Tomar control de las finanzas personales suele generar bastante pereza; sin embargo, es algo absolutamente básico no solo para llegar a fin de mes, sino para gestionar más eficazmente nuestro patrimonio. El control de las finanzas personales no implica pasar apuros económicos o disfrutar menos de la vida, sino tomar conciencia de los gastos superfluos, los que restan e incluso nos impiden gastar en lo que realmente nos interesa.
"El primer paso es entender nuestra situación actual a nivel patrimonial (activos y deudas), así como los ingresos y gastos mensuales, y la cuota de ahorro mensual de la que disponemos. Según el INE para 2019, fue del 7,4% de la renta disponible", explica Antonio Alcocer Fernández-Pinilla, profesor del área de Empresa en la Universidad Europea, CEO de Alcocer&Co y doctor en Finanzas,
"Una vez entendido este contexto, debemos definir los objetivos vitales o metas que tenemos en la actualidad para el futuro. Estos objetivos vitales, que serán dinámicos, revisables anualmente en el tiempo y de diversa índole, pueden ser comprar un coche el año que viene por 25.000 euros, ahorrar un capital de 50.000 euros para la entrada de una casa en cinco años, o ahorrar un capital de 100.000 euros que complemente nuestra jubilación a los 67 años. Es fundamental que estos objetivos vitales estén colocados en un horizonte temporal a corto, de entre uno y dos años, medio (entre tres y ocho años) y largo plazo (más de ocho años). Estos dos primeros pasos son claves porque permiten definir la base fundamental de todo plan financiero", asegura este experto.
Ahora mismo, después de leer estas líneas te estás preguntando si con un sueldo medio puedes plantearte ahorrar. "La respuesta es sí. Para mí no es tanto el nivel de ingresos que se tiene, sino el nivel de la cuota de ahorro. Así una persona que gana 4.000 euros netos al mes, pero tiene gastos por 3.800 euros, ahorrará igual que una persona que gana 1.600 euros y tiene gastos por 1.400", asegura Alcocer. Es indudable que el nivel de ingresos y patrimonio de una persona o familia impacta significativamente en la decisión de ahorrar y el patrimonio que se puede consolidar. Sin embargo, sí creo firmemente que personas incluso con rentas más bajas, deberían ser capaces de poder ahorrar al menos 50-100 euros al mes para planificar objetivos a largo plazo”, explica este economista.
¿Por dónde empezar? Por el principio: organizando el plan de ahorro. Lo más eficaz es abrir una hoja de Excel donde poder anotar ingresos y apuntar tus gastos. Si no dispones de Excel, crea un espacio en tu ordenador o en una libreta donde ir apuntando tus movimientos bancarios.
Luego, entra en la app de tu banco para comprobar estos movimientos. Es importante que apuntes los gastos recurrentes, los fijos y los variables. Por otro lado, hay que anotar los ingresos, que, normalmente, suelen ser una nómina y quizá algún ingreso extra por alquileres de inmuebles o colaboraciones profesionales, entre otros. La diferencia entre ingresos y gastos será tu dinero disponible.
Es útil que hagas una proyección anual especialmente de los gastos variables. Comprobarás así el impacto real que tienen algunas decisiones financieras en tu economía anual. Frente a los gastos fijos (hipotecas o alquileres, comunidad, fracciones o mensualidades de impuestos), comprobarás que hay gastos pequeños de gran importancia. Nos referimos a, por ejemplo, las suscripciones a las plataformas de contenidos, gastos de gimnasio (a los que quizá no vamos) y, en general cuotas de cantidades pequeñas que mensualmente parecen poco importantes, pero en realidad son las más peligrosas: los gastos de cinco a 50 euros son los que realizamos con mayor frecuencia y los que se perfilan como los auténticos 'terminators' de tus finanzas. Como media, pueden suponer el 10% de tus ingresos. Esto se ve claramente cuando se hace la proyección anual. La conclusión es que empezarás a descartar cosas que no tienen por qué estar en tus finanzas.
