Que alce la mano quien no haya pensado alguna vez cuando nuestras vacaciones llegan a su fin en lo bien que nos vendría una semanita más de descanso. Pues ese tiempo extra es posible tomárselo en ciertas empresas que ofrecen vacaciones ilimitadas como un beneficio más para sus empleados. Las compañías que lo han probado aseguran que esta política hace que los trabajadores estén más relajados y felices, rindan más y se sientan más identificados con la empresa. Pero, ¿en qué consiste realmente este concepto? ¿Es aplicable de manera generalizada? ¿De verdad aumenta la productividad?
Las vacaciones ilimitadas son una medida de flexibilidad laboral que no reduce la carga de trabajo ni modifica los objetivos de la empresa. El empleado no tiene un número de días fijos de vacaciones pagadas asignado. Puede cogerse cuantas quiera mientras se comprometa a cumplir con sus obligaciones en el plazo acordado, agrupando las jornadas de trabajo y de vacaciones según su conveniencia. La única limitación es que debe coordinarse con sus compañeros para asegurar que el negocio siga adelante sin notar su ausencia.
Obviamente, no es un modelo al que pueda acogerse cualquier empresa. Se da en aquellas que trabajan por objetivos, principalmente tecnológicas pero no sólo de ese sector, y en las que ya se han adoptado otras medidas de flexibilidad laboral y horaria como el teletrabajo. En Estados Unidos comenzaron a aplicarlo empresas como Uber, Netflix o Glassdoor. En España, una de las primeras fue Good Rebels, hace cinco años, y le han seguido otras como Xceed o Cyberlynk.
BMAT Music Innovation, una emergente empresa de música de Barcelona, es una de esas empresas que han apostado por las vacaciones ilimitadas. Su director de Innovación, Gonçal Calvo, ha explicado en el podcast 'Por fin no es lunes' de Onda Cero que comenzaron hace dos años con un proyecto piloto que se ha terminado quedando debido a los buenos resultados que ha dado. La única condición para que funcione es tener "sentido común".
"A lo mejor has estado haciendo un proyecto muy intenso que te ha conllevado algún sacrificio personal como trabajar un fin de semana porque si no no había manera, o estás en una mala época en la que no estás rindiendo bien y sientes que tienes que desconectar una semana. Mientras no perjudiques a tu equipo y avises con antelación, pides los días y no importa que ese año hayas cumplido con tus vacaciones, lo puedes hacer", explica.
La flexibilidad es beneficiosa tanto para el trabajador como para la empresa. Según Calvo, solo el hecho de ofrecer al trabajador la posibilidad de tomarse más días ya implica que este aumente su rendimiento, incluso aunque finalmente no se coja esas vacaciones extra. "Saber que puedes hacerlo si lo necesitas es un beneficio para el empleado. Y viendo los números del año pasado, no ha habido un descalabro de gente que haya desaparecido todo el año", asegura.
Paradójicamente, los trabajadores que tienen la opción de vacaciones ilimitadas terminan cogiendo menos días libres de los que se tomarían si tuviesen un número fijo asignado. Un estudio de la consultora de recursos humanos Namely señala que los trabajadores de empresas que ofrecen este beneficio en Estados Unidos cogen menos vacaciones (13 días de media al año) que aquellos que tienen un número limitado asignado (15 días).
Lo cierto es que la responsabilidad, así como la presión por no excederse, termina recayendo sobre el empleado, lo que puede acabar motivando que trabaje más que si establece un número fijo en el contrato, bien por miedo a que los jefes duden de su compromiso, porque la competencia entre compañeros es alta o porque los objetivos a lograr no son sencillos. En España, donde el Estatuto de los Trabajadores establece en su artículo 38 que el periodo de vacaciones anuales retribuidas no puede ser inferior a 22 días laborales, esta medida puede tener un encaje más difícil. Solo el tiempo dirá si esta política laboral termina siendo reclamada con la misma vehemencia que la semana de cuatro días o el teletrabajo.