Cambio generacional: la tendencia por la que los jóvenes chinos van en pijama a la oficina
Los jóvenes de China han empezado una revolución acudiendo a sus lugares de trabajo en pijama para romper con el protocolo
Consideran que una forma de vestir más o menos informal no refleja sus verdaderas habilidades laborales
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Cuando la pandemia azotó al mundo entero se asentó un nuevo modelo laboral: el teletrabajo, que permitía a muchos seguir desempeñando su actividad profesional desde casa en esos meses que pasamos encerrados en casa y que muchas empresas han implantado en su modelo de trabajo. Y cuando toca trabajar desde casa prácticamente todos se han pasado sus ocho horas laborales en pijama porque nadie te ve, pero eso no se te ocurriría hacerlo si tuvieses que ir presencialmente a tu puesto de trabajo, al menos que seas parte de la generación Z de China.
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A trabajar en pijama
Está claro que dependiendo del puesto se puede acudir al lugar de trabajo con una indumentaria más cómoda o tener que optar por una más protocolaria, pero la tendencia de los jóvenes chinos está cambiando la forma de cómo acudir al trabajo: en pijama, con su bata e incluso con pantuflas. Pero ¿por qué han decidido cambiar radicalmente su forma de vestir para ir al trabajo?
Parece que esta revolución dio comienzo en la red social Douyin, el TikTok chino, cuando Kendou S. contó su experiencia en un vídeo después de que su jefe le llamase la atención por ir demasiado informal a la oficina, por lo que “necesitaba arreglarse para cuidar la imagen de la empresa”. Como respuesta muestra en su vídeo cómo ido a su puesto en pijama, iniciando una especie de revolución en el país asiático entre la generación Z.
El movimiento ya tiene hasta nombre: ‘Tangping’, que significa algo parecido a “tumbarse y no hacer nada”, con el que los jóvenes del país quieren mostrar el descontento que tienen ante la gran presión que hay sobre ellos en la sociedad, huyendo del modelo de vida que hasta el momento han llevado sus padres y abuelos.
Los jóvenes chinos se rebelan
La diseñadora de interiores Cindy Lou, de 30 años, explicaba al New York Post que solo “quiero vestirme como me dé la gana. No creo que valga la pena gastar dinero para comprarse ropa para ir al trabajo, donde simplemente estoy sentada”.
Así, un gran porcentaje de jóvenes chinos desafían las reglas hasta ahora establecidas, priorizando su comodidad ante el protocolo, que en el país asiático siempre ha sido muy estricto: hombres con traje y camisa, y mujeres con trajes de negocios o vestidos sin escote.
De esta manera, la generación Z quiere demostrar que sí que quieren trabajar, pero mantener una vida más tranquila y con menores complicaciones que sus antepasados, especialmente ante las menores oportunidades laborales que se les presenta, reflejar que su forma de vestir no refleja sus habilidades como trabajadores, al contrario, que a mayor comodidad, son más eficientes en su desempeño laboral.
¿Y en España?
Tanto como ir a trabajar en pijama no, pero la generación Z y los millennials de España ven el trabajo con unos ojos muy distintos a los boomers. A ellos ha llegado la ‘quiet ambition’ o ambición silenciosa, que viene a ser que los jóvenes priorizan sus propias necesidades y prefieren no ascender en lo laboral, pues asocian a ello un mayor estrés y presión que no están dispuestos a afrontar.
Los jóvenes se toman el trabajo como lo que es, sin esperar heredar la empresa, por lo que se limitan a cumplir con sus funciones sin crear una mayor relación de entrega hacia su compañía como sí han hecho sus padres o abuelos. Además, cuando un ascenso significa mayores responsabilidades, pero no una mejora en las condiciones laborales ni en el salario, prefieren quedarse como están, con una mayor conciliación y flexibilidad horaria.