¿Comprar un pueblo con amigos para retirarte? En Cantabria venden uno de diez casas
Un pueblo del interior de Cantabria se vende completamente por un precio más que atractivo
Cuenta con diez viviendas semiderruidas que esperan que cuenten dentro de poco con nuevos habitantes
Porcieda lleva más de 20 años deshabitada, un pueblo por el que ya solo pasan senderistas y cazadores
Cada cierto tiempo sale publicado como se venden pueblos enteros que, tras ser totalmente abandonados durante años, buscan una segunda vida para restaurarlos y repoblarlos con el objetivo de que esas edificaciones no caigan en el olvido. Es el caso actual de la localidad cántabra de Porcieda, que lleva ya más de 20 años totalmente deshabitado, sin que ninguna de sus 10 casas haya tenido huésped alguno. Ahora una inmobiliaria ha puesto a la venta la totalidad del pueblo, con todas sus casas y todo el terreno que ocupa. ¿Una oportunidad para retirarte con tus amigos al campo?
En busca de nuevos habitantes
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Porcieda pertenece al municipio de Vega de Liébana y está a solo unos kilómetros de Potes. Una pequeña localidad que plasma la arquitectura tradicional de Cantabria y que, pese a su abandono desde hace más de dos décadas, mantiene sus viviendas en buen estado. En el pueblo se encuentra la ermita de Nuestra Señora de las Nieves justo en la entrada y las ruinas del Monasterio de Santiago, además de que por sus calles pasa el Camino de Santiago del Norte.
Su precio
Actualmente esta pequeña localidad se encuentra a la venta por 380.000 euros, pero no es la primera vez que lo está, pues hace casi diez años que ya lo estuvo, pero no logró encontrar a ningún comprador que pagase entonces el millón y medio de euros que se pedía, más de tres veces más del precio que le han puesto ahora en busca de que alguien repueble la zona.
La superficie total es de 3.000 metros cuadrados ideales para restaurarlos y potenciar el desarrollo rural de la zona con la reconstrucción de sus diez viviendas semiderruidas. Una nueva vida para Porcieda, un pequeño pueblo por el que en los últimos años solo han pasado los senderistas que hacen el Camino Lebaniego o los cazadores que faenan por la zona.