El litoral de 250 kilómetros que va desde Rota (Cádiz) hasta Málaga es una sucesión de ciudades, suburbios, urbanizaciones y sierra que funciona como una especie de urbe gigantesca y próspera en la que viven 2,9 millones de personas, una población que supera la suma de la de las áreas metropolitanas de Valencia y Sevilla juntas. A esta suerte de California europea en el sur de España, convertida en un imán de turismo, inversión, ocio y cultura, la ha bautizado 'El Mundo' como Malagadir, la gran promesa del buen vivir malagaditano para todos aquellos que buscan una jubilación despreocupada junto al mar.
En Malagadir hay servicios e infraestructuras de primer nivel. Dos universidades públicas, 14 hospitales, tres aeropuertos civiles, una base aérea militar y dos equipos de fútbol profesionales. Pero también conviven todos los hábitats posibles: de ciudades milenarias como Cádiz a urbanizaciones de lujo como Sotogrande, cascos históricos gentrificados junto a otros guetificados, ayuntamientos gobernados por el PP al lado de otros por Podemos.
La que sería la tercera ciudad de España por número de habitantes es un destino preferencial para el turismo de escapada, cultural o de negocios gracias al aeropuerto Málaga-Costa del Sol, por el que pasaron el año pasado 18,4 millones de viajeros nacionales e internacionales, pero también por la conexión de alta velocidad entre Málaga y Madrid que permite pisar la playa en dos horas y media desde el centro de la península.
En agosto de 2021, Málaga tenía 3.303 habitaciones de hotel de cinco estrellas, el triple que otras provincias mediterráneas como Alicante (1.100), Valencia (801), Girona (747) y Tarragona (359). Cádiz, por su parte, sumaba otras 1.027 estancias a la oferta turística de la máxima calidad. Además, Malagadir brilla como destino preferencial de cruceros de lujo y megayates. Casi la mitad de las 46 escalas previstas para este mes en Málaga corresponde a embarcaciones de lujo, la mayoría procedentes del Caribe.
El lujo también se desborda en las urbanizaciones de la zona, de las más cotizadas de España. Desde La Zagaleta, en Benahavís (Málaga) y sus chalets de hasta 34 millones de euros, hasta la ya mencionada Sotogrande (San Roque, Cádiz), con fincas que llegan a los 12 millones.
El reimpulso en 2020 del Parque Tecnológico de Andalucía ha convertido a Málaga en centro neurálgico de la innovación, atrayendo a inversores y talento de todo el mundo, impulsando la creación de empresas (más de 700 startups) y haciendo sitio a multinacionales como Oracle o Ericsson. Mientras, en Cádiz la inversión pública y privada ha propiciado la creación de un clúster tecnológico que aglutina a más de 50 empresas y el crecimiento de la industria aeronáutica de la mano de Airbus.
La apuesta de Málaga por construir un gran equipamiento cultural va más allá de las fiestas populares masivas, como prueba la apertura del Teatro del Soho en 2019 to el desembarco con formato de subsedes del Museo Thyssen (2011), el Centre Pompidou (2015) y la Colección del Museo Ruso (2015). La oferta se completa con el Museo Picasso Málaga y el museo del videojuego OXO, con el que la ciudad quiere posicionarse como el primer destino gamer de Europa.
En cuanto a deporte, Jerez hace muchos años que tiene la consideración de capital motera de España, mientras que Tarifa ya es todo un santuario para los aficionados al kitesurf. Mención aparte merece el golf, con los 52 campos que alberga Málaga y los 22 de Cádiz, entre ellos el Real Club Valderrama, que fue el primero fuera de las islas británicas en acoger la Ryder Cup como sede europea.
Tampoco podemos olvidar las exquisiteces culinarias que ofrece Malagadir, mucho más allá del pescaíto frito. Los restaurantes top de la provincia malagueña suman ocho estrellas Michelin, destacando las propuestas a partir de caviar de Diego Gallegos (Sollo Restaurante). Cádiz, por su parte, aglutina siete estrellas, con Aponiente y Ángel León, el chef del mar, como gran estandarte del producto local.