasta los 14.500 euros la tasa impositiva es del 15%. Después, si las ganancias oscilan entre esta última cantidad y los 60.000 euros se tributa un 25%. A partir de 60.001 euros, el máximo al que asciende el impuesto es al 35%. En relación al impuesto de sociedades es de un 35%, que se transforma en un 5% a causa de que en la mayoría de los casos se devuelve posteriormente gran parte de la cantidad ingresada.
La particularidad de Portugal se debe al régimen impositivo del que pueden beneficiarse los residentes no habituales, no a que los impuestos sean bajos para sus ciudadanos con respecto a la media de la UE. En este país, el régimen Non Habitual Residency está orientado a personas con grandes patrimonios y a profesionales cualificados. Las rentas del trabajo y de las actividades profesionales están gravadas con el 20%, pero las rentas pasivas que provienen de países extranjeros como dividendos o ganancias de capital pueden llegar a estar exentas de impuestos. Incluso, el estado resulta atractivo para los pensionistas porque aquellos cuyo país pagador no es Portugal solo tributan un 10%.
Montenegro ha llevado a cabo una política fiscal basada en unas tasas impositivas reducidas con el objetivo de atraer capitales y que empresas foráneas se instalen dentro de sus fronteras. El impuesto sobre la renta de las personas físicas y el impuesto de sociedades es del 9%, uno de los más bajos de toda Europa. Además, las rentas de mayor capital solo tributan al 11%.
A Montenegro se la conoce como “la Suiza de los Balcanes” por su política fiscal. Los ciudadanos no residentes con ingresos procedentes del propio país asumen una retención del 5%. Además, no es miembro del Common Reporting Standard (Estándar para el Intercambio Automático de Información sobre Cuentas Financieras). Esto implica que sus bancos no informan de manera automática de los ingresos a las autoridades fiscales extranjeras con lo que se permite mantener activos a través de fideicomisos.