"Me ofrezco como canguro de perros": la demanda para animales supera a la de niños
El cuidado y paseo de perros se ha convertido en una profesión en auge. Tanto que se puede vivir de ello
Gastón Luzardo, de 50 años, dejó su puesto en una multinacional para dedicarse a este oficio. Tres años después, nos cuenta cómo ganarse la confianza del dueño y del animal
Se calcula que solo los paseos mueven alrededor de mil millones de euros en todo el mundo
¿Quién no ha necesitado, al menos una vez, tirar de la locura para sentir el placer de tomar las riendas como a uno le plazca? La de Gastón Luzardo, de 50 años, fue dejar su puesto en una multinacional para dedicarse a pasear y cuidar perros. Así, sin saber más, puede sonar a excentricidad, incluso a imprudencia, insensatez o cualquier epíteto que se le ocurra a un cerebro que no se permite esa chispa de temeridad tan saludable. Él, sin embargo, sabía lo que hacía. No se trataba de tomar una correa y caminar sin más, sino de convertir su decisión en una auténtica profesión en auge y, como veremos, con mucho porvenir.
Su meta es montar una residencia canina
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De origen uruguayo, llegó a España, junto a su familia, con 15 años. "Desde muy pequeño me inculcaron amor y respeto por los animales. Mi abuela tenía un dóberman y me encantaba. Fruto de esa admiración nació esta idea de dedicarme profesionalmente a ellos. Yo trabajaba en La Coruña, pero sentía que necesitaba parar, alejarme del estrés e impulsar algo diferente. Mi objetivo es ir creciendo hasta crear una residencia canina. Es un empeño personal muy reflexionado, pero hay que ir con cautela porque me interesa, sobre todo, ofrecer calidad".
Tres años después de ese viraje que dio a su vida, puede decirse que la locura no fue tal. Aunque se salió de lo convencional, encontró la seguridad y libertad que tanto había buscado. Por proximidad a su domicilio, trabaja, sobre todo, con vecinos de Montecarmelo y La Moraleja, dos áreas residenciales de alto poder adquisitivo situadas en la zona norte de Madrid. Ha llegado a pasear hasta 150 kilómetros por semana, pero ahora ha preferido fijarse un horario -de 7 de la mañana a 15,30 h.- y, salvo en casos de compromiso o extrema necesidad por parte del cliente, no prolonga su jornada. En total, se hace cargo de 15 a 25 perros en diferentes turnos.
Un negocio redondo
El cine nos acostumbró a la imagen de una persona paseando a varios perros por los parques de las grandes ciudades, pero no dejaba de ser una estampa muy hollywoodiense. Ahora sabemos que existen incluso empresas con personal cualificado y formado en el manejo de perros. El negocio podría mover más de 1.000 millones de euros anuales en todo el mundo, aunque no es fácil dar cifras exactas en este sector.
En Estados Unidos, se presenta como uno de los empleos con más futuro. Igual en Reino Unido, donde un paseador en una zona con buena renta per cápita podría llegar a ganar 87.000 euros al año. No obstante, facturación media no pasa de los 1.700 euros al mes. En España, el dueño paga por hora entre 10 y 15 euros.
Tenemos más perros que niños
Teniendo en cuenta los índices de natalidad en nuestra población, parece una profesión con bastante más futuro que el cuidado de niños. Las cifras lo corroboran. Frente a los 6.265.153 menores de 14 años en nuestro país, la población canina supera ya los siete millones, según la Red Española de Identificación de Animales de Compañía (REIAC). Incluso podría ser mayor, ya que no todos los dueños lo registran con microchip. El 40% de los hogares españoles tiene al menos un animal de compañía y en la mayoría de los casos es un perro. De hecho, es más probable cruzarte en un parque con un paseante de perros que con una persona con un carrito de bebé.
No existe un perfil demasiado definido de clientes que solicitan canguro. Hay muchas parejas de millenials, una generación con gran conciencia global y medioambiental, que están retrasando tanto la compra de casa como la llegada de los hijos y han optado por acoger un perro o un gato. Cuando por los horarios laborales o el ocio se quedan sin tiempo para dedicar a sus mascotas, llaman a un profesional. También personas mayores para los que el perro se convierte en un gran aliado recurren a este servicio para cubrir los días que ellos no pueden salir. Igualmente, son muy reclamados desde hogares en los que la difícil conciliación entre trabajo y familia se amplía a los animales de compañía.
Requiere empatía, paciencia y dotes de comunicación
En cualquier caso, las cualidades que requiere esta novedosa profesión van a ser similares. Algunas de ellas son las mismas que Gastón aplicó en su anterior etapa de empresa: empatía, paciencia, motivación, dotes de comunicación o habilidades resolutivas, entre otras. Otras saltan a la vista. Se mantiene en excelente forma física para caminar varios kilómetros al día, le gusta trabajar al aire libre y le encantan los perros. Además, es discreto y puntual, dos rasgos que siempre son de agradecer en un oficio en el que la confianza es la base.
"Cada animal -dice- tiene su carácter y sus propias exigencias y es importante respetárselas. Crear ese vínculo de confianza con el animal nos va a permitir comunicar lo que necesitamos uno del otro". No es un simple paseo, sino una relación que empieza con el dueño. "Este debe tener la seguridad de que deja al animal en las mejores manos. Además, es quien mejor te puede informar de su carácter, gustos o cuidados que pueda necesitar en un momento determinado".
A Gastón le gusta elegir grandes parques y espacios en los que sus perros disfrutan con libertad y seguridad, aunque siempre adapta el paseo a las características del animal. "Si a un perro le brindas la oportunidad de dar buenos paseos, te garantizas que vivirá con mayor bienestar, agilidad y salud". Lo observa especialmente en animales que en su día fueron abandonados. Después de un tiempo de paseos frecuentes, se nota cómo ha reducido su nivel de estrés y ha mejorado su calidad de vida y también su comportamiento.
No todo el mundo está capacitado
Estamos ante un perfil laboral que resulta muy atractivo para personas de cualquier edad, siempre que reúna cualidades personales y profesionales. No todo el mundo está capacitado para entender el comportamiento de un perro como hace Gastón, comunicarse de manera eficaz o saber controlar las diferentes situaciones a las que se pueda enfrentar.
Curiosamente, aunque utiliza sus redes sociales como modo de promoción y disfrute, no ha necesitado más publicidad que el boca a boca de sus vecinos, que le recomiendan después de haber solicitado su servicio. "Me satisface saber que mi paciencia y cariño con ellos ha servido para que el perro haya mejorado en socialización, equilibrio emocional u otros aspectos". Para que tengan tranquilidad absoluta, les envío el recorrido de cada salida por WhatsApp y también fotos y vídeos para que puedan ver cómo transcurre todo y cómo disfruta el perro.