¿Cuál es la diferencia entre tu base de cotización y tu base reguladora y cómo afecta a tu pensión?
A la hora de determinar la cuantía de las pensiones contributivas, hay dos factores que juegan un papel fundamental: la base reguladora y la base de cotización
La base de cotización se calcula en función de la remuneración bruta que recibe mensualmente un trabajador y sobre ella se aplican las cotizaciones que deben hacerse mes a mes a la Seguridad Social
La base reguladora, en cambio, es la cifra en la que la Seguridad Social se basa para determinar la cuantía de las prestaciones contributivas, y depende de las bases de cotización del contribuyente
Las pensiones contributivas son aquellas que están supeditadas a una relación jurídica previa con la Seguridad Social y a un mínimo de cotización de quince años. Estas prestaciones, que por norma general son de duración indefinida, se engloban en tres categorías distintas: de jubilación, de incapacidad y de muerte, y actualmente en nuestro país hay más de 8 millones de personas que se benefician de ellas.
A la hora de determinar la cuantía de estas prestaciones, hay dos factores que juegan un papel fundamental: la base reguladora y la base de cotización. Sin embargo, y a pesar de su papel protagónico en el cálculo de las prestaciones contributivas, estos conceptos suelen ser objeto de confusión para muchos contribuyentes.
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Para resolver todas las dudas, la Seguridad Social ha recordado en su página web en qué consisten ambos conceptos y ha explicado por qué son tan importantes para el cálculo de las pensiones contributivas.
¿Cuáles son las diferencias entre la base de cotización y la base reguladora?
La base de cotización es un concepto que no solo afecta a la cuantía de las pensiones contributivas, sino que tiene un importante valor durante la vida laboral de los trabajadores, ya que sobre ella se aplican las cotizaciones que deben hacerse mes a mes a la Seguridad Social.
Tal y como señala el propio organismo, la base de cotización se calcula en función de la remuneración bruta que recibe mensualmente un trabajador. Esto incluye no solo el salario como tal, sino también las paga extra que se hayan prorrateado y otros conceptos como las horas extra o las vacaciones no disfrutadas, aunque excluye las dietas y otros conceptos como los gastos derivados del transporte.
Anualmente, la Seguridad Social fija unos topes máximos y mínimos para las bases de cotización de cada categoría profesional, que todas las empresas y empleados por cuenta propia deben respetar.
La base reguladora, por su parte, es la cifra en la que la Seguridad Social se basa para determinar la cuantía de las prestaciones contributivas.
Esta base depende de las bases de cotización del contribuyente, aunque la fórmula que se utiliza para obtenerla depende del tipo de prestación que vayamos a recibir.
En el caso de la pensión de jubilación ordinaria, por ejemplo, la base reguladora se calcula dividiendo el importe total de las bases de cotización de los últimos 300 meses (es decir, los 25 años previos a la solicitud de la pensión) por 350.
En cambio, en el caso de la pensión de incapacidad, la base reguladora se calcula dividiendo la cuantía de la base de cotización del trabajador en el mes anterior al de la fecha causante de la incapacidad por el número de días a los que se refiere dicha cotización (30, en el caso de los trabajadores con salario mensual, o 28, 29, 30 o 31 en el caso de los trabajadores con salario diario).
A la hora de calcular la pensión de jubilación, además de tener en cuenta las cotizaciones de los últimos 25 años, se habrá de aplicar un porcentaje a la base reguladora en función del número de años cotizados. De este modo, la cuantía de la pensión podrá verse incrementada, si se aplica un porcentaje adicional por la prolongación de la vida laboral, o disminuida, si se aplica un porcentaje de reducción por haberse jubilado anticipadamente.