No hay nada más humano que cometer errores. Forma parte de nuestro día a día y en cualquier ámbito. En el plano sentimental, en el social y, por supuesto, en el laboral. Cometerlos nos hace sentir incómodos, frustrados y con cierta sensación de fracaso, pero, como decía el poeta alemán Goethe, "el único hombre que no se equivoca es el que nunca hace nada". Por lo tanto, no deberíamos ver los errores como obstáculos que se interponen en nuestros objetivos, sino como oportunidades que nos lleven a lograrlos.
Quedar paralizado, no tomar decisiones por miedo a equivocarse, nos impide avanzar y realizarnos. Aceptar y ejecutar una gestión inteligente del desacierto nos ayudará a ser más felices. Te ofrecemos, de la mano de Psicopartner, algunas claves que te ayudarán a reaccionar tras haber cometido un fallo.
Lo primero es aceptar el error. No habrá forma de sacarle partido positivo si primero no eres consciente de haber tenido un fallo y no lo reconoces. Una actitud realista y humilde te permitirá salir reforzado y te ayudará a no volver a cometer el mismo fallo. Tenlo muy claro: si no admites que te has equivocado no aprenderás nada.
Raro es conseguir siempre a la primera lo que uno se propone. Equivocarse es algo natural en el ser humano, sobre todo cuando nos toca salir de nuestra 'zona de confort' y nos atrevemos con cosas nuevas. Muchas veces el error es resultado de la inexperiencia. Cometerlo forma parte del proceso de adquirir los conocimientos y habilidades que te permitirán crecer.
De hecho, si no cometes nunca errores deberías replantearte las cosas. Si siempre haces lo mismo es difícil equivocarse. Por el contrario, si te estás moviendo constantemente, si intentas superarte, el error será algo natural. Además, los fallos nos aportan información muy valiosa sobre nosotros mismos. Potencian nuestro nivel de autoconocimiento.
Estadísticamente es prácticamente imposible no cometer errores pero, si te fijas, realmente en la vida aciertas más veces de las que fallas. Así que no tiene sentido subrayar y sobredimensionar algo que no es permanente. La clave está en ver los errores como oportunidades y no como fracasos.
Hay algunas personas cuyo perfeccionismo tiene su origen en el miedo a fallar. Estas personas no disfrutan ni obtienen una satisfacción personal, sino que siempre están en un estado de ansiedad y temor. No es extraño que en estos casos el nivel de rendimiento y la calidad del trabajo no se termine correspondiendo con el esfuerzo realizado.
Olvídate del pensamiento clásico de que si te equivocaste en el pasado volverás a hacerlo en el futuro. Intenta cambiarlo por un enfoque más adaptativo, creyendo firmemente que serás capaz de encontrar nuevas opciones que te servirán para mejorar y que no vuelva a suceder lo mismo. Si te identificas como alguien incapaz de conseguir sus propósitos seguramente te condicionará en el próximo intento.
No seas demasiado duro contigo mismo. Perdónate tus errores y acepta que vivir implica cometer fallos. Acepta de una vez que no eres perfecto y que tienes todo el derecho del mundo a fallar. Asume con responsabilidad tus decisiones y concédete permiso para equivocarte. La enseñanza que se obtiene de un error es mucho más valiosa y relevante que la que se desprende de los buenos momentos. Como decía el proverbio, "de los errores se aprende".