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El color, el aroma y las texturas de las plantas transforman nuestra casa en un espacio más acogedor. La poca dedicación que necesitan las hace crecer y engrosar y nos hacen de puente entre la frialdad de las ciudades y la naturaleza.
Además, a esa función decorativa y aromática se añade otra peculiaridad; de cara a la primavera y el verano hay determinadas plantas para repeler insectos. En Uppers hemos hecho una selección de plantas para alejar moscas y mosquitos que son realmente útiles si se colocan estratégicamente en casa.
La citronela es de clima cálido, busca la luz del sol y no soporta las heladas. Se puede cultivar en casa siempre que se coloque allí donde recibe el sol directamente. También se la llama Lemongrass o hierba limón y es que desprende un intenso olor parecido al limón que no gusta nada a los mosquitos y por ello funciona como un repelente natural de insectos.
Es una herbácea de hoja perenne cuyo origen se aleja hasta las zonas tropicales y cálidas de Asia del sur. De hojas muy largas en forma de cinta, su color es de un verde intenso llamativo. En el exterior, cuando encuentra sus condiciones idóneas, es una planta arbustiva que puede alcanzar el metro de alto.
La albahaca cumple tres funciones: se utiliza mucho en gastronomía por su particular sabor y aroma y como aporte de vitamina A, vitaminas del grupo B y ciertos bioelementos; ahuyenta a las moscas blancas y los mosquitos; y además es tóxica para sus larvas. Proviene de Irán, India, Pakistán y otras regiones tropicales de Asia.
Necesita mucho riego para que la tierra se mantenga húmeda pero no encharcada. Mejor regar a diario con poca cantidad de agua en la época de más calor. También se recomienda despuntar los tallos para hacer que sea más frondosa. Se seca y muere una vez ha florecido así que si se cortan los capullos florales del final de los tallos su duración será algo mayor.
La menta es otra planta aromática que se puede emplear para cocinar e igualmente repele los insectos. El aceite de menta que se elabora a partir de sus hojas calma el escozor y el picor causado por las picaduras. La maceta que requiere es ancha y de unos 20 centímetros de profundidad para que se desarrolle en todo su esplendor.
Como el resto, necesita un buen drenaje de modo que el exceso de agua no encharque la tierra porque su riego ha de ser regular y abundante, sobre todo en su época de crecimiento que sucede de primavera a verano. Con ese riego se evita que florezca de forma prematura y así se incrementa la calidad del aroma de sus hoja. Además, la menta es de sol, pero tolera que su maceta se coloque a semisombra.
El clavel de Indias crece entre los 30 y los 50 centímetros y sus flores de intenso naranja, rojo o amarillo nacen de julio a agosto habitualmente. Es de origen tropical de países como México, Nicaragua o Bolivia. Necesita sol y una maceta con un buen drenaje que hidrate la planta pero no la encharque a la hora de regarla.
Gracias la fragancia que desprende el clavel de Indias se emplea para crear aceites esenciales y perfumes, pero en cambio a los mosquitos no les agrada en absoluto. Además, son plaguicidas y por tanto un buen biofumigante para los lugares donde se plantan. Otra de sus ventajas es que con las hojas se puede preparar una infusión contra la tos o realizar emplastos por su poder antiinflamatorio, desinfectante y cicatrizante.
La especie cantueso de la lavanda, que es típica del Mediterráneo, tiene un olor que, a pesar de gustar a los humanos y utilizarse para cientos de productos cosméticos y del hogar, espanta a las moscas, los tábanos y los mosquitos. Necesita mucha luz con sol directo y un riego dos veces en semana en épocas de calor pero sin encharcamiento. Las flores son pequeñas. Nacen agrupadas con un característico color lila o violeta formando un conjunto precioso en cualquier maceta. En invierno también aguantan el frío y la sombra.
A la hora de elegir una maceta para la terraza o el balcón ésta debe ser grande, de unos 30 a 40 centímetros de diámetro, porque a la lavanda le gusta expandirse. Otra condición es que la maceta no esté esmaltada o pintada sino que sea porosa de modo que el agua sobrante del riego se evapore con facilidad.
El laurel es un arbusto de hoja perenne que puede alcanzar los 10 metros de altura, pero en una terraza o en el balcón se puede controlar ese crecimiento. El perfume de sus hojas no solo sirve para aromatizar un sinfín de guisos de la cocina sino que aleja a las moscas y a las avispas.
Es una planta de origen templado con lo que prefiere un clima mediterráneo con temperaturas que no sean extremas al igual que las heladas le resultan agresivas. Cuando se cultiva en climas secos es más oportuno buscarle una sombra o semisombra, pero en climas húmedos es conveniente disponer la maceta al sol directo.