Terminas de comer, recoges los platos, los aclaras y al lavavajillas. Es la rutina de miles de españoles cada día. Estas máquinas empezaron a entrar en nuestras cocinas hace algo más de 50 años y ahora, según los datos del INE, están en más del 56% de los hogares españoles. Su uso parece sencillo, sin embargo hay un fallo que cometen casi todos los usuarios.
Sorpresa. Meter el plato bajo el grifo antes de ponerlo en el lavavajillas es una costumbre que sigue el 94% de los españoles. En la mayoría de los casos se piensa que el agua ablandará la suciedad y favorecerá una correcta limpieza, pero la OCU lo desmiente.
"Para poder limpiar los detergentes necesitan suciedad y si los platos ya están casi limpios, las enzimas del jabón rendirán menos, sin contar con que ese prelavado supone un gasto de agua innecesario", afirma el organismo.
Antes de aclararlos, es más conveniente eliminar los restos sólidos de comida con servilletas de papel usadas. Esta recomendación también la dan desde fabricantes como Bosh, que afirman que "es cierto que no se deben introducir restos de comida dentro del lavavajillas, pero eso no significa que antes de meter la vajilla tengas que invertir tiempo y agua en limpiarla bajo el grifo”.
Una vivienda consume de media unos 89 litros de agua diarios. Sin embargo, una que emplea el lavavajillas y no aclara el menaje antes gasta 54,2. Es decir que el uso se reduce en razón de 30 litros y medio al día, según afirma un estudio realizado por el Canal de Isabel II.
¿Pero cuánto supone este ahorro en euros? Pues bien, el mismo informe asegura que en el supuesto de poner el lavavajillas cinco días a la semana, a lo largo de un año se podrán ahorrar unos 43 euros en la factura.
El lavavajillas solo se debe poner en funcionamiento una vez que está lleno. "Es el principio básico de eficiencia de un lavavajillas, ponerlo en marcha cuando esté completamente cargado y siempre con la cantidad justa de detergente", explican desde la OCU. La dosis adecuada de producto ayuda a aprovechar al máximo su potencial y evitar que en el menaje queden restos no disueltos que lo dejen pegajoso o empañado.
Además, no se debe olvidar que para asegurar una correcta limpieza, el orden de la vajilla importa. Lo más sucio se debe colocar en cesto inferior, siempre y cuando el menaje no sea de plástico, en ese caso se dispondrán arriba para evitar que el calor los deforme. Y no se debe olvidar que en el cesto de la cubertería los mangos siempre tienen que ir hacia abajo.