La herencia de Isabel II: ¿quién se queda con qué propiedades?
Hay que distinguir entre lo que pertenece a la Corona británica y la fortuna y las posesiones privadas de la reina
El patrimonio personal de la reina es desconocido pero algunas fuentes lo cifran en 412 millones de euros
Y ahora qué: ¿tiene sentido que Carlos herede la corona a los 73 años o es mejor que sea para Guillermo?
Con siete décadas de reinado, la reina Isabel II ha acumulado un extenso patrimonio difícil de cuantificar formado por castillos, colecciones de arte, joyas y otras propiedades. Pero, contrariamente a lo que se suele creer, no toda la riqueza de la Corona británica le pertenecía de manera directa a Elizabeth Alexandra Mary, sino a quien sea el portador del título. Lo que quiere decir que gran parte de estas riquezas le pertenecen a quien lleve la corona, sea quien sea. El 'Sunday Times' ha cifrado en 412 millones de euros el patrimonio privado de la reina. Y otros cálculos estiman que el patrimonio real asciende a 14.300 millones de euros. Veamos más en detalle qué recibirá en herencia el príncipe Carlos, junto con el trono británico y de los reinos de la Mancomunidad de Naciones.
Las propiedades de la Corona
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En primer lugar, durante el tiempo que pueda ser rey Carlos se beneficiará del Ducado de Lancaster, la fuente de ingresos más antigua de la reina Isabel II, ya que ha sido heredado de monarca en monarca desde 1399. Las ganancias que genera el ducado se destinan a la Bolsa de Gastos Personales de la Corona, orientado al mantenimiento de las residencias reales y a los gastos personales y oficiales de la Corona. Este ducado agrupa a todas las propiedades que ha aglutinado la familia real a lo largo de 700 años, entre ellos 18.000 hectáreas de tierras, minas de caliza y piedra areniscas y nueve castillos.
Carlos también disfrutará de la asignación anual que el Fondo Soberano hace a los denominados working royals, que agrupa al rey o la reina y a quienes actúen en su nombre. Este fondo, gestionado por el denominado Crown State, está dotado con entre el 15% y el 25% del beneficio que las tierras de los reyes generan a Inglaterra desde 1760. La Corona llegó entonces a un acuerdo con el Parlamento para que el Tesoro explotara todas sus propiedades y los monarcas recibieran a cambio un pago anual. A cambio, todos estos ducados y tierras pasarían a ser parte integral de la Corona, no de los reyes. Entre esa propiedades están el palacio de Buckingham, el castillo de Windsor y la totalidad del St James Market y la Regent Street de Londres.
Respecto a sus colecciones de arte, Isabel II contaba con obras muy valiosas pertenecientes a la colección real británica, que en los últimos cinco siglos ha recopilado 7.000 pinturas, 40.000 dibujos y grabados e innumerables objetos decorativos. Entre estas piezas se pueden encontrar desde cuadros de pintores, como Vermeer, Rubens y Rembrandt, hasta dibujos nunca antes vistos de Leonardo da Vinci.
Todo esto Isabel no lo deja en herencia personal, sino que va con el trono. Al acceder a él, Carlos dejará de beneficiarse del Ducado de Cornualles y de todos sus bienes, que irán a parar a su hijo Guillermo. En el hipotético caso de que Carlos abdicara en Guillermo, el todavía príncipe de Gales se quedaría sin prácticamente nada, aparte de sus ahorros y bienes personales, estimados en decenas de millones de euros, salvo lo que su madre tuviera a bien dejarle de sus propiedades personales.
Las propiedades de la reina
Respecto a las propiedades de Isabel II, gracias a su familia real heredó una serie de castillos y palacios. Entre estos se encuentra el castillo de Balmoral, ubicado en Escocia, una de las favoritas de la reina, que incluso mandó construir una sala privada de cine. Otro de sus bienes predilectos es la residencia de campo de Sandringham, donde suele realizar sus fiestas de fin de año. El castillo y la residencia (y sus 8.000 hectáreas) son patrimonio privado de los Windsor desde que el príncipe Alberto se gastase parte de la fortuna familiar en comprar para la reina Victoria y para él las icónicas propiedades allá por 1862. Todos los ingresos que generan ambas propiedades por turismo o eventos le pertenecen.
Según el diario La Nación, Isabel II también era dueña del palacio de Kensington y de los castillos de Lancaster, Pontefract y Tutbury, entre otros. Además, como ya hemos apuntado, poseía una fortuna personal inmensa difícil de precisar (no estaba obligada a dar información sobre su patrimonio), algunas obras de arte y una espectacular colección de sellos muy valiosos que heredó de su padre, el rey Jorge VI.
En cuanto a las joyas, habría que distinguir entre las que forman parte de su colección personal y aquellas que eran de su propiedad solo mientras ocupaba el trono. Se desconoce en cuánto están valoradas las joyas personales (algunas fuentes lo cifran en los 10 millones de euros), pero las reales pueden tener un valor de entre 3.500 y 5.500 millones de euros.
La monarca también tenía unas cuadras con más de 30 caballos sementales que le reportaban más de 10 millones de euros, y su parque automovilístico, que abarcaba desde un 1900 Daimler Phaeton hasta Rolls Royce exclusivos, se valoraba en unos 15 millones de euros.
Está por ver si Isabel ha legado todas sus propiedades directamente a su hijo. Es factible que su fortuna personal se reparta entre Carlos, sus hermanos y sus nietos. No conviene olvidar que la reina madre compró en 1952 un viejo castillo en Escocia, el de Mey, y tras dedicar su vida a rehabilitarlo en sus últimas voluntades fijó que pasara a ser parte de una fundación benéfica, presidida y administrada por Carlos. Lo que sí que está clara es la voluntad de Isabel II de que Camila Parker Bowles, la esposa de Carlos, sea reconocida como reina consorte, tal y como dejó dicho en un comunicado del Palacio de Buckingham a principios de este año.