Cómo cambiar tu hipoteca de banco y ahorrar dinero a la vez
Ahora que el euribor esta en mínimos históricos, son muchos los clientes que buscan cambiar su hipoteca de banco para aprovecharse de los nuevos tipos de interés
La subrogación de acreedor es la solución mas beneficiosa para los usuarios, aunque hay que cumplir una serie de requisitos
Las hipotecas se encuentran en mínimos históricos. Desde hace unos meses, la guerra entre las entidades financieras por atraer a los clientes hacia las hipotecas de tipo fijo (más rentables para el sector que las de tipo variable en tiempos de crisis) y la fuerte caída del euribor, que en 2020 cerró el año con un descenso récord del 0,497% tras encadenar varios mínimos históricos, ha llevado a los bancos a ofrecer unos préstamos hipotecarios con unos costes más atractivos que nunca, y todo apunta a que esta tendencia se mantendrá en este 2021.
Financiar la compra de una vivienda nunca ha sido tan barato. Sin embargo, los clientes que se hipotecaron en el pasado, sobre todo entre 2010 y 2015, aún siguen sujetos a unos tipos de interés mucho más altos que los actuales. Afortunadamente, existe una solución que nos ayudará a beneficiarnos de estos nuevos precios: la subrogación de acreedor, una operación que permite cambiar de banco y llegar a ahorrar una media de hasta aproximadamente 30.000 euros en intereses, según recoge un estudio elaborado por el comparador financiero Helpmycash. Pero ¿en qué consiste?
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Subrogar la hipoteca: un método de ahorro
Cada vez son más los que deciden aprovechar los nuevos intereses hipotecarios para mejorar sus condiciones. Según los últimos datos del INE, en 2020 más de 14.000 personas decidieron cambiar de entidad bancaria para rebajar sus costes, lo que supone un incremento del 31,6% respecto a las cifras de 2019. La subrogación de acreedor se ha consolidado como la opción predilecta de los clientes a la hora de cambiar sus condiciones de financiación. Esta operación, que consiste sencillamente en traspasar nuestra hipoteca de un banco a otro, permite cambiar los contratos de financiación originales para pagar menos, ya sea mejorando los tipos de interés, las vinculaciones o los plazos. De este modo, los usuarios pueden desprenderse de comisiones que coarten su operatividad, ampliar sus plazos de devolución o cambiar su tipo de interés para disfrutar de una hipoteca fija o variable. Además, este método también permite rebajar esta tasa porcentual y eliminar las cláusulas abusivas.
¿Qué pasos debo de seguir para cambiar de banco?
Por lo general, subrogar la hipoteca suele tener muchos beneficios para los usuarios, pero antes de iniciar este proceso, es importante que tengamos en cuenta que esta operación tiene un coste, por lo que deberemos analizar el mercado hipotecario para valorar nuestra situación y decidir si realmente nos compensa.
En caso afirmativo, lo primero que debemos hacer es comparar las ofertas de los bancos que ofrezcan este servicio para encontrar la que más se ajuste a nuestra necesidades. Una vez nos hayamos decidido, tendremos que presentar toda la documentación necesaria para solicitar la subrogación y esperar la oferta de la nueva entidad bancaria.
Si las condiciones nos convencen, la propia sucursal avisará a nuestro antiguo banco de la operación. En este punto, es probable que recibamos una contraoferta en un plazo de quince días, por lo que se abren dos escenarios. Si decidimos cancelar la subrogación, tendremos que formalizar las modificaciones de nuestro viejo contrato. Pero, en caso de que sigamos adelante con la operación o de que sencillamente no recibamos una contraoferta, deberemos cerrar el traspaso firmando la subrogación ante notario y acompañados de la entidad a la que hemos decidido mudarnos. A partir de entonces, el cambio será oficial y nuestra hipoteca estará sujeta a las nuevas condiciones.
Para iniciar los trámites de subrogación no es necesario que avisemos a nuestro antiguo banco. No obstante, si queremos traspasar nuestra hipoteca, debemos cumplir una serie de requisitos, que incluyen haber pagado las cuotas durante al menos dos años, no tener un capital pendiente de más del 80% del valor de la vivienda y disponer de una buena situación económica. De lo contrario, ningún banco querrá asumir la operación, por lo que, si estás pensando en dejar tu banco, asegúrate de que tienes el perfil.