Disfrutar de una buena hamburguesa con sus patatas fritas, con bien de kétchup, en Uppers ya sabemos que no es lo más recomendable, pero a casi todos nos encanta y forma parte de nuestro menú de vez en cuando. Lo que no podíamos prever es que la covid-19 también iba a revolucionar el sector de la producción de salsas y hasta generar una escasez global de kétchup. En Estados Unidos, tanto a los fabricantes como al sector de la restauración les está provocando verdaderos quebraderos de cabeza.
En verdad, esta salsa ni es moderna ni nació en el continente americano. Nada más lejos de la realidad. Entonces, ¿quién inventó el kétchup y en qué año? Todo empezó hace algunos siglos cuando en China se utilizaba para condimentar la carne y el pescado el ke-tsiap, una salsa picante en la que se mezclaban especias y vinagre.
Desde el país asiático, en el siglo XVIII, el comercio británico trajo a Europa el ke-tsiap y comenzó a variar su composición. En 1727 ya aparece en un libro de recetas bajo el nombre de cátchup para después adoptar su denominación actual. También hay constancia de que hacia 1830 se llegó a comercializar como una medicina.
Del mismo modo, la salsa desembarcó en Estados Unidos y en 1876 Henry J. Heinz se puso manos a la obra para adaptarla al gusto americano. Primero probó la mezcla con manzanas, melocotones y otras frutas hasta que introdujo el tomate pelado como uno de sus principales ingredientes. Ese año lanzó al mercado la nueva salsa de kétchup junto a su socio L. Clarence Noble, bajo la marca Heinz & Noble. En breve y para una mejor conservación los tomates frescos se sustituyeron por tomates en vinagre. El éxito fue tal que enseguida se convirtió en imprescindible en todos los hogares del país.
Tan imprescindible que la revolución global de la pandemia también ha afectado a este nicho de mercado del kétchup tan potente en Estados Unidos y que se irá extendiendo a todo el mundo. Actualmente es la salsa más consumida. En concreto, en el país norteamericano la covid-19 ha provocado una falta de abastecimiento en las tiendas y en los restaurantes, principalmente, de los sobres individuales de salsa. La causa está tanto en el ascenso de la demanda como en los cambios de la forma de consumo.
Por un lado, ante la necesidad de quedarse en casa, las familias han aumentado los pedidos a domicilio que se envían con la salsa en sobrecitos. Según Euromonitor, dedicada al análisis de mercados, en 2020, tan sólo el sector de la restauración estadounidense compró 300.000 toneladas de kétchup. En cuanto a las ventas minoristas, los hogares igualmente han incrementado su compra en los supermercados, ya que han adquirido un 19% más de esta salsa que en 2019.
Por otro lado, ha cambiado la forma de consumo. Con la reapertura de los restaurantes, las autoridades sanitarias desaconsejan que se sigan utilizando los envases que se colocaban directamente en cada mesa a libre disposición de los clientes. Suponen un riesgo de contacto. De esta forma, la petición de kétchup en sobrecitos para un uso individual ha ascendido aún más.
Incluso Kraft Heinz Co. ha reconocido el problema. Esta firma es la que abastece de kétchup casi al 70% de las tiendas de EEUU y vende directamente a las empresas de comida rápida más importantes como McDonald’s, KFC o Burger King. Como muchas, tampoco estaba preparada para asumir los cambios provocados por la pandemia con un incremento tan abrumador del consumo de la salsa en sobres.
Desde Kraft Heinz Co. ya se informó de que se tenía programado un aumento de la fabricación en un 25% de cara a abril pasado para producir a un ritmo de 12.000 millones de sobres al año. Es lógico que suba la demanda de salsas y condimentos de un solo uso por seguridad sanitaria.
Los fabricantes deben adaptarse al cambio de tendencia y los consumidores también podemos probar otro tipo de salsas.