En términos económicos el ahorro se define como el excedente de los ingresos sobre los gastos de consumo. Ahorramos lo que nos sobra. ¿No te sientes identificado? No es extraño: los expertos aconsejan que guardemos el 20% de nuestros ingresos para imprevistos o gastos futuros; sin embargo, el Instituto Nacional de Estadística muestra que en el primer trimestre de 2019 la tasa de ahorro de los hogares españoles era del 5,4%, 0,6 puntos más que en el mismo periodo del año anterior, pero 14,6 menos que lo ideal para una buena salud financiera.
¿Crees que no es posible ahorrar? ¿Te parece que llegas tarde? Vamos a contarte cómo sería el ahorro ideal y de qué manera puedes optimizar tus pocos o muchos ahorros de la mano de Roberto Escolar, asesor financiero europeo de EFPA España. Pero antes de eso, aclaremos unos cuantos conceptos importantes.
Definir para qué queremos ahorrar es la pregunta fundamental. La respuesta determinará la cantidad que queremos obtener, el tiempo que necesitamos y nuestro perfil ahorrador. “Lo primero que tenemos que tener claro es la finalidad de nuestro dinero: ¿para darnos un capricho, para comprarnos una casa, para la jubilación…? Lo normal es que en las primeras etapas queramos gastarlo en algo concreto que vamos a comprar en un horizonte cercano, y que conforme cumplamos años, el ahorro se vea como un complemento para el futuro”, explica Roberto Escolar.
Otra gran pregunta. La vieja escuela decía que lo mejor era empezar ahorrar cuanto antes, aunque fueran cantidades pequeñas, para que los intereses hicieran su trabajo. Ahora, con el rendimiento de las cuentas de ahorro casi a cero, el criterio ha cambiado. “Si empezamos a ahorrar pronto, por ejemplo, a través de un fondo de inversión activo, y nos marcamos un plazo amplio, nos garantizamos que la rentabilidad tenga una buena media. Podemos permitirnos el lujo de ser más agresivos en operaciones de mayor riesgo, asumiendo que habrá años de pérdidas y otros de ganancias. Pero, al final, el resultado será aceptable”, afirma Escolar.
Según este experto, ningún producto asegura una rentabilidad. “No hay vehículos de ahorro garantizado. Lo que está de moda es la gama de gestión activa, equipos de gestores encargados de mover el dinero, pensando siempre en el largo plazo, mejor de tres años en adelante y mejor en fondos de inversión. Si el objetivo de ahorro es cercano, que nuestro dinero trabaje al menos un año”.
Parece un asunto sin importancia. Todo lo contrario. “Tener una cuenta de ahorro separada de la habitual es fundamental para saber cuál es el ahorro efectivo. Si no, es imposible llevar una buena contabilidad”. Las entidades bancarias también están interesadas en fomentar el ahorro, a través de cuentas específicas, para diversificar sus activos. “No hace falta ser muy rico para tener tu dinero en un fondo de inversión. Algunos bancos ofrecen estos fondos con una apertura de solo 30 euros y aportaciones periódicas similares. Así ves es cómo tu ahorro crece y se convierte en un incentivo”, asegura este experto financiero.
Burlar la inflación es el requisito imprescindible de cualquier plan de ahorro, sobre todo a largo plazo. Tengamos claro que nuestro dinero valdrá menos, según marque el IPC. Por ejemplo, si en 2019 en España hubiera una inflación del 2% anual, en 15 años nuestro dinero valdría un 30% menos. 100.000 euros pasarían a tener un valor de 70.000. En un plan de ahorro ideal, hay que contar con esta variable.
