La factura universitaria: el coste añadido si tus hijos estudian en otra ciudad
Según la ciudad en la que recalen tus hijos y el tipo de alojamiento que elijáis –piso compartido o residencia–, el gasto puede oscilar entre 500 y casi 2000 euros al mes
Las experiencias de Roberto, Carla, María, Fran y Marián nos sitúan en los diferentes escenarios de gasto
En pleno proceso de matriculación en la Universidad, nos proponemos hacer una radiografía completa de cuánto puede costar a cada familia que un hijo estudie en la Universidad. Una de las claves más importantes, más allá de la propia matrícula o de si eliges Universidad pública o Universidad privada, es si los estudios se realizarán en la ciudad propia o en otra comunidad autónoma. Los desplazamientos y la estancia en otra ciudad puede suponer un sobre coste enorme.
"Encontrar habitación en Madrid es complicado y carísimo", afirma Laura Rodríguez desde Murcia. Su hijo Roberto empezó a estudiar Cine este curso y comparte un piso alquilado con otros tres chicos en el Paseo de la Florida, cerca del campus de la Complutense. La habitación le sale a 433 euros al mes. Un precio muy bueno para Madrid. Según los administradores de la web Beroomers.com, uno de los principales portales de búsqueda de alojamiento para estudiantes, "en Madrid y Barcelona no hay nada por menos de 450 dentro del mínimo estándar". El "mínimo estándar" para ese precio es una habitación con cama de 90, armario, escritorio y ventana, normalmente a patio interior.
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A más metros, o más luz natural, mejores vistas, armario más grande, cama más grande, o balcón, más cara. Cuanto más cerca de la Universidad o del centro, más cara. Si el piso compartido está reformado recientemente, aún más caro. Según Beroomers, una buena habitación con todos estos 'extras' en Madrid, puede estar entre los 700 y los 1.000 euros.
Pero también se puede compartir piso en barrios alejados de la Universidad y del centro; en ese caso se pueden encontrar habitaciones por 400 euros.
La búsqueda previa se hace por internet, a través de páginas como Beroomers, Uniplaces, Badi, Dondememeto, u otras muchas. Encontrar alojamiento es uno de los motivos de mayor inquietud familiar cuando un hijo va a comenzar a estudiar.
De Murcia a Madrid
Roberto y sus padres seleccionaron varias habitaciones y se fueron un fin de semana de septiembre a visitarlas todas. Tuvieron suerte: Roberto congenió con un estudiante de Medicina que buscaba ocupar una habitación que se había quedado vacía en su piso. "Los dos eran tranquilos y querían centrarse en estudiar", cuenta Laura. Volvieron a Murcia con la tranquilidad de haber superado el primer escollo. "Si no, nos habría tocado ir otro fin de semana a hacer una segunda batida".
La familia también analizó la opción de la residencia estudiantil, pero no encontraron nada por menos de 850 euros y en habitación compartida. "Es verdad que ahí tenía desayuno, comida y cena, pero no compensaba porque él iba a estar todo el día fuera de casa".
La gestión de la manutención influye en la búsqueda de alojamiento. Si el estudiante tiene clases, seminarios o prácticas repartidos en mañana y tarde, sólo le compensará ir a comer a casa o a la residencia si está muy cerca de la facultad.
Para comer, la opción del táper con comida hecha en casa cada vez es más frecuente. Los menús de las cafeterías universitarias madrileñas rondan los 5,5 o 6 euros. Laura estuvo mirando la opción de encargar un menú semanal de entrega a domicilio, a unos 48-50 euros la semana entera. Pero, al final, Roberto tuvo la suerte de que su abuela, que vive en Madrid, le prepara táperes de comida para toda la semana. Para apañarse él solo las cenas y los desayunos tiene un presupuesto mensual de 200 euros, que le ingresa su madre.
A eso, le suma los 20 euros de la tarjeta de transporte mensual. Y entorno a 35 euros al mes en suministros de agua, luz, gas y wifi. Eso, en un piso compartido por 4 estudiantes. En invierno, la calefacción eleva el gasto hasta los 50 euros al mes.
Luego, hay que tener en cuenta gastos extras puntuales como seminarios y cursos. Y, por último, las visitas al hogar. Roberto regresa a Murcia en los periodos vacacionales y los puentes, y el tren le sale a 70 euros ida y vuelta. Algunos compañeros tiran de Blablacar para ahorrar costes: a Murcia le saldría entre 20 y 25 euros por trayecto.
Hagamos la suma: cada mes Roberto gasta un mínimo de 677 euros sin contar los viajes puntuales a casa y algún que otro seminario. Y se ahorra las comidas.
Del interior de Cataluña a Barcelona
En la historia de Carla, que estudia en la Universidad Autónoma de Barcelona, también hay una abuela que ha facilitado las cosas: el piso donde vive con otras tres chicas es de la abuela de su compañera. Este 'enchufe', y que el piso está en Barberá del Vallés, fuera de Barcelona, pero muy cerca del campus de Bellaterra, le permite pagar 150 euros al mes, que está muy por debajo de las habitaciones en piso compartido en la ciudad de Barcelona: entre 300 y 500 euros, según Beroomers, que advierte de que allí los pisos para estudiantes suelen ser muy viejos.
