¿Cuándo se produce el cambio al horario de invierno?
Este cambio supone acoplarnos a la época del año con menos horas de luz solar, algo que puede tener incidencia sobre nuestra salud si no tomamos las debidas precauciones.
El cambio horario de otoño se hace el último domingo de octubre desde 1996 (antes era en septiembre).
En 2021 este cambio de horario se producirá la madrugada del domingo 31 de octubre.
El cambio de hora de octubre del 2021 se acerca. Este año se producirá el último día del mes, en la madrugada del domingo 31, cuando los relojes deberán atrasarse una hora para entrar en el horario de invierno.
Cuando las agujas del reloj marquen las tres de la madrugada, se tendrán que retrasar a las dos. La modificación horaria de otoño se aplica en todos los países de la Unión Europea (UE), a fin de ajustar la jornada laboral a las horas de luz natural. A partir del domingo 31 de octubre amanecerá y anochecerá más pronto, hasta que el próximo marzo se realice el cambio horario de la primavera del 2022.
Ahora bien, más allá de debates sobre si se produce con el cambio un ahorro de energía, este cambio horario puede tener alguna repercusión sobre nuestra salud que conviene tener en cuenta. Ahora bien, siempre teniendo en cuenta que se tratará de alteraciones a corto plazo por lo general leves, no tan drásticas como en el cambio al horario de verano, en el que se pierde una hora de sueño y se sufre una mayor exposición solar, con implicaciones en la secreción de determinadas hormonas.
En cambio, a medio plazo sí podemos notar cambios en nuestro ánimo o nuestra salud, debido a que la reducción de horas de sol del horario de invierno incrementa los niveles melatonina en sangre, una hormona que interviene en la regulación del sueño y posee efectos hipnóticos y relajantes. También porque reduce a su vez la de serotonina, con efectos euforizantes, de bienestar y de control del hambre.
¿Cómo nos afecta el cambio horario?
- Cansancio inicial. Es posible que aunque el primer día durmamos una hora más, el domingo por la noche nos sintamos cansados por estar todavía en horario de verano, en el cual a las diez de la noche el reloj nos marcará las nueve.
- Sedentarismo. La adaptación a unos horarios con menos horas de sol comporta un importante aumento en la secreción de melatonina, lo que nos hace estar más relajados y menos activos, con menos apetencia por el ejercicio físico. Dejarse llevar por esta inercia puede ser peligroso, ya que con el sedentarismo se aumenta el riesgo de sufrir sufrir problemas cardiovasculares. Más si se fuma o se consume alcohol.
- Mayor incidencia de catarros y gripe. Por la misma regla de tres, los mayores niveles de melatonina en sangre -puesto que empieza a segregarse antes, con la caída del sol- nos hacen tender a permanecer recluidos en casa con la familia o las compañeras y compañeros de piso. De este modo si uno de nosotros se resfría, es más posible que en un ambiente cerrado y seco -debido a la calefacción- lo transmita al resto.
- Aumento de peso. Derivado del sedentarismo y la mayor permanencia en espacios cerrados, generalmente inmóviles, puede inferirse que el aumento de grasa corporal y el sobrepeso está servido. La serotonina está relacionada con el bienestar y la satisfacción, así como con la sensación de saciedad al comer. Así, es posible que en horario invernal sintamos mayor sensación de hambre.
- Déficit de vitamina D. Una de las principales fuentes de vitamina D es la incidencia de la luz solar, concretamente de los rayos ultra violeta, sobre nuestra piel. Al disminuir la luz solar en horario de invierno estamos menos expuestos a los rayos y sintetizamos menos vitamina D, con lo que corremos el riesgo de padecer carencia, lo cual es especialmente preocupante en gente mayor así como en niños muy pequeños.
¿Cuándo será el último cambio de hora?
En febrero de 2018, a propuesta de Finlandia, la Eurocámara votó sobre la posibilidad de terminar con el cambio de hora. A pesar de recibir 384 votos en contra y tan solo 153 a favor, el Parlamento Europeo se comprometió a estudiar la viabilidad del cambio de hora y abrió una consulta pública, en la que más del 80% de los 4,6 millones de ciudadanos que participaron, se mostraron a favor de acabar con los cambios de hora.
Aunque la Comisión Europea aprobó la eliminación del cambio de horario, en marzo de este año la comisión de Transporte y Turismo del Parlamento Europeo apostó por retrasar hasta el año 2021 la eliminación del cambio de hora bianual propuesto por la Comisión Europea para abril de este año, de forma que las capitales tuvieran más tiempo para decidir si el país se queda con el horario de verano o el de invierno.
En España, el Ejecutivo creó una comisión de 14 'sabios' para determinar la conveniencia o no de eliminar el cambio de hora estacional y, en caso de decisión afirmativa, decidir qué horario era más adecuado, el de verano o el de invierno.
En marzo del año pasado, esta comisión presentó un informe en el que no llegó a ninguna «resolución concluyente», habida cuenta de la "gran cantidad de repercusiones de impacto" que tiene esta medida en campos como el económico o el cultural.
España geográficamente está ubicada en el uso GMT+1 coincidiendo con la mayor parte de Europa, excepto Reino Unido, Irlanda y Portugal, que se mantienen en el UTC/GMT+0. Esta adscripción de huso es la que marca desde 1940 la hora oficial española, adelantada en 60 minutos a la hora universal.
En la latitud de España las horas de sol son las mismas, aproximadamente diez en invierno y unas 14 en verano, pero no amanece o anochece a la misma hora en el este que en el oeste, pudiendo haber más de una hora de diferencia de un extremo al otro