A lo largo de nuestra vida nos involucramos en numerosas situaciones que tienen una incidencia directa en nuestra salud física y mental. Uno de esos factores que van a influir decisivamente en cómo nos encontramos tiene que ver con el estado de nuestras finanzas. Una deuda que sospechamos que no nos van a pagar, una estafa, un gasto importante que no estaba prevista, dificultades para llegar a fin de mes... son muchas las causas que pueden desencadenar una enfermedad financiera. Y, claro, pagamos las consecuencias de estar enfermos.
Podemos definir la salud financiera como el bienestar que se alcanza mediante una buena gestión de la economía personal, familiar o empresarial. Gastar menos de lo que se gana, tener bajo control las deudas y los créditos y contar con ahorros e inversiones a largo plazo suelen ser sinónimo de una economía saneada. De no ser así, es muy posible que padezcas alguna de las siguientes enfermedades relacionadas con el dinero.
Una situación económica inestable puede hacernos sentir una angustia y presión que termina provocándonos insomnio, cambios en el comportamiento, inseguridad y enfermedades graves. Ciertamente, las personas más afectadas son aquellas con una predisposición a padecer este tipo de trastornos, pero también es probable que gente que no tiene esa tendencia desarrolle un cuadro de estrés importante ante la inquietud de no tener perspectivas claras que den señales de alivio.
Lo primero que se debería hacer en este caso es mantener la calma. Una mente despejada va a razonar mejor. Lo ideal es detallar un presupuesto, hacer una lista con todos los gastos y localizar la raíz del problema.
Las personas pueden ser muy irracionales a la hora de consumir. Las compañías lo saben y tienen estrategias muy claras para aprovecharse de la compra compulsiva u oniomanía. Muchas veces es inevitable, como cuando nos surge algún tema de salud, pero generalmente se gasta de más sin ser realmente necesario. Se compra por comprar, siendo incapaces de controlar los impulsos. Quienes sufren esta adicción pueden padecer ansiedad, falta de control o sentimiento de culpa. Por no hablar de que gastar más de lo que se tiene puede terminar generando deudas importantes.
Para evitar caer en esto es aconsejable evitar comprar en momentos de tristeza, hacerlo acompañado o hacer una lista solo con lo que se necesite y salir con un presupuesto concreto.
Este síndrome lo padecen personas que generan muy poco dinero pero que cuando lo reciben tienden a 'perderlo'. En su inconsciente perciben el dinero como algo peligroso -probablemente debido a experiencias pasadas en las cuales jugó un papel importante en separaciones, muertes, etc- o como algo tóxico, con el que se han hecho acciones reprochables.
La persona afectada aleja el dinero de su vida de manera inconsciente. Así que en caso de llegar a recibir un capital a través de una herencia, regalo, premio, la persona inconscientemente lo pierde o se lo saca de encima por medio de descuidos, préstamos a familiares o amigos que nunca se lo van a devolver, malas inversiones o contrayendo deudas. En estos casos, lo mejor para superar esta 'dolencia' es mirar hacia delante y no castigarse por lo hecho en el pasado.
En esta situación la persona experimenta un suelo y un techo financiero perpetuo. Es decir, nunca gana lo suficiente para hacer grandes cambios en su vida personal y tampoco gana poco, pero al final termina siempre endeudada. Llega a fin de mes, puede darse ciertos caprichos y le da para pagar las facturas, pero no le sobra para más. Procurarse una educación financiera, unos conocimientos y habilidades básicos, es fundamental para la toma adecuada de decisiones diarias y evitar situaciones de desequilibrio económico.