Sin dejar de lado apps, cuadros de excel y tu propia memoria, hay un instrumento extremadamente útil para estar al cabo de tus movimientos financieros. El cuaderno Kakebo sirve para anotar los gastos semanales de cualquier índole. La ventaja es que está organizado por categorías: cultura, ocio, extras… Lo ideal es completarlo día a día, pero si no tienes mucho tiempo, otra opción es revisarlo una vez a la semana y apuntar los gastos según los movimientos bancarios y tu propia experiencia.
Según explica el propio cuaderno, es conveniente que a principios de mes apuntemos los ingresos, los gastos fijos y lo que queda disponible para gastar lo que queda a lo largo del mes. Según los expertos, a principios de mes es el momento de ahorrar lo que queramos, ingresándolo, preferiblemente, en otra cuenta. Según los expertos, cuando escribimos, en este caso, un gasto, la implicación es mucho mayor. Nos ayuda a tomar conciencia de la relevancia y la oportunidad de ese gasto.
Llevar una gestión ordenada y eficiente de los gastos no tiene por qué afectar de manera negativa a tu estilo de vida. Existe una fórmula matemática con la que conseguirás que cuadren los números: la regla del 50/30/20.
El 50% del dinero de tu sueldo lo tienes que dedicar a gastos básicos. Estos se van en la hipoteca, las facturas, la comunidad, la cesta de la compra del mes, etc. Son gastos que tienes que llevar a cabo sí o sí. Por eso abarcan el 50% de tu sueldo, para prevenir. Si te sobra dinero, mucho mejor. No lo gastes en cosas innecesarias y súmalo al siguiente porcentaje.
Un 20% del dinero que ganas tiene que ir dedicado al ahorro. Este dinero va a suponer un colchón que te va a salvar contra posibles deudas futuras, reformas en tu casa o cambios en tu familia. Y, además, quizá eres joven y no pienses aún en ello, pero cuando seas mayor vas a agradecer el haber ahorrado un buen dinero a partir de este método.
El último 30% va destinado a gastos personales. Es decir, todo aquello que puedas hacer durante el mes. Quizá compres algo de ropa, otro mes puedes gastarlo en más actividades de ocio, en viajar o puede que se te junten unos cuantos cumpleaños. Ahí es donde tienes que gastar este 30%. Y recordamos: si te sobra, súmalo al 20% de ahorro.
Como no podía ser menos, el mundo app también ofrece varias alternativas de control financiero. "A mí particularmente me gusta Fintonic, por su facilidad de uso y sencillez, lo completa que es (no solo permite registrar y controlar gastos), su sistema de alertas, centralización y categorización de toda tu información en un único lugar", explica Antonio Alcocer. Esta app tiene, además, funcionalidades de gran valor. "Te proporciona tu perfil crediticio, que es el que usan los bancos para concederte financiación, así como ofertas de productos financieros y otros (seguros, compañías de luz, etc) en un market place que integra a 55 compañías, además de ofertar préstamos bancarios. Incluso puedes financiar a cuatro meses, compras de 200 euros a 1.000 euros en Amazon al 0% de interés", asegura este experto.
Existen otras apps similares a Fintonic, tales como Mint, Spendee, seleccionada varias veces como mejor app de Google Play, Toshl Finance y Wallet, que también integran información de diversas cuentas bancarias en un único lugar, lo que permite establecer objetivos económicos y presupuestos o el control detallado de los gastos.
Un método muy extendido es el que se conoce como el reto de las 52 semanas. Es una técnica muy popular en Estados Unidos. Consiste en ahorrar durante las 52 semanas que tiene el año. Pero la cantidad de dinero varía en función de la semana. Según este método se debe ahorrar el número de euros que corresponden con la semana en la que nos encontramos. Es decir, la primera semana ahorraremos un euro, la segunda dos euros, la semana décima, 10 euros, y así progresivamente gasta llegar a la semana 52. El dinero máximo de ahorro a la semana no superará los 52 euros. Si lo conseguimos, al final del año habremos conseguido una cifra total de 1.378 euros. Para empezar, no está mal, ¿no?