Jacinda Ardern, agotada, dimite como primera ministra de Nueva Zelanda: síntomas de que tienes el "depósito vacío"
Jacinda Ardern admite que tiene el "depósito vacío" y carece de energía para afrontar otro mandato como primera ministra de Nueva Zelanda
El síndrome de 'burnout' es un tipo de estrés laboral crónico que se manifiesta en un trabajador agotado física, mental y emocionalmente
Detectar precozmente el síndrome y atajarlo antes de que la fatiga se cronifique es esencial para evitar quemarse en el trabajo
Representó una manera de liderar distinta, más empática, desenfadada y humana, y se convirtió en un referente del progresismo y el feminismo en la política mundial, pero Jacinda Ardern no puede más, está agotada. La dirigente de 42 años ha anunciado su dimisión como primera ministra de Nueva Zelanda porque tiene "el depósito vacío" después de cinco años y medio de considerable desgaste en un mandato en el que ha tenido que hacer frente a la pandemia del coronavirus, la crisis económica, la lucha contra la pobreza y los ataques de la oposición. "Un líder debe saber cuándo irse", ha dicho Ardern, que reconoce que "no tiene energía" para otro mandato. Su caso es un clásico ejemplo de 'burnout' laboral, pero ¿cuáles son las señales de que estás quemado en el trabajo? ¿Cómo puedes saber lo que te está pasando?
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El síndrome de 'burnout' es un tipo de estrés laboral crónico que se manifiesta en un trabajador agotado física, mental y emocionalmente. Estos trabajadores quemados tienden a sentirse sobrepasados por las responsabilidades que conlleva su puesto, y por tanto pierden la concentración y reducen su productividad. Al principio afecta al desempeño de la actividad laboral, pero una vez que se cronifica termina trascendiendo a las esferas de la vida privada, teniendo un gran impacto en el estado anímico de quien lo padece. Se estima que hasta un 10% de los trabajadores lo han sufrido alguna vez.
Según explicó a Uppers Patrícia Tàpia, doctora en psicología por la Universitat Rovira i Virgili (URV), el 'burnout' tiene tres rasgos muy identificables: "el agotamiento, la despersonalización y la falta de realización personal". Combatir y superar la fatiga, el intuir que puede terminar desembocando en un burnout, es esencial para no llegar a padecerlo. Tampoco aparece de la noche a la mañana, pero la persona que lo padece suele manifestar alguno de los siguientes síntomas:
Falta de energía y abatimiento
Quien sufre 'burnout suele manifestar falta de energía y sensación de abatimiento desde el inicio de la jornada laboral. Esto puede conducir a una actitud de indiferencia, desapego y reducción del compromiso hacia el trabajo. También pueden aparecer sentimientos de frustración y fracaso al no conseguir los resultados deseados a pesar del esfuerzo invertido en las tareas. Esto deriva en desmotivación y ausencia de realización personal, lo que crea una especie de círculo vicioso que se retroalimenta constantemente.
Estado de ánimo irritable y negativo
Es muy frecuente manifestar un estado de ánimo irritable, impaciente, negativo, irónico y distante. Son habituales los cambios de humor y una mayor susceptibilidad hacia temas a los que antes no dábamos tanta importancia. La irascibilidad y el endurecimiento del trato se convierten en tónicas habituales dentro de la forma de actuar de un trabajador quemado, lo que repercute en compañeros, clientes o personas con las que se interacciona, incluido familia y amigos. También es posible sentir una sensación de desbordamiento ante las demandas emocionales de los demás, careciendo de fuerzas para seguir involucrándose en las relaciones con ellos. Además, es normal sentirse incapaz de concentrarse en el trabajo o, por el contrario, de desconectar y relajarse al finalizar la jornada laboral.
Agotamiento físico y mental
Es posible padecer frecuentes dolores físicos, además del desarrollo de enfermedades psicosomáticas, como, por ejemplo, fatiga visual, dolores de cabeza y musculares, mareos, dificultades con el sueño, pérdida de peso, úlceras y otros desórdenes gastrointestinales, afecciones de la piel o infecciones, entre otros.
El estrés y la ansiedad son los principales protagonistas que preceden al síndrome del trabajador quemado. Es más, el burnout se alimenta de ambos, además de tener relación con la aparición de trastornos adaptativos, relacionados con el estrés, la ansiedad, la depresión y el insomnio. Cuando nos agotamos mentalmente llega un punto en el que es muy difícil de disimular.
Cómo actuar ante el 'burnout'
Aunque en el entorno laboral nadie desea dejar un trabajo hasta que no se tenga una alternativa, si se está quemado alargar la situación puede tener consecuencias muy perjudiciales. "Lo mejor sería detener la actividad laboral de forma inmediata e intervenir para que el profesional mejore", recomienda Tàpia.
En cualquier caso, lo ideal sería detectar precozmente el síndrome y atajarlo antes de que la fatiga se cronifique. Es primordial tomar conciencia de la situación y reconocer que no se está en condiciones de seguir desempeñando una tarea. Por ello, conviene seguir las siguiente recomendaciones:
- No excederse en el ritmo de trabajo y respetar las pausas para los descansos y la comida. Ante la señal de tensión puede ser beneficioso tomarse un momento de descanso y respirar profundamente antes de retomar la tarea.
- Aprender a establecer límites ante situaciones en las que haya un exceso de tareas o un escaso margen de tiempo para llevarlas a cabo.
- Cuidar el ambiente de equipo entre los compañeros de trabajo para mejorar en el clima laboral.
- Separar el ámbito laboral del personal, aprendiendo a desconectar al finalizar la jornada laboral realizando actividades que lo faciliten (deporte, relajación, hobbies). Buscar apoyo familiar y social, fomentando encuentros y actividades.