Cualquiera la conoce a la perfección, aunque nunca en su vida haya hecho cola para comprar un décimo de lotería en su administración. Hablamos, por supuesto, de Doña Manolita. Todo el que vive o pasa por Madrid tiene la tentación de acercarse hasta el establecimiento y llevarse un número para el Sorteo de Navidad. Es tal su fama que vende uno 80 millones de décimos al año y desde meses antes al sorteo la cola para comprar uno da la vuelta a la manzana. Todo por hacerse con un número de la administración que más vende y más premios reparte en busca de suerte. Pero la administración de Doña Manolita tiene mucha historia. ¿Sabes quién es su actual dueño? ¿O que no siempre ha estado en el mismo local?
Para hablar de sus comienzos tenemos que remontarnos a 1904, cuando Manuela de Pablos, Doña Manolita, abrió con solo 25 años la Administración número 67 en la calle Ancha de San Bernardo de Madrid. Pronto tuvo una clientela fija entre los universitarios al situarse al lado de la entonces Universidad Central de Madrid, pero la suerte no terminaba de acompañar en el reparto de premios. En busca de mejores augurios, la lotera viajó en alguna ocasión hasta Zaragoza para que sus décimos fuesen bendecidos por la Virgen del Pilar, dando la casualidad de que uno de esos décimos terminó siendo premiado en el Sorteo de Navidad.
En 1931 Doña Manolita cambió de situación para irse al número 31 de la Gran Vía madrileña, donde vivió grandes dificultades durante la Guerra Civil, cuando su local sufrió daños por los bombardeos y perdió parte de su clientela. No obstante, supo salir adelante ganando fama y creando largas colas de gente en busca de la suerte de la lotera. Cuando falleció en 1951 sin descendencia, el establecimiento pasó a manos de su hermana Carmen, que administró la sucursal hasta que luego pasó a su nieto Alfredo Salgado, último miembro de la familia en regentarlo.
En los años 60, María Dolores Bermúdez de Castro compró la administración que llevó durante unos 40 años. "En los 60 alguien me dijo que el sobrino de Doña Manolita la vendía. Le puse un precio y se lo pagué. La llevé yo, sin mi marido", contó hace unos años a La Razón. Con el cambio de siglo y al volverse a casar pasaba mucho tiempo en el extranjero, así que se retiró y le dejó a su hijo mayor, fruto de su primer matrimonio, la administración de lotería.
Juan Luis de Castillejo y Bermúdez de Castro es el tercer conde de Cabrillas, título que creó el rey Alfonso XIII cuando era menor de edad. Desde hace años, tras dejársela su madre, es el discreto dueño de la mina de oro de las loterías, y pese a su estatus, poco se sabe sobre él. Entre las pinceladas públicas de su vida se conoce que reside en el barrio de Salamanca y que se casó en los años 90 con Isabel Muñoz y Ozores de Urcuola, con quien tiene una hija. De resto, poco se conoce sobre el misterioso dueño de Doña Manolita.
Aunque ahora la administración se encuentra en la céntrica calle del Carmen, entre Sol y Callao, lo cierto es que no fue hasta 2011 cuando se mudaron a su ubicación actual porque en el anterior local se iba a construir un hotel en el edificio.
Cada año la administración número 67 vende entre 70 y 80 millones de décimos gracias a su afortunada historia. Vende tal cantidad que es raro el año en el que no da el premio Gordo de la Navidad. Hace unos días se quedaba sin stock de números, aunque podían seguir pidiéndose de máquina. Sea cómo sea, la suerte está echada. ¿Volverán a celebrar el Gordo de la Navidad en Doña Manolita?