En el de Carla, por ejemplo, la calefacción es por radiadores eléctricos y estufas de bombonas de butano. En suministros mensuales se le van 50 euros, pero en invierno "algo más".
Carla estudia en la Facultad de Ciencias de la Educación y este año ya está haciendo el máster. En los cuatro primeros años del grado sus padres le pagaban la habitación y los gastos de suministros, pero ella se pagaba la comida y otros gastos personales con lo que sacaba de dar clases particulares. Así que sus padres tenían que hacer un esfuerzo de 200 euros mensuales.
Ahora, en su quinto año ya es independiente económicamente por sus prácticas remuneradas en el CRECIM (centro de investigación de la Facultad) y las clases de Robótica que también da por su cuenta. Come en casa, "o de táperes", y vuelve a casa en tren o en coche compartido con otros amigos de su pueblo.
Entre Santiago y Vigo
María Fernández estudia un doctorado de Genética en Acuicultura en el equipo de investigación de Recursos Xenéticos Mariños (ReXenMar) de la Universidad de Vigo. El grado en Biología lo estudió en Santiago y cuenta que allí la habitación en pisos compartidos, "la mayoría, antiguos", cuesta 200 euros. Ella gastaba unos 500 euros al mes: a la habitación le sumaba unos 200 euros mensuales de supermercado y unos 10-15 euros de tren al hogar familiar, en Vigo, los fines de semana.
Entre 200 y 250 euros por habitación compartida en un piso es lo que podemos encontrarnos, según Beroomers, en ciudades estudiantiles como Salamanca y Granada. En Sevilla y Valencia, que son capitales, el precio es superior: unos 300 euros.
El gasto en residencia se dispara
De Granada a Madrid
Fran Espejo se fue de Marbella a la Complutense de Madrid a estudiar Bioquímica. Tuvo beca del Ministerio hasta 2º, y terminar la carrera le costó unos 3.000 euros. Luego comenzó el doctorado. Los dos primeros años vivió en una residencia en habitación compartida con pensión completa, limpieza de habitación dos veces a la semana y colada básica incluida (ropa interior y camisetas). Pagaba unos 900 euros al mes. También estuvo en habitación individual sobrepasando los mil euros al mes. Pese a pagar pensión completa, no le daba tiempo a ir a comer a mediodía y "tiraba de bonos de la cafetería de la facultdad, a unos 100 euros al mes". A ello le sumaba entre 50 y 100 euros de gastos personales. Durante dos años, los padres de Fran gastaron entre 1.100 y 1.300 euros al mes en su manutención.
En 3º empezó a reducir los gastos: pasó a compartir piso por 400 euros la habitación y comía de táperes preparados en casa. De suministros se le iban casi 100 euros al mes, más otros 100-150 de supermercado y otros 50-100 euros de gastos personales. La factura bajó a unos 600 euros mensuales. A eso había que sumar los viajes a ver a la familia en las vacaciones y los puentes: la opción más barata, el autobús, por unos 40 euros ida y vuelta.
De Madrid a Oviedo
Marián Díaz, de Madrid, estudió la preparación del MIR en Oviedo, donde recala gran parte de los aspirantes a médicos de España. La residencia para chicas en la que estuvo, gestionada por religiosas y cercana a la academia, cuesta 875 euros al mes con habitación individual amplia y pensión completa. Sus padres gastaban entre 200 y 250 euros en ir a visitarla cada mes, entre gasolina, hostal y comidas.
Todo incluido
La residencia o el colegio mayor es la opción más cara si tu hijo tiene que estudiar fuera de casa, pero que sea un paquete de gasto cerrado y que te lo den casi todo hecho convence a las familias más protectoras que puedan permitirse el gasto.
En los colegios mayores, lo máximo de lo que tendrán que ocuparse los jóvenes estudiantes, en algunos casos, es de hacer la colada semanal en la lavandería de la residencia. También hay residencias con cocina propia, tipo apartamento compartido, o con cocina compartida.
Gran parte de las universidades repartidas por todo el territorio suelen contar con residencias estudiantiles en sus campus, que son un poco más económicas que las residencias privadas. Pero, por ejemplo, en Madrid capital casi toda la oferta es privada. Sólo en torno a la Universidad Complutense hay 26 residencias. Las más caras –también las más modernas– tienen la habitación individual con baño, pensión completa y limpieza diaria a más de 1.500 euros. También encontramos algunas más económicas, a 1.200 euros.
Si nos vamos a habitaciones compartidas o a habitaciones sin baño, podemos rebajar el coste hasta los 800-900 euros. Sin comidas, podemos encontrar habitaciones compartidas por 650-700 euros. Según informan en Beroomers, en Barcelona los precios de habitación compartida y sin comidas son un poco más baratos: 550-600 euros.
Fuera de Madrid capital, en las residencias de la Universidad Carlos III de Getafe hay individuales a 900 euros con pensión completa y a 600 sin comidas. También hay apartamentos individuales con pensión completa por 980 euros.
Para sus alumnos, la Universidad de Valencia tiene la individual con pensión completa a 811 euros y la doble compartida a 667.
Y un último ejemplo: Sevilla. En la capital andaluza las residencias ofrecen habitaciones compartidas sin comida desde unos 400 euros y hasta de 900 euros las individuales.