Cada año la Unión Europea y la Fundació Mies Van der Rohe reconocen la excelencia de las obras arquitectónicas construidas en Europa y de los trabajos de finales de grado de los arquitectos recién graduados en los EUmies Awards, unos galardones que constan de tres categorías, Arquitectura, Emergente y Talento Joven.
En Uppers nos hemos hecho eco de que un colegio de Madrid está nominado al premio de Arquitectura y podría ser elegido entre los cinco edificios europeos más bellos seccionados por el jurado. Además, otra construcción española, la biblioteca de barrio Gabriel García Márquez de Barcelona opta al premio Emergente.
El 25 de abril próximo saldremos de dudas porque el jurado dará a conocer su veredicto en una ceremonia que tendrá lugar en Bruselas. Después, el 13 y 14 de mayo se celebrará la entrega de los EUmies Awards en el Pabellón Mies Van der Rohe de Barcelona. La historia de estos prestigiosos premios se remonta a 1988, cuando la la Fundació Mies Van der Rohe, afincada en la ciudad condal, se une al programa de apoyo a los sectores cultural y creativo de la Unión Europea.
El diseño y la construcción del Colegio Reggio responde a una profunda reflexión de cómo un edificio destinado a la educación y a la formación debe estar ligado a la tierra y a la sostenibilidad así como generar el mínimo impacto ambiental. Tal como se explica en la web de la Oficina de Innovación Política, del arquitecto Andrés Jaque y artífice de la obra, en cada uno de sus proyectos, ya sea desde su sede en Nueva York o en la de Madrid, se “trabaja en la intersección del diseño, la investigación y las prácticas ambientales críticas”, ya que la intención es la inclusión de lo construido en el entorno.
Cuando el arquitecto Andrés Jaque y el equipo asumieron el proyecto de diseñar esta escuela, que se inauguró en 2022, escucharon tanto a los profesores, como a los estudiantes y sus familias para tener muy presente “sus ideas, inquietudes y sensibilidades”. El Colegio Reggio está en Encinar de los Reyes, una zona residencial al norte de las afueras de Madrid, y es muy distinto a cualquiera de los centros educativos convencionales. No tiene nada que ver con los tradicionales bloques alargados con grandes ventanales rectangulares.
Desde la Oficina de Innovación Política explican que había que evitar “la homogeneización y los estándares unificados” porque “la arquitectura de la escuela pretende convertirse en un multiverso donde la complejidad en capas del entorno se vuelve legible y experiencial”. Con ello, la finalidad es que los alumnos se desarrollen en un entorno pedagógico que incentive su curiosidad.
La escuela se encuentra ubicada junto al parque público lineal de Valdebebas y la intención de los arquitectos es que los alumnos aprovechen el entorno y expandan así el aprendizaje por las posibilidades que aporta tanto en la rama del deporte y el ejercicio físico como en el ámbito de las ciencias. Según puntualizan, en vez de restringir la educación en un entorno cerrado, de reclusión, de exclusividad y de segregación, se ofrece la oportunidad de interactuar socialmente en un espacio público como es un gran parque.
Por una parte, en este colegio prima la sostenibilidad y todo está pensado para que los alumnos crezcan y se desarrollen siendo conscientes de la importancia de respetar el entorno y el medio ambiente. Las aulas de la planta baja se relacionan con el terreno y a su vez los niveles superiores se abren a un invernadero interior que se riega con agua recuperada. En el segundo piso se ha concebido un gran espacio abierto con arcos al paisaje exterior y a lo largo de todo la escuela se han insertado pequeños jardines para que la fauna y la flora del entorno pueda habitar el lugar. Desde el estudio de arquitectura subrayan que “el objetivo es reparar los ecosistemas del parque vecino, que perdió su biodiversidad debido al uso masivo de pesticidas en los jardines privados suburbanos circundantes”.
Por otra parte, toda la construcción ha tenido el objetivo de reducir el impacto ambiental y con ello el impacto económico: el diseño del edificio es vertical para rebajar un 27% los cimientos y los sistemas sanitarios; se ha disminuido en un 48% los materiales necesarios para el revestimiento de fachadas, cubiertas y tabiques interiores; se ha empleado el corcho para el aislamiento, la impermeabilización y el acabado en las fachadas; y se ha dimensionado el espesor de los muros de carga de modo que se han podido reducir todo lo posible con el consiguiente ahorro de materiales.
Por el momento, el Colegio Reggio ha sido galardonado con el IV Premio Mini de Diseño 2024 durante el Madrid Design Festival 2024 al igual que ha recibido otro premio en la XVI Bienal Española de Arquitectura y Urbanismo.
En los EUmies Awards compite con Plato Contemporary Art Gallery, en Ostrava (Moravia-Silesia, República Checa), de KWK Promes; el Pabellón de Estudios del Campus de la Universidad Técnica de Braunschweig (Baja Sajonia, Alemania), de Gustav Düsing y Max Hacke; el Renacimiento del Convento Saint-François en Sainte-Lucie-de-Tallano/ Santa Lucía de Tallà (Córcega, Francia), de Amelia Tavella Architectes; y el Häge en Lund (Condado de Scania, Suecia), de Brendeland & Kristoffersen architects.