Cuña fiscal: ¿qué proporción del salario pagamos de impuestos en España comparado con Europa?
La cuña fiscal es la parte del salario bruto que pagamos en impuestos, y la de España alcanza ya el 39,3% del sueldo del trabajador medio
La de España es la decimosexta cuña fiscal más elevada de los países de la OCDE, ranking que encabeza Bélgica
Las cotizaciones a la Seguridad Social que pagan las empresas por su plantilla en España suponen el 29,9% del salario bruto
La denominada cuña fiscal es la suma de las cotizaciones a la Seguridad Social y el Impuesto sobre la Renta de las Personas Físicas (IRPF), es decir, la parte del salario bruto que pagamos en impuestos. En España este concepto alcanza ya el 39,3% del sueldo del trabajador medio, uno de los más altos de toda la OCDE, tal y como determina el informe 'Taxing Wages' elaborado por el organismo de los países desarrollados. Dicho de otra forma, el trabajador nacional dedica cuatro de cada diez euros de su salario bruto a pagar impuestos.
La cuña fiscal en la OCDE supuso el 34,6% en 2020, 4,7 puntos menos que en España, lo que posiciona a nuestro país en el grupo de países que más paga. Concretamente, la española es la decimosexta cuña fiscal más elevada de los 37 países analizados. Y, aunque está por debajo de la media europea, supera con creces a las de economías como Luxemburgo, Países Bajos, Noruega, Dinamarca, Reino Unido, EEUU, Japón, Canadá, Australia, Israel, Suiza o México.
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El ranking de la cuña fiscal en la OCDE lo encabeza Bélgica, donde a los trabajadores se les retiene el 51,5% de su salario. Son los únicos que deben transferir a la Administración y la Seguridad Social una suma mayor de su salario de la que ellos reciben en neto. Por detrás, los países con mayor diferencia entre salario bruto y neto son Alemania, donde se retiene el 49%, Austria (47,3%), Francia (46,6%), Italia (46%), República Checa (43,9%) y Hungría (43,6%).
En el otro lado de la balanza los países de la OCDE con cuñas fiscales más bajas en 2020 eran Colombia (0%), Chile (7%), Nueva Zelanda (19,1%), México (20,2%), Suiza (22,1%), Israel (22,4%), Corea del Sur (23,3%), Estados Unidos (28,3%) y Australia (28,4%).
Si la cuña fiscal es más elevada, mayor es el coste laboral
La principal razón por la que la cuña fiscal doméstica supera al promedio de los países ricos reside en las elevada cotizaciones a la Seguridad Social que pagan las empresas por su plantilla. En España suponen el 29,9% del salario bruto, según datos de 2020, frente al 16,3% de media en la OCDE, por lo que nuestro país es el séptimo en este ranking.
Especialistas del Instituto de Estudios Económicos (IEE) advierten en su Libro Blanco de que una cuña fiscal más elevada supone un mayor coste laboral para las empresas, lo cual puede tener implicaciones negativas para la economía, como el deterioro de su competitividad o una menor generación de empleo, lo que explica nuestras altas tasas de paro.
El libro blanco del IEE detalla que en España las cotizaciones abonadas por el trabajador son el 4,9% frente al 8,3% de media en la OCDE, y la parte de cuña atribuible al IRPF alcanza el 11,4% frente al 13,1% de la OCDE. Así, al sumar las cotizaciones que abona de media una empresa (23%), las que abona el trabajador (4,9%) y el IRPF (11,4%), el salario neto que finalmente recibe un empleado en España constituye el 60,7% del coste laboral, frente el 65,4% de media en la OCDE.
Un impuesto sobre la renta más progresivo que en la UE
Tampoco hay que olvidar que mientras el coste fiscal se reparte en otros países de la UE entre una población activa que está empleada en un 95%, en España la población empleada que puede contribuir es del 85%. Y a eso hay que sumar aquellos contribuyentes que están exentos de tributar por no llegar a los niveles de renta mínimos exigidos.
El nivel de progresividad en España en este tipo de rentas del trabajo es elevado y supera tanto la media de la UE como la media de la OCDE. El indicador al alcanzar el valor de 117,1 frente al 114 de media de la OCDE y 100 de la UE. Por lo tanto, en España el impuesto sobre la renta es un 17% más progresivo que el promedio de la Unión Europea.
Bajo estas circunstancias y ateniendo al difícil momento económico actual, el IEE considera que la manera de aumentar de una forma sostenible la recaudación impositiva pasaría por favorecer la recuperación de la actividad. "Para ello nuestro objetivo debiera ser tener una fiscalidad competitiva y homologada con nuestro entorno para favorecer la actividad, la inversión empresarial y el empleo, lo cual pasa por mitigar nuestra excesiva tributación del capital, en general, y sobre la empresa, en particular, que es justo lo contrario de lo que algunos, equivocada e inoportunamente, plantean”, concluyen los expertos en su libro blanco.