Tras vivir una pandemia mundial, son muchas las personas que se han planteado la posibilidad de abandonar la ciudad y mudarse a otras localidades más tranquilas, cercanas a la naturaleza. Pese a ello, la llamada España vaciada sigue teniendo problemas, aunque sea más que habitual que se oferten trabajos bien remunerados e incluso con alojamiento gratuito en esas pequeñas localidades. Incluso se han llegado a vender pueblos enteros, como es el caso ahora de Salto de Castro.
Este pueblo zamorano se encuentra en un enclave único, en Arribes del Duero. La población lleva deshabitada desde 1989 y se vende en el portal Idealista por 260.000 euros, mucho menos de lo que puede costarte un buen piso en Madrid o en cualquier otra gran ciudad de nuestro país. Haber, hay de todo: 44 viviendas (varias de ellas independientes), bar, escuela, cuartel de la Guardia Civil, piscina y zonas deportivas.
Fue una localidad levantada para hospedar a las familias de los obreros que construían la presa de Castro hasta que quedó deshabitada después del traslado de los empleados.
Actualmente el pueblo pertenece a una familia que lo compró a comienzos de la década de los 2000 con planes para orientar la localidad al turismo, sin embargo, la llegada de la crisis del 2008 impidió ejecutar sus planes de convertir esa pequeña localidad en un punto de referencia para el turismo rural.
Por eso mismo, ahora mismo la familia quiere deshacerse de la aldea y la ha puesto a la venta en busca de emprendedores que quieran volver a darle vida a sus calles, cercanas a un embalse y prácticamente en la frontera con Portugal.
La aldea cuenta con una hospedería que tiene un proyecto para ejecutar 14 habitaciones, un salón comedor y lavandería. Además, al parecer se puede conseguir una licencia para albergar hasta 184 plazas de turismo rural.
Tal y como informa el portal inmobiliario, según los propietarios, la persona que decida hacerse con Salto de Castro tendrá acceso a subvenciones estatales y también de la Junta de Castilla y León, necesitándose, al menos, una inversión de unos dos millones de euros para que el pueblo esté completamente operativo y pueda ser rentabilizado.