'Doom spending', o cuando tu hijo se gasta en lujos el dinero que no tiene
Esta tendencia de consumo cada vez más común entre millennials y Z se basa en la satisfacción inmediata a través de las compras impulsivas
Su comportamiento está motivado por la ansiedad y la desesperanza ante la incertidumbre económica
La regla de 1 por ciento: la técnica de ahorro que te ayuda a controlar tus gastos impulsivos
Si tu hijo tiene el hábito de gastarse grandes sumas de dinero en ropa de marca, en el móvil de última generación que acaba de salir o en escapadas de fin de semana por Europa a pesar de que su sueldo (si es que percibe) no da para tanto ni tiene un gran colchón de ahorro, debes saber que su comportamiento tiene nombre: 'doom spending' o 'gasto catastrófico'. Y no es el único. Se trata de una tendencia de consumo cada vez más común entre los millennials y miembros de la Generación Z, quienes ante la incertidumbre económica buscan satisfacción inmediata a través de compras impulsivas.
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Quienes padecen 'doom spending', abrumados por una visión pesimista del futuro, compran sin reflexionar con el fin de sentirse mejor momentáneamente. Su comportamiento está motivado por la ansiedad y la desesperanza ante las malas noticias que reciben a diario y las perspectivas a largo plazo, según explican en 'Psychology Today'. Se trata de una especie de huida hacia delante, en vez de optar por el ahorro, lo que preocupa a expertos financieros y sociólogos.
Círculo vicioso de consumo
Ylva Baeckström, profesora de finanzas en la King’s Business School, describe la situación en la CNBC como un círculo vicioso de consumo. Las nuevas generaciones canalizan su estrés hacia decisiones financieras perjudiciales, lo cual no solo es nocivo económicamente a largo plazo, sino que también refleja una visión fatalista de la vida. Por su parte, los boomers y los miembros de la Generación X, en general, muestran patrones de consumo más conservadores, priorizando el ahorro y la inversión a largo plazo.
Según los datos recopilados en encuestas a ciudadanos estadounidenses en 2023, el 27% de los encuestados admite haber gastado mucho dinero y y más de una cuarta parte reconoce que recurre al gasto como forma de aliviar el estrés. Pero este no es ni mucho menos un fenómeno exclusivo de EEUU, sino que refleja un tendencia global. Según una encuesta internacional de seguridad financiera realizada por CNBC y Survey Monkey, solo el 36% de los adultos considera que están mejor financieramente que sus padres. De hecho, el 43% cree que está peor.
Los efectos de la inestabilidad económica, la inflación y la precariedad laboral influyen en la percepción de estas generaciones sobre su futuro. Lo que ofrece el 'doom spending' en muchos casos es la ilusión de control en un mundo percibido como caótico e impredecible. Genera una falsa sensación de estabilidad, rellenando el vacío que deja la incertidumbre económica, pero a costa de socavar su propio bienestar financiero a largo plazo. Por no hablar del coste emocional, ya que el alivio temporal de las compras suele ir seguido de culpa y arrepentimiento, lo que agrava el estrés y la ansiedad.
Cómo combatir el 'doom spending'
Buena culpa del auge del 'doom spending' reside en la falta de educación financiera. Comprender la importancia del ahorro, la inversión y la planificación podría ayudar a fomentar hábitos de consumo más saludables. Los especialistas de neotherapy, sugieren las siguientes estrategias para combatir este fenómeno.
- Identificar los desencadenantes. Es importante reconocer los patrones que conducen al 'doom spending'. Lo ideal es llevar un control diario de gastos para notar cuándo y por qué se hacen esas compras impulsivas. Crea un presupuesto realista y cíñete a cumplirlo.
- Practicar el mindfulness. Antes de de hacer una compra hay que pararse un momento y preguntarse si se está ante una necesidad o un deseo. Lo ideal es tomarse un momento para respirar y evaluar las emociones. Participar en actividades que reduzcan el estrés sin gastar dinero, como hacer ejercicio, leer o meditar, también puede ayudar.
- Planificar las compras: Hacer una lista de compras y ceñirse a ella puede funcionar. Establecer un periodo de espera, por ejemplo, de 24 horas, antes de hacer compras no esenciales es un buen hábito que convendría adoptar. Optar por el uso de dinero en efectivo en lugar de métodos de pago digitales puede hacer que la transición se sienta más real y hacer que lo pensemos dos veces antes de gastar impulsivamente. También cancelar suscripciones de correos electrónicos o limitar el tiempo en redes sociales para evitar tentaciones innecesarias.
- Buscar apoyo: Si es tu hijo quien está sufriendo el 'doom spending' habla con él sobre sus hábitos de gasto. Es necesario que sea consciente de que tiene un problema y que tú estarás ahí para ayudarle a resolverlo. Unirse a grupos de apoyo o considerar la terapia pueden ser opciones muy a valorar.