Te encanta tu casa, es el lugar que siempre has soñado tener y quizás estás pensando en mejorarla para poder envejecer en ella. No eres el único, ya que cuando una persona se hace mayor en España, prefiere quedarse en su propia casa el mayor tiempo posible, un fenómeno al que los expertos ya han puesto nombre: 'age in place'. De hecho, le pasa al 93,6% de la población.
Continuar viviendo en la propia casa, si esta cumple con todos los requisitos necesarios para ello, es una muy buena opción, pero hay algo que no se suele tener en cuenta: el entorno inmediato, es decir, el barrio, es tan importante o más que la vivienda para poder disfrutar de un envejecimiento activo, saludable y una buena calidad de vida.
Está científicamente demostrado que, con la edad, nuestras medidas corporales se van modificando, ya que perdemos peso, talla y masa muscular. Esto afecta directamente a nuestra relación con los espacios y los objetos, porque aunque esta reducción de dimensiones no fuese muy significativa, nuestra capacidad de alcance, sentido de la orientación, nivel de tolerancia al ruido y velocidad de movimiento pueden verse reducidos.
La ciudad no deja de ser el espacio donde se produce la relación nosotros y los diferentes grupos sociales, donde se establecen las relaciones humanas y donde se produce la integración social. Por lo tanto, es el espacio público como extensión del espacio doméstico donde se produce la socialización de las personas. Si analizamos la configuración actual de nuestras ciudades, estas han sido diseñadas para una vida productiva, en la que la movilidad, el aprovechamiento de recursos y la logística de servicios, están pensados para una población activa y eminentemente joven.
Esta condición, añadida a la presión inmobiliaria que hemos vivido durante los últimos años, ha convertido nuestras urbes en lugares donde los espacios de relación eminentemente públicos (aceras, plazas, parques, y jardines) han sido descuidados. De ahí que temas como la accesibilidad, el mobiliario urbano, las dotaciones urbanas, y la movilidad varíen mucho de unos vecindarios a otros.
Por ello, si piensas que te gustaría quedarte en tu casa, deberías analizar para empezar como es tu edificio, si este tiene ascensor y si se puede acceder a él desde la calle sin escalones o por medio de rampas. Este dato, aunque ahora te parezca una tontería, va a ser vital si por ejemplo en un futuro tienes problemas de movilidad por una operación o por artrosis, o simplemente porque subir la compra puede resultar un suplicio a ciertas edades.
Por ello, si tu edificio no cumple con las medidas de accesibilidad adecuadas, te aconsejo que propongas su mejora en la próxima junta de vecinos, existen subvenciones para ello y hoy en día es más fácil que nunca hacerlo.
Una vez analizado tu edificio y dado que cuando seamos mayores a lo mejor nos resultan más difíciles los desplazamientos, deberás darte una vuelta por tu barrio y analizar la ubicación de los lugares y servicios que son y serán necesarios para tu vida cotidiana.
Visita los comercios de proximidad, busca lugares de calidad y hazte amigo del mejor frutero, nunca sabes cuándo tendrás que llamarle para que te lleve esos tomates que te encantan a casa. Por otra parte analiza el equipamiento sanitario, visita tu centro médico y búscate uno de confianza cerca de casa solo por si las moscas.
Busca ahora todas las dotaciones que tienes cerca, el polideportivo, la biblioteca, el gimnasio, y los lugares de ocio y esparcimiento que te gustan (bares, cines, parques, etc). Analiza los horarios y los programas que te ofrecen y valora si estos cumplen con tus expectativas. Intenta llegar a ellos andando o en transporte público ya que puede ser que conducir no sea una opción a edades futuras.
Por otra parte debes pensar también que esa zona de bares con terrazas debajo de casa o esa calle donde hay tanto movimiento y ruido, pueden llegar a ser un problema en el futuro, ya que la intolerancia al ruido exterior es mayor a ciertas edades, por lo que a lo mejor, si no te quieres cambiar, deberías pensar en mejorar el aislamiento acústico de tu vivienda.
Un entorno más amigable para cuando seamos mayores desde el urbanismo, supone un barrio seguro con suficientes bancos y zonas de sombra para sentarse y descansar, aseos públicos, aceras amplias sin obstáculos, buena iluminación y señalización, arbolado y zonas verdes… que promuevan la independencia, la salud física, la integración social y el bienestar emocional.
Y por último deberías analizar tu grado de integración en el barrio y pensar si eres buen vecino (conociendo a los demás, tejiendo redes, haciendo barrio y ofreciendo ayuda u objetos a quienes lo necesiten, etc). Esta actividad es casi más importante que las anteriores, porque en cuando aparecen las condiciones de fragilidad, el entorno más seguro es el conocido, y es más fácil la ayuda y el cuidado por personas conocidas.
Si tu barrio no cumple con todos estos requisitos no será un buen barrio para tu yo del futuro, por lo que tienes dos opciones, ¡o lo cambias o te cambias!