El verano es la estación del año más propicia para que se desencadene un incendio, no solo en el campo o en el bosque, también en el hogar, donde es más fácil que saturar el sistema eléctrico al tener encendidos el aire acondicionado, el ventilador o la nevera a tope. Esta misma semana un incendio en una vivienda de Badarán (La Rioja) se cobró un muerto; y otro en una casa de Barakaldo (Vizcaya) dejó otra víctima mortal. Por eso es importante saber cómo actuar si el fuego se propaga en nuestro hogar. Lo explica en un recomendable hilo de Twitter el bombero Ina Robles.
Puedes pensar que los incendios en el hogar son un suceso poco probable, pero los datos dicen que en España se producen 16 incidentes de este tipo cada hora. Como recuerda el profesional, los incendios se cobran 200 víctimas al año, y muchas de ellas serían evitables tan solo teniendo en mente unos conceptos básicos.
Si el incendio se produce en tu vivienda y tienes la oportunidad de salir, hazlo. Pero no olvides cerrar la puerta. Si sales y la dejas abierta, el hueco de la escalera se llenará de humo y pondrás en peligro a tus vecinos y vecinas. Ve hasta la calle bajando por las escaleras y nunca utilices el ascensor. No intentes volver a entrar en tu casa. Espera a los bomberos para darles información y entregarles las llaves, si pudiste cogerlas.
Si no puedes salir, busca un balcón o ventana y pide ayuda, o llama al 112, pero en este caso tampoco olvides cerrar todas las puertas que atravieses. Si no lo haces, primero entrará el humo, luego el calor y tu ropa empezará a arder. Probablemente acabarás saltando antes de que lleguen los bomberos. Pon ropa mojada (sabanas, toallas o camisetas) en las rendijas de la puerta para evitar el paso del humo. Si el humo termina entrando, gatea.
Si el incendio no se produce en tu vivienda, no intentes salir; busca un balcón o ventana y llama la atención todo lo que puedas. Llama si puedes al 112. No pienses que alguien más lo habrá hecho. Nuevamente, cierra la puerta al fuego, especialmente si es la principal. Si intentas salir y al volver a entrar la dejas abierta, tu casa se llenará de humo. Y si una puerta está caliente, no la abras.
En definitiva, en cualquier caso no salgas a una escalera con humo, cierra la puerta al fuego, busca una ventana con aire limpio y pide ayuda. Cuanto más puertas cierres por el camino, mejor. El humo es muy peligroso porque llega más lejos de lo que crees, irrita tus ojos hasta cegarte y te impide respirar. Si pierdes la consciencia y nadie te saca de ahí en minutos, posiblemente morirás.
Si no tiene ventana, lo mejor es evitarlo. Una ventana te permite renovar el aire, hacerte ver y ser rescatado a través de ella. Si no tienes más remedio que terminar en el baño, evita la entrada de humo poniendo paños húmedos en las rendijas y haz saber dónde estás llamando al 112.
Si tienes un extintor úsalo en el primer conato de llamas, pero tienes que saber que no sirve para apagar incendios desarrollados. Sal cuanto antes si ves que se te va de las manos. Si sigues intentado combatir el fuego con el extintor el humo te desorientará y corres el riesgo de salir intoxicado. O de no salir, en el peor de los casos.
Lo mejor para prevenir este tipo de situaciones es un detector de incendios. Lo puedes comprar por menos de 10 euros y te avisará para reaccionar cuanto antes. Y si el incendio es por la noche, te despertará antes de que el humo te deje inconsciente en tu cama.
Por lo demás, vigila bien la cocina. Ahí no suele haber aire acondicionado y suele ser un lugar de altas temperaturas. Un aceite que prende o un horno pueden ser focos de incendio. Por otra parte, las colillas, siempre al cenicero. Y si estamos en el césped o en un patio hay que tener cuidado de dónde las dejamos. Y, por supuesto, cuidado con no sobrecalentar el sistema eléctrico poniendo muchas electrodomésticos a la vez.