Más de 100.000 trabajadores de banca mayores de 50 años han dejado su empleo desde 2008. Ese año el sector contaba con 278.301 empleados. En 2019, según los últimos datos del Banco de España, el censo de trabajadores era de 176.838. La gran mayoría ha dejado su empleo a través de acuerdos voluntarios de prejubilación. En 2020 el proceso se ha ralentizado, pero para 2021 se prevén salidas de más de 15.000 personas.
Hay varios motivos que justifican este adelgazamiento de las plantillas. En primer lugar, la digitalización hace que ya no sea necesario acudir al banco a realizar las gestiones. Ahora se hacen con el móvil o el ordenador y desde cualquier lugar. Por otro lado, la fusión de algunas entidades hace que sobren oficinas, y por tanto personal.
La fusión de las entidades provoca nuevas reestructuraciones. Entre las cuatro primeras entidades del país, Santander, BBVA, Caixa-Bankia y Sabadell, controlan más del 85% del mercado y el 63% de las plantillas del sector. Para 2021 Sabadell ha planteado a su comité de empresa 1.800 salidas, Caixabank y Bankia negociarán la salida de al menos 8.000 personas, el Santander hará un ERE que afectará a más de 3.000 personas y Unicaja y Liberbank preparan la salida de otro millar. Gran parte de estos despidos pactados serán de mayores de 50.
De la totalidad de trabajadores que dejan su puesto en el sector, más del 80% son mayores de 50. ¿Por qué? Para Joan Sierra, responsable del sector financiero de CCOO "muchas personas con largas carreras prefieren dejarlo, si las condiciones son buenas. La presión en este sector es muy intensa y, además, en los últimos años han tenido que dar la cara ante los clientes por las malas prácticas bancarias, como las preferentes, las hipotecas multidivisas y demás, y eso les ha quemado mucho. Si te ofrecen una salida más que digna, pues no opones mucha resistencia".
"Nosotros abogamos para que no sea a los mayores de 50 ni de 58 o de 60. Cuando se hace una reestructuración se deberían aplicar las medidas en función de la productividad, de la rentabilidad, del absentismo... independientemente de la edad. Lamentablemente, la edad es una de las principales claves para reestructurar las compañías", comenta Miguel Ángel Menéndez, director del área de Previsión Social de Mercer España.
Por lo general, los acuerdos a los empleados veteranos ofrecen complementar el sueldo hasta el 70 o el 80% y pagar la Seguridad Social hasta los 63 años. "Las condiciones en que están saliendo son muy buenas", reconoce Joan Sierra, "voluntarios para acogerse a los planes de reestructuración no faltan, más bien se quejan de que no haya suficientes plazas a las que acogerse, lo que también es un poco triste" reconoce el representante sindical.
Pese a las buenas condiciones de salida, la pérdida de empleo deviene casi siempre en pérdida de poder adquisitivo. "La prejubilación es una medida no traumática que te permite complementar el salario, y seguir cotizando. Lo que pasa es que el 80% del sueldo neto es muy inferior al que perciben los trabajadores veteranos, porque no entran las variables, las pagas extraordinarias y otros complementos", explica Miguel Ángel Menéndez. Además, la mayoría de los acuerdos actuales alcanzan hasta llegar a los 63 años, cuando el afectado puede jubilarse anticipadamente, perdiendo entre el 8% y el 6,5% de la pensión por cada año que se jubile antes de tiempo en función de los años que haya cotizado.
Pese a las buenas condiciones ofrecidas, sale más barato despedir a los trabajadores expertos que a los jóvenes. "Los trabajadores con carreras de más de 30 años tienen salarios elevados, ya que han conseguido trienios y otros complementos que elevan sus salarios", explica Joan Sierra.
Miguel Ángel Menéndez también cree que la razón es económica: "La medida surge del departamento de recursos humanos de las compañías, pero después entra en acción el departamento financiero y echa cuentas. Si mantener en activo a un trabajador hasta los 65 años, y que percibe un sueldo elevado que irá en aumento con las mejoras salariales, sale más caro que indemnizarlo, pues se le ofrece una salida negociada".
Tras los números hay otra realidad de la que se habla menos: muchos miles de trabajadores formados y experimentados que dejan de aportar a la economía y a la sociedad. "Es una pena, pero se está desperdiciando un capital humano fundamental. Son personas que han ido acumulando formación a la experiencia durante muchos años, por lo que tienen una doble capacidad. No se han quedado con los manguitos, se han ido actualizando, pero no hay un plan para el colectivo más allá que algunas colaboraciones puntuales con ongs. También es verdad que muchos se dedican a vivir la vida y no quieren ni oír hablar de volver a un entorno laboral, sobre todos en los primeros meses", explica Joan Serra.
"La pérdida de capital intelectual no se cuenta. Las fórmulas actuales de jubilación parcial o flexible prácticamente no se están utilizando. Deberían haber fórmulas mucho más eficientes y atractivas para que las compañías pudieran usarlas y la gente no salga abruptamente de la noche a la mañana, sino que gradualmente pudiera irse desvinculándose y transmitiendo su conocimiento a las nuevas generaciones", concluye Menéndez.
Los recortes de personal tienen otra consecuencia indeseada. La falta de atención a los más mayores. Según el informe de CCOO, "El futuro de las plantillas en el sector financiero" desde la crisis de 2008 han desaparecido la mitad de las oficinas que había en España, más de 20.000. Algunos bancos, como el BBVA, han decidido cobrar una comisión de dos euros por sacar dinero en ventanilla. "Hay un problema creciente de exclusión financiera para determinados colectivos, sobre todo personas mayores, que tampoco se está abordando. No se puede dejar sin servicio a un colectivo que no tiene capacidad de adaptarse a las nuevas tecnologías, y especialmente, si residen en zonas rurales" denuncia Serra.