Todo gran evento tiene dentro de sus tripas acontecimientos menos grandiosos. La noticia del siglo (por ahora) puede ser la muerte de la reina de Inglaterra, un suceso histórico que afecta a la geopolítica mundial. El mundo se pregunta qué cambiará con el acceso al trono de Carlos III. Sin embargo, a pequeña escala, 100 trabajadores cercanos al nuevo monarca, lo que se denomina el gabinete en términos corporativos, ya conocen su destino: la calle. Han sido despedidos por el que hasta hace unos días era su jefe, el Príncipe de Gales, hoy rey.
El cese de cualquier gabinete es consustancial a cada cambio de monarca y de gobierno. Incluso los CEOs de las grandes empresas tienen la posibilidad de cambiar de ese entorno de confianza que les ayuda a gestionar su agenda y también les protege. Es algo así como la guardia pretoriana, leal, servicial y en segundo plano, que facilita el día a día de gobernantes, políticos, altos directivos y magnates.
La diferencia en este caso es la manera en la que ha tenido lugar este 'punto y final', una señal de que Carlos III tiene ganas y prisa por mostrar sus atribuciones.
Sir Clive Anderton lleva siete años como principal ayuda de cámara de Carlos. Anderton ha sido el encargado de avisar por carta a prácticamente todos los empleados de Clarence House, la residencia que Patrimonio destina al Príncipe de Gales y su familia, que los departamentos de la casa "cesarán su actividad", y que los puestos de trabajo asociados a dichos departamentos “ya no serán necesarios”. La carta, según The Guardian, fue redactada nada más morir la reina y recibida el lunes durante la misa en honor a Isabel II en Escocia, el primero de los actos fúnebres.
El aviso lo han recibido prácticamente todos los trabajadores de Clarence House: 31 en la oficina de secretarios personales; 12 en el departamento de comunicación; 30 entre los responsables de finanzas y 28 entre los empleados domésticos (cuatro cocineros, tres vestuaristas, tres ayudas de cámara y dos mayordomos). Clive Alderton no ha corrido la misma suerte, ya que desde el pasado viernes trabaja oficialmente para Carlos III.
El contenido de la misiva real ha enturbiado el duelo. Todos los medios ingleses se han hecho eco de la noticia, resaltando que la comunicación de este cambio ocurría precisamente cuando los trabajadores están trabajando a destajo en el evento más importante al que pueden enfrentarse.
Alderton, secretario del rey, sigue insistiendo en que los servicios ya no son requeridos y que solo se mantendrá el personal que ha dado “consejo y apoyo personal directo y cercano” al rey y a la reina consorte. Pero el impacto ha sido de tal magnitud que el entorno real ya ha considerado buscar "con urgencia" nuevos emplazamientos para los empleados despedidos. Se trata de la primera crisis de relaciones públicas del nuevo monarca, precedida por una serie de desafortunados gestos que han dejado perpleja a la opinión pública. ¿Es propio de un rey o de cualquier líder enseñar los dientes de manera agresiva para dar una indicación?
El hecho es que el escalafón real cambia. Los actuales Príncipes de Gales, Guillermo y Catalina, también necesitan ahora una estructura más amplia. Como duques de Cambridge tenían un gabinete relativamente pequeño; algo que cambiará necesariamente al ser herederos al trono. Entre los que conformarán su entorno, elegirán a personas de su total confianza, lo que necesariamente conlleva despidos y reubicaciones.
No es el único cambio. El marqués David Cholmondeley, el hombre que llevaba más de 30 años custodiando la corona de la reina en los actos más solemnes, ya no portará más símbolos reales. Tras 70 años y tres generaciones de servicio familiar ha sido relevado.
Acceder al cargo de chambelán real es un honor que recae en pocas familias. Es escogido por el rey o reina y es hereditario. En este caso, el marqués es amigo personal del príncipe Guillermo y Kate Middleton. El papel del lord chambelán cobra relevancia ante las nuevas coronaciones. Ese día tiene tres privilegios: vestir al rey, imponerle la insignia real y darle agua antes y después del banquete.
En esta coronación será lord Rupert Carrington, de la misma edad que Carlos, el que asista al nuevo monarca. Los Carrington son una familia bien posicionada en Reino Unido. Algún lector recordará a un Carrington secretario general de la OTAN a finales de los 80 y ministro de Exteriores en el primer gobierno de Margaret Thatcher. Se trataba del padre del nuevo lord gran chambelán.