Declaración de la Renta: ¿se paga más impuestos por tener dos pagadores?
Uno de los mitos más extendidos del mundo laboral es que se pagan más impuestos por tener dos o más pagadores
A pesar de que la Declaración de los contribuyentes que tienen más de un pagador suele salir a devolver, la realidad es que Hacienda no castiga a aquellos que tienen dos o más pagadores, sino que les aplica las retenciones que les corresponde
Para evitar estas situaciones, los contribuyentes con más de un pagador pueden pedirle a sus empresas que aumenten las retenciones que les aplican
Uno de los mitos más extendidos del mundo laboral es que se pagan más impuestos por tener dos pagadores. En concreto, se suele decir que la Agencia Tributaria obliga a los trabajadores que han percibido ingresos de dos o más pagadores a lo largo de un año fiscal a pagar una cuantía mayor del IRPF (Impuesto sobre la Renta de las Personas Físicas) en la Declaración de la Renta.
Sin embargo, y como ocurre con cualquier otro mito, la realidad es muy distinta. A pesar de que el resultado de la Declaración de muchos de los trabajadores que han percibido rentas de más de un pagador suele salir a devolver, tener varios pagadores en un mismo año fiscal no es sinónimo de pagar más impuestos, ni tampoco de tener que hacer la Declaración.
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¿Cuándo se tiene más de un pagador?
Las circunstancias por las que un trabajador puede tener más de un pagador en un mismo año fiscal son muy diversas. Generalmente, la Agencia Tributaria establece que cualquier cambio de CIF (Código de Identificación Fiscal) en la empresa u organismo del que recibimos un salario implica la existencia de un nuevo pagador, por lo que un contribuyente puede verse en esta situación por todo tipo de motivos.
Así, además de aquellos que hayan compaginado dos empleos o realizado colaboraciones con diversas empresas, también se entenderá que tienen más de un pagador aquellos trabajadores que hayan cambiado de trabajo en un mismo ejercicio fiscal, aquellos que hayan percibido un salario y una prestación pública, como puede ser el paro, e incluso aquellos que hayan visto afectados por un ERTE o hayan compaginado su salario laboral con el Ingreso Mínimo Vital.
Sin embargo, no todos estos trabajadores están obligados a presentar su Declaración de la Renta. Al contrario, y al igual que ocurre con los contribuyentes que han recibido ingresos de un solo pagador, existen unos mínimos de recaudación que, si no se cumplen, te eximen de la obligatoriedad de presentar este documento.
En el caso de los trabajadores que tienen varios pagadores, este límite es, por norma general, de 14.000 euros. No obstante, este margen puede ascender hasta los 22.000 euros si la cantidad total percibida por el segundo y los siguientes pagadores no supera los 1.500 euros. En este sentido, además, es importante destacar que los ingresos obtenidos por el Ingreso Mínimo Vital están libres de impuestos sobre la renta, por lo que, aunque sea necesario declararlos, no se verán afectados.
¿Por qué se suele pagar más en la Renta cuando se tiene más de un pagador?
A pesar de que tener dos o más pagadores no es sinónimo de pagar más impuestos, lo más habitual es que la Declaración de este tipo de trabajadores salga a pagar. Esta situación, sin embargo, no surge por el número de pagadores que se tengan, sino por las retenciones que se aplican a lo largo de todo el ejercicio fiscal.
Cuando se trabaja para más de una empresa, lo habitual es que cada compañía aplique las retenciones correspondientes al salario que nos pagan, sin tener en cuenta las ganancias que recibimos por otro lado. Esto supone que, a lo largo de todo el ejercicio fiscal, se aplican unas retenciones que la que realmente nos corresponde por el total de nuestros ingresos. Es decir: nos aplican unas retenciones que no encajan con el tramo del IRPF en el que realmente nos encontramos.
Como consecuencia, cuando la Agencia Tributaria coteja todas estas retenciones, el resultado de la Declaración sale a devolver, ya que el contribuyente debe asumir la diferencia entre las retenciones que se le han aplicado a lo largo de todo el ejercicio y las que le corresponden en realidad.
Por ejemplo, si un trabajador ha recibido 11.000 euros de una compañía y 8.000 de otra y en ambos casos le han aplicado una retención del 19%, que es la que le corresponde a las rentas inferiores a 12.450 euros, a la hora de hacer la Declaración de la Renta deberá asumir la diferencia, ya que en realidad las retenciones que deberían haberse aplicado serían del 24%, que es la que le corresponde por haber percibido, en su conjunto, unos ingresos mensuales de 19.000 euros.
Para evitar estas situaciones, lo recomendable es que los trabajadores revisen las retenciones que se les aplica y que soliciten a sus segundos pagadores que aumenten el porcentaje del IRPF que se les impone para ajustarlo a la realidad de nuestros ingresos.