"Yo no me aburro nunca. Esto parece la casa de Aquí no hay quien viva", bromea Rafael García, que a sus 73 años, es uno de los primeros inquilinos de los 155 pisos tutelados para mayores que el ayuntamiento de Córdoba puso en marcha hace unos años. Su apartamento mide 35 metros cuadrados y tiene salón, cocina dormitorio y baño. También dispone de cochera con trastero y paga 211 euros al mes. La experiencia funciona, y en julio el ayuntamiento comienza la construcción de 113 apartamentos más. "Yo soy de los más jóvenes, y me ocupo un poco de los que están más mayores, aquí hay mucha vida", cuenta Rafael.
Córdoba no es la única ciudad que está optando por esta solución, en la que los mayores pueden hacer nuevas amistades y se sienten menos solos. Otras ciudades están apostando fuerte por los alojamientos tutelados para mayores, un recurso poco conocido, pero presente en casi toda España, para cuando vivir en casa se hace muy cuesta arriba.
Se trata de un recurso de alojamiento para personas que pueden valerse por sí mismas, pero que carecen de una vivienda en condiciones adecuadas o tienen problemas de soledad. Además de alojamiento, los pisos tutelados ofrecen servicios de supervisión, teleasistencia, apoyo personal y social.
"Yo vivía solo en un 4º sin ascensor. Subir cada día las escaleras, con la compra, era un suplicio. Muchos días no bajaba ni a por el pan, y la casa se me venía encima. Desde servicios sociales me comentaron esta posibilidad y me pareció buena idea", explica Rafael García.
Aunque dependen de los servicios sociales de los ayuntamientos o de las CCAA, hay pocas diferencias en cuanto a quienes pueden solicitar un apartamento tutelado.
Los pisos son para una o dos personas y están equipados con cocina, salón-comedor, dormitorio y baño, además de con todo tipo de electrodomésticos básicos y utensilios de menaje.
Las personas que ocupan los pisos suelen pagar los consumos de luz, agua y teléfono, además de una mensualidad que va desde los 200 euros a los 400, según el tamaño del piso y si es individual o compartido.
Tienen vigilancia las 24 horas del día, así como teleasistencia y apoyo sanitario. Están supervisados por los servicios sociales, que hacen un seguimiento de la situación de cada inquilino.
Casi todos los ayuntamiento de localidades medianas y grandes tienen este tipo de recurso. También los hay a cargo de las CCAA. En Andalucía son un recurso en expansión, y también en Cataluña. Pero lo mejor es preguntar en los servicio sociales de la localidad, porque incluso municipios pequeños tienen algún recurso de este tipo.
La mayor ventaja es que se puede seguir viviendo de forma independiente en un entorno protegido. Si tienes algún problema de salud estás atendido enseguida. Además sigues haciendo la vida de siempre, como si estuvieras en casa. Tú arreglas la casa y haces tu comida y la compra, y en casi todos es posible llevarte alguna de tus cosas.
En los apartamentos tutelados públicos el precio es muy reducido, en comparación a una residencia, y el problema de la soledad desaparece. "Aquí siempre está Freddy (el portero) que sirve igual para un roto que para un descosido. Y si tienes cualquier problema, tocas un botón y alguien viene a ayudarte". Rafael se refiere a los técnicos de servicios sociales que atienden a los inquilinos.
Entre los inconvenientes está que la oferta de estos recursos es muy limitada, en la mayoría de las ciudades hay largas listas de espera, y en ocasiones hay que cambiarse de barrio, con el desarraigo que esto produce.
En muchos casos hay que compartir el piso con una persona desconocida, a la que hay que adaptarse, y también hay que respetar las normas del edificio, en cuanto a horarios y visitas.
El los servicios sociales de tu ayuntamiento hay que informarse de si existe este recurso y solicitar una plaza. Un técnico valorará la situación del aspirante, y determinará si reúne los requisitos. Si es así, pasará a la lista de espera.
Los centros residenciales privados también ofrecen este recurso. Los apartamentos suelen estar integrados en edificio más grandes donde se atiende también a personas dependientes, pero con total intimidad, y donde se pueden aprovechar todos los recursos: fisioterapia, rehabilitación, estimulación cognitiva, gimnasio, peluquería, comedor, etcétera...
Los precios varían en función del tipo de apartamento, si se comparte o no y los servicios que uno quiera incluir en él. Aquí no es imprescindible ser totalmente autónomo, pero a mayor dependencia, mayor precio. Para una persona totalmente autónoma los precios en los apartamentos tutelados privados no bajan de los 2.000 euros al mes, en régimen de pensión completa.