Una antigua escuela, una granja en desuso o un bloque de pisos de nueva construcción pueden convertirse en hogares para las personas mayores que buscan una vivienda adaptada a sus necesidades y que, además, les haga ganar calidad de vida. Así se plantea el cohousing, una solución que va más allá de la asistencia a los mayores.
Los países nórdicos fueron los primeros en implementar el modelo en los años 70. Poco a poco, alentadas por las políticas de ayudas específicas para los seniors, las personas mayores empezaron a buscar alojamientos autónomos con instalaciones comunes en las que se pudiera compartir actividades diarias y ayudarse mutuamente. El modelo prende y empieza a extenderse por toda Europa. En España, una de las primeras iniciativas nació en 2002 y comenzó a estar operativa en 2013. Fue el Centro Social de Convivencia para Mayores Trabensol, en Torremocha de Jarama. Hoy existen más diez proyectos de características similares por todo el territorio nacional; entre ellos, otro de los pioneros: el Residencial Santa Clara, en Málaga.
El cohousing se presenta como la antítesis de las residencias. Abandona la idea de los cuidados asistenciales y propone un modelo de ayuda mutua que recoge las necesidades de las personas mayores con un cambio de paradigma. Se trata de empoderar a los mayores y de promover el envejecimiento activo. El cohousing potencia un sistema de convivencia para los mayores que les permite vivir su madurez con vitalidad y lejos de la soledad, disfrutando de la vida de una manera plena, independiente y autónoma.
¿Y ese sistema de convivencia cómo se crea? "El cohousing es una comunidad colaborativa auto gestionada que convive en un entorno que sus miembros han promovido y diseñado, formado por unidades habitacionales privadas y espacios comunes para compartir actividades, servicios y cuidados", explica la Coordinadora Nacional de Cohousing.
Desde el punto de vista arquitectónico, el cohousing se caracteriza por proyectar viviendas pequeñas, complementadas por zonas comunes que mejoran la calidad de vida los habitantes. Pueden ser unos jardines, un gimnasio, un centro social y hasta un dispensario médico. Cualquier espacio demandado por los propietarios, que de esta manera siguen disponiendo de un espacio propio en las últimas fases de su vida. Pero, además, los usuarios también continúan interviniendo de manera activa en su comunidad, de manera que el barrio o la zona donde se implanta un edificio de cohousing se beneficia de la experiencia y la ayuda de los mayores.
Una comunidad de cohousing se caracteriza por favorecer la independencia, la autonomía y el crecimiento personal de los residentes. El cohousing propone un espacio de convivencia basado en el respeto y la tolerancia que facilita y promueve la interacción social, la participación y la ayuda mutua.
Una de los principios más innovadores del cohousing es que favorece un modelo de atención digno centrado en la persona, sea cual sea su circunstancia. La ayuda mutua, la responsabilidad, la democracia, la igualdad, la equidad y la solidaridad, es decir los valores cooperativos, son las señas de identidad de cualquier proyecto de cohousing, según explica la Coordinadora Nacional.
La alta esperanza de vida, con una pirámide poblacional marcada por pocos nacimientos y muchas personas mayores, implica unos cambios sociales para los que no estamos preparados. El cohousing propone una alternativa a una sociedad envejecida basada en ocho principios.
Según la Coordinadora Nacional de Cohousing, falta una legislación estatal que proteja los proyectos de cohousing que ya existen en las distintas comunidades autónomas. También solicitan que la Administración regule los precios de estas propiedades teniendo en cuenta que no hay ánimo de lucro. Los socios no son propietarios de los espacios, sino que disfrutan del uso, aunque pueden dejarse en herencia. Por estas razones, los precios de estas viviendas siempre deben ser asequibles, ya que no están pensadas para especular, sino para cubrir una necesidad básica.
Además de estos objetivos, los miembros de la Coordinadora también solicitan de las administraciones la promoción de políticas de envejecimiento activo, la dotación de presupuestos en el Plan Estatal de Vivienda, la inclusión del modelo de cohousing en el Plan de Dependencia, la cesión de terrenos por parte de los gobiernos locales y autonómicos y una fiscalidad favorable que ayude a la implantación del modelo en todo el territorio nacional.