Envejecer es inevitable. Con el paso del tiempo, nuestro cuerpo se debilita y cada vez nos hacemos más dependientes y vulnerables a las enfermedades físicas y mentales. En estos momentos, es normal que nos planteemos qué será de nosotros en el futuro, cuando surjan los achaques y limitaciones propios de la edad. ¿Viviré solo? ¿Podrán ayudarme mis hijos? Ante esta situación, cada vez son más los adultos en edad de jubilación que deciden optar por un modelo de vivienda distinto: el “cohousing senior”.
Nacido en la década de los 60 en Dinamarca, el “cohousing senior”, también llamado “covivienda” o “vivienda colaborativa” en castellano, lleva implementado en Estados Unidos desde los 80 y recientemente ha ido ganando popularidad en nuestro país como alternativa a las residencias tradicionales, pero ¿en qué consiste?
Uno de los problemas más extendidos en la tercera edad es el aislamiento social. Solo en nuestro país, se estima que más de 2,5 millones de ancianos se sienten solos, es decir, en torno al 40% de las personas mayores de 65 años.
Esta soledad suele ir unida de un sentimiento de tristeza y tiene graves consecuencias en la salud de nuestros mayores, ya sea en el plano físico, pues tienen mayores posibilidades de sufrir una muerte prematura, como en el metal, ya que aumenta el riesgo de demencia y deterioro degenerativo y de sufrir trastornos de depresión y ansiedad.
No obstante, en ocasiones esta situación puede ser inevitable, dadas las pérdidas que suelen sufrirse llegado a cierto punto o la imposibilidad de vivir con nuestros descendientes, especialmente cuando trabajan en un país distinto al nuestro.
Para combatir este problema, en los últimos años han ido surgiendo distintas iniciativas de “cohousing senior”, una alternativa que permite que los mayores pasen el último tramo de sus vidas acompañados de personas con sus mismas circunstancias, gustos e intereses.
Gracias a este método, los ancianos no solo pueden compartir un techo, sino también disfrutar de una gran variedad de actividades de ocio y servicios adaptados a sus necesidades. Actualmente, se calcula que en nuestro país hay diez edificaciones de este tipo y en torno a 15 en desarrollo, y todo apunta a que en los próximos años esta cifra aumentará.
Este tipo de viviendas suelen estar construidas en régimen de cooperativa, por lo que son los propios residentes quienes toman las decisiones pertinentes. En estos casos, cada usuario debe invertir para comprar su participación en la cooperativa y poder disfrutar así de la residencia en cesión de uso, así como pagar las mensualidades correspondientes. En el momento de su fallecimiento, los herederos recuperarán el dinero de la inversión, mientras que la cooperativa elegirá a un nuevo miembro para ocupar su espacio.
El cohousing senior es una solución que permite mejorar la calidad de vida de nuestros mayores. Más allá de combatir los sentimientos de abandono y soledad, vivir en este tipo de cooperativas les puede ayudar a potenciar su vida activa, independencia y autonomía, así como a sentirse protegidos y asesorados gracias al espíritu del grupo.
Además, estos espacios les pueden aportar beneficios económicos, ya que les permiten disfrutar de una vivienda cómoda, autogestionada y económica en la que pueden disminuir sus gastos de la comunidad si optan por implantar un estilo de vida sostenible.
No obstante, este modelo también presenta algunos inconvenientes, dado que, por el momento, se trata de un modelo poco implementado en España, por lo que es posible que, si deseas vivir en una de estas comunidades, debas desplazarte de tu lugar de residencia habitual.
De igual manera, también podemos sufrir complicaciones económicas, ya que, para construir estos nuevos edificios, dependeremos de las condiciones del mercado y, en ocasiones, corremos el riesgo de asentarnos en un lugar poco comunicado solo porque tiene un precio más asumible.