Impartir cultura financiera es una de las asignaturas pendientes de nuestro sistema educativo. Sin embargo, la infancia es el momento para empezar a adoptar hábitos de ahorro que marcarán la diferencia. Las entidades bancarias también comienzan a fijarse en este mercado y ofrecen cuentas específicas con ventajas atractivas para el público infantil, como entradas a espectáculos, juguetes, material escolar… Para abrir una de estas cuentas el menor titular tiene que estar acompañado por uno de sus tutores. Una cuenta de ahorro de estas características es estupenda para destinar el dinero recaudado en cumpleaños, Navidad, comuniones o fin de curso. Además, tengas nietos o hijos a los que educar, los expertos aconsejan establecer estas dinámicas con los niños:
En esta etapa empieza a crearse un patrimonio, tanto de activos (aumenta su valor de mercado y genera ganancias) como de pasivos (se deprecia y genera gastos). El horizonte del ahorro es a corto plazo sin contar con excesivas reservas para imprevistos. Por lo general, el primer bien que se adquiere es un vehículo. “Tu objetivo es la independencia financiera. La ventaja es que no hay una responsabilidad económica. Es posible empezar a ahorrar un 10% a través, por ejemplo, de una cuenta digital. Facilita el proceso porque convierte el ahorro en un hábito y son fáciles de consultar”.
Si todo va bien y la crisis no ha llamado a tu puerta, es la etapa del crecimiento profesional. Se incrementan tanto los ingresos como los gastos. Las inversiones están enfocadas hacia el aumento del patrimonio familiar. Los gastos se generan dentro de la propia familia provocados por la adquisición de bienes esenciales, como por ejemplo la casa. En estos años es cuando se planifican las decisiones económicas más importantes: se suscriben hipotecas y seguros. “Con un sueldo más elevado, quizás se puede ahorrar, pero hay más obligaciones. Hay un gasto superior. Deberíamos pasar de un 15 un 20%, pero es difícil”. En esta etapa los bancos incentivan la creación de un plan de pensiones, pero en opinión del experto lo más interesante sería diversificar con un fondo de inversión. “Detrás del plan de pensiones también hay un fondo de inversión. La diferencia es que en el plan de pensiones tu dinero está inmovilizado y su rentabilidad, incluidas las exenciones fiscales, depende de la legislación del momento”, resume Escolar.
Comenzamos a pensar en el ahorro de cara a la jubilación. Los productos financieros que adquirimos son más complejos que en las etapas anteriores. Por su parte, los bienes que se adquieren se destinan al aumento del patrimonio de activos. Es el momento de comprar segundas residencias que podremos alquilar o incluso vender pasados unos años. “Quedan unos 20 años para la jubilación. Deberíamos poder ahorrar en torno al 25% de nuestros ingresos. Ya no sólo se plantea solo el ahorro, sino la contratación de un seguro de vida, que también es un sistema de ahorro”.
Los ingresos se estabilizan y los gastos familiares descienden. Empiezan a consumirse productos más caprichosos. El patrimonio familiar tiende a aumentar. Es la etapa donde nos preparamos para el retiro profesional. “Aquí lo ideal sería el 30%, siempre hablando de una situación modélica porque en estas edades hay familias que todavía tienen hijos muy jóvenes, les quedan aún años de hipoteca… En cualquier caso, siempre es mejor ahorrar algo, por pequeño que sea, dependiendo de las posibilidades de cada uno”.
En torno a los 65 años concluimos nuestra vida profesional y, por tanto, disminuyen los ingresos. El consumo dependerá del ahorro de las etapas pasadas. Las inversiones pasan a ser más conservadores, intentando que la liquidez esté garantizada. El desarrollo de esta etapa dependerá mucho de la planificación financiera llevada a cabo en el pasado. Si hemos administrado bien nuestro patrimonio, es posible que lo hayamos incrementado. “Es la época de recoger lo que has sembrado”, concluye el experto financiero.
dummiesSi has pasado de largo por alguna de estas etapas y no tienes gran cosa ahorrada, te ofrecemos un método con el que poner remedio en cualquier etapa vital: el reto de las 52 semanas. Es una técnica muy popular en Estados Unidos. Consiste en ahorrar durante las 52 semanas que tiene el año. La cantidad de ahorro corresponde exactamente con la semana en la que nos encontramos. La primera semana ahorraremos un euro y la última, 52. Al final del periodo habremos conseguido una suma de 1.378 euros.
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