Se avecina el que puede ser el verano más caro de la historia. Los precios de hoteles, restaurantes y viajes organizados han subido hasta el punto de dar vértigo. Muchos son los que han organizado unas vacaciones más económicas, teniendo claro que consumirán menos y que se desplazarán en su propio vehículo. El clásico 'carretera y manta' (o climatizador). Y aquí es donde el ahorro se puede ir al traste. La subida de los combustibles es otro de los récords que debemos superar. ¿Cómo? Hay estrategias realistas que nos pueden permitir ahorrar en gasolina. Veamos cuáles.
Aunque sea obvio, hacerle caso al cuadro de mandos de nuestro coche es la mejor pauta. Tenerlo a punto según las indicaciones del fabricante nos permitirá sacar el mejor partido a la conducción y evitar inoportunas reparaciones o, lo que es peor, quedarnos tirados en cualquier punto de la red viaria.
Nos cuesta encontrar el momento de que el coche 'pase por talleres' para su revisión anual. Sin embargo, es un gesto imprescindible. Cualquier medida de ahorro salta por los aires, dando lugar, incluso, a un incremento del consumo si hay algún fallo eléctrico o de motor. Es importante revisar tanto el motor, como verificar los líquidos de frenos y los filtros. Según los expertos, no hacer este mantenimiento puede suponer el incremento de hasta un 20% más de combustible.
Respetar los límites de velocidad está fuera de toda duda. Pero, además, mantener una velocidad de conducción constante permite gastar el combustible justo. Acelerar el motor provoca un mayor consumo de gasolina. Además, siempre que haya que frenar es preferible usar el freno motor. Y recuerda lo que nos enseñaron en la autoescuela: mejor que frenazos bruscos, para aminorar la velocidad, cambia hacia las marchas inferiores. Por otra parte, algo tan sencillo como levantar el pie del acelerador es un gesto muy útil. Cada vez que pisamos el acelerador, el motor recibe una dosis extra de combustible.
Son los eternos olvidados. Los neumáticos deben revisarse regularmente para garantizar que están en la presión correcta, la adecuada a cada modelo de coche. Si tienen la presión baja corren el riesgo de explotar, pero también de tener mayor consumo. Si eres de los que tienes neumáticos de invierno, ten en cuenta que cuando hay más de 10 grados, este tipo de ruedas presentan más resistencia a la calzada.
No parece que le demos mucha importancia, pero llevar mucho peso también influye en el consumo de nuestro vehículo. Si vas de viaje, es el momento de revisar el maletero y desprenderse de esas cosas inútiles que llevamos transportando desde hace años.
Y si eres de los que tienes instalada una baca para, por ejemplo, las bicis, plantéate desmontarla. Reduce la aerodinámica del coche, lo que se traduce en un mayor gasto de energía.