La inteligencia artificial (IA) ha llegado para quedarse. Una herramienta que puede ser útil para algunos trabajadores y una amenaza para otros que ven en riesgo su futuro, como pueden ser las personas cercanas a la jubilación o en las últimas etapas de su vida laboral. En un escenario así, parece que los sindicatos se han resignado a que la mejor opción para estos trabajadores pasa por pactar prejubilaciones similares a las de Telefónica.
Telefónica es la primera gran tecnológica española que anuncia despidos en un momento en el que miles de empresas similares recortan plantillas utilizando como argumento la amenaza de la inteligencia artificial. La compañía ha firmado un ERE de 3.400 empleados y le costará más de 1.300 millones de euros. Para los secretarios generales de CCOO, Unai Sordo, y de UGT, Pepe Álvarez, el acuerdo es un éxito de la negociación sindical.
En una entrevista en El Economista, Sordo calificaba las prejubilaciones como una forma de "renovación de plantillas menos traumática que otras opciones". Y Telefónica no está sola en esto. Otras 92 empresas han realizado despidos colectivos centrados en los mayores de 50 años pese a contar beneficios.
Los sindicatos parecen resignarse ante dos hechos: el primero, que los trabajadores mayores de 50 no podrán actualizar sus competencias tecnológicas al desafío de la inteligencia artificial. El segundo, que las empresas que despiden por esta causa no están buscando rejuvenecer plantilla, ni siquiera recortar costes laborales prescindiendo de los trabajadores de mayor edad, sino amortizar puestos de trabajo.
Fuentes sindicales consultadas por El Economista admiten que la primera idea sigue arraigada en muchas negociaciones. El estereotipo de que la digitalización es un lastre para los trabajadores más veteranos parece haberse naturalizado, a pesar de que es eso, un estereotipo, bastante cuestionable.
"Decir que los mayores de 50 están anticuados por la tecnología es un grandísimo error. Si bien es cierto que algunos miembros de esta generación pueden enfrentar ciertos desafíos al adaptarse a las nuevas tecnologías debido a una menor exposición o experiencia previa, no se puede generalizar. Muchas personas mayores están adoptando la tecnología digital de manera efectiva y están participando activamente en el mundo online", nos explica Santiago Bernet, director y CEO de Job50.
Es la segunda idea la que más preocupa a los sindicatos. No es tanto la competencia del trabajador la que determina su futuro, sino la desaparición de su puesto de trabajo. O su automatización completa. Y según la tecnología se extienda a más sectores, el problema afectará a más empleos, especialmente a los vinculados a la elaboración, análisis y comunicación de cualquier tipo de contenidos.
Sindicatos como UGT están pidiendo, sin éxito todavía, que robots e inteligencias artificiales "coticen", es decir, que se establezca una fiscalidad que compense la pérdida en cotizaciones por la destrucción que permita costear las futuras pensiones. L alternativa pasa por intentar acuerdos de despido que sean lo más ventajosos posibles para los trabajadores, lo que implica a recurrir a las prejubilaciones. Y eso en las grandes empresas, porque en las pequeñas el ajuste puede ser bastante más perjudicial.