Nadie lo había visto venir. El consejo de administración de OpenAI, la firma de inteligencia artificial detrás de herramientas como ChatGPT, anunció por sorpresa este viernes por la noche el despido fulminante de su CEO y socio fundador, Sam Altman. El motivo esgrimido es la pérdida de confianza. Además le acusan de no haber sido sincero con la empresa. En su lugar se queda Mira Murati, hasta ahora directora de tecnología de la compañía. La junta directiva reconoce la labor de Altman durante estos años, pero estima que "es necesario un nuevo liderazgo a medida que avanzamos".
Altman, de 38 años, está considerado una de las figuras más reconocidas del mundo de la IA. Bajo su liderazgo, OpenAI lanzó productos como GPT-3.5, el corazón de ChatGPT, y GPT-4. Era la persona que ponía rostro al auge de la nueva tecnología y no había foro al que no fuera invitado. Además, materializó importantes acuerdos con Microsoft, que invirtió más de 10.000 millones de dólares convirtiéndose en un socio estratégico de la firma.
Sin embargo, no es la primera vez que un emprendedor se ve forzado a abandonar la empresa que él mismo ha creado y de la que era su rostro más reconocible. Son muchos son los directivos que han sabido dar forma a una idea de manera exitosa, pero que luego no han podido o no han querido mantener el liderazgo de sus negocios. Veamos algunos de los casos más paradigmáticos.
Jobs es uno de los mayores emprendedores de la historia. La empresa que fundó junto a Steve Wozniak en 1976, Apple, revolucionó el mundo y sigue siendo un pionero de la tecnología y una de las más populares del planeta. Pero incluso un icono como él no pudo evitar que le despidieran de su propia empresa. Ocurrió en 1985, cuando se vio forzado a abandonar por discrepancias con la junta directiva. Lejos de su hogar creó los ordenadores NEXT y el estudio de animación Pixar, pero en 1996 volvió como a Apple cuando peor le iba a la empresa y la convirtió en una de las más exitosas del mundo.
Con solo 26 años Mason fundó el sitio de descuentos online Groupon y en menos de un lustro consiguió generar más de 800 millones de dólares. Sin embargo, en 2013 sorprendió con un correo enviado a sus empleados en el que anunciaba su marcha: "Fui despedido hoy. Si os preguntáis por qué, es porque no habéis estado prestando atención”. Se refería a la gran caída de las acciones que la empresa estaba sufriendo. Los críticos le culpaban de malas prácticas contables y mal uso de la publicidad que llevaron a la debacle de la empresa. Mason reconoció sus errores y asumió la responsabilidad de lo que estaba sucediendo, pero Groupon ya nunca remontó.
El programador Travis Kalanick no podía imaginar cuando fundó Uber en 2009 que aquello se convertiría en la mayor empresa de transporte compartido del mundo y que él se convertiría en uno de los empresarios más ricos de EEUU. Sin embargo, ocho años después se vio forzado a renunciar como CEO por un grupo de inversionistas, en medio de una serie de escándalos que incluían acusaciones de acoso sexual y sexismo dentro de la compañía. "Amo a Uber más que cualquier cosa en el mundo y, en este difícil momento de mi vida personal, he aceptado la solicitud de los inversionistas de hacerme a un lado", declaró entonces.
Sandy Lerner tenía 31 años cuando fundó Cisco Systems con su entonces esposo, Leonard Bosack. Aunque no llegó a ejercer como CEO, sí que tenía mucho poder en la que se convertiría en una de las mayores empresas de servicios y componentes informáticos del planeta. pero en en 1990, fue despedida de esa misma firma que creó. La causa fueron las desavenencias con otros miembros del consejo de administración. Su marido también renunció en solidaridad con ella. Posteriormente Sandy se volcó en proyectos relacionados con la cosmética, la agricultura o la literatura.
Jerry Yang fundó en 1994 junto a David Filo el pionero de los motores de búsqueda en internet, Yahoo!. Su éxito en los primeros años fue enorme, llegando a alcanzar un valor de mercado de 22.000 millones de dólares. Pero como les ha sucedido a tantos otros emprendedores de Silicon Valley, Yang dejó de ser su propio jefe para responder a las presiones de la junta directiva. Con Google dominando el mercado, Yang decidió rechazar en 2008 una oferta de Microsoft para comprar la empresa por 44.600 millones. Los accionistas no se lo perdonaron y le forzaron a renunciar. Siguió en la junta directiva de Yahoo hasta 2012, cuando decidió cortar todo vínculo con la empresa que había creado.