Los trabajadores más fieles a la empresa son también los más explotados, según un estudio
Los empleados que más leales son y más comprometidos se muestran con la empresa tienden a ser más explotados por sus superiores
Un estudio demuestra que se produce un círculo vicioso en el entorno laboral que termina siendo perjudicial para el trabajador
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Karl Marx afirmaba que el trabajo dignifica al hombre, pero también puede provocar el efecto contrario. De hecho, cuanto más leal es un empleado a a la empresa para la que trabaja, más fácil es que sea explotado por la misma. Al menos eso es lo que afirma un estudio realizado por un grupo de investigadores estadounidenses y publicado en el ‘Journal of Experimental Social Psychology’.
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"La lealtad se considera frecuentemente como un principio o virtud moral, digno de ser el ejemplo en relaciones sociales y de negocios, pero, ¿siempre es beneficioso ser leal?”, se cuestionan los investigadores en la introducción del estudio. Según sus conclusiones, la explotación a los trabajadores más comprometidos ocurre por dos motivos esenciales.
Un círculo vicioso perjudicial
En primer lugar, estos empleados modelo que aceptan realizar sacrificios personales en su puesto laboral son percibidos como con una lealtad más sólida. Por eso mismo, los jefes harán recaer sobre ellos más carga de trabajo y responsabilidad. Por otro lado, hay una relación causal inversa, que dictamina que los trabajadores que aceptan ser explotados ganan una reputación de lealtad.
Esto crea un círculo vicioso en el que un trabajador, cuanto más leal es, más es explotado, y cuanto más explotado es, más leal parece, lo que en el largo plazo termina generando sufrimiento en el empleado. “En lugar de proteger o recompensarlos, los superiores apuntan, selectiva e irónicamente, a los empleados leales para prácticas explotadoras”, concluye el estudio.
Poner límites en el trabajo
Por ello resulta esencial que las personas revisen cuánto tiempo de más están entregando a su empresa porque “les necesitan” o “les valoran”, pero sin darles una remuneración justa. Se trata de aprender a poner límites en el entorno laboral. La falta de seguridad en uno mismo, la presión debido a la competencia o el miedo a perder oportunidades son algunas de las razones por los que muchas veces no se ponen esos límites. Pero son fundamentales para lograr un equilibrio entre vida personal y laboral.
Recompensar al trabajador
En el otro lado del espectro, las empresas también deberían recompensar a sus mejores trabajadores con algo más que más trabajo. Los empleados leales son más comprometidos y productivos, pero para que eso dure hay que crear las condiciones adecuadas. Esto podría incluir bonificaciones financieras, tiempo libre remunerado o un reconocimiento público. Pero también el ofrecimiento de oportunidades de formación y desarrollo, horarios de trabajo más flexibles o beneficios de salud y bienestar.