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'Succession' o cómo Brian Cox ha alcanzado el triunfo a los 75 años

  • El actor creció en un hogar humilde y llegó a mendigar comida

  • A pesar de su prestigio en el teatro, soñaba con hacer películas en Hollywood así que empezó una nueva vida a los 50 años

  • Le encanta contar la anécdota del día que la princesa Margarita le metió mano– Fue el primer Hannibal Lecter en el cine

En enero de 2020 Brian Cox ganó el Globo de Oro por interpretar en 'Succession' a Logan Roy, el implacable patriarca de la familia más disfuncional de la televisión actual. En la fiesta posterior, Leonardo DiCaprio se le acercó para felicitarle y decirle que hace mucho tiempo que quiere trabajar con él. Cox respondió "Pues sí que te lo estás tomando con calma". El actor escocés acaba de cumplir 75 años y ha logrado por fin un prestigio que llevaba décadas acariciando pero que siempre se le resistía. Hasta ahora.

Una infancia "sacada de una novela de Dickens"

Brian Cox es el quinto hijo de una familia humilde de Dundee (Escocia). Nació justo después de la Segunda Guerra Mundial, lo cual provocó que sus primeros años en el mundo bordeasen la miseria. Su padre era zapatero y su madre hilandera. Él murió de cáncer cuando Brian tenía ocho años y ella sufrió varios ataques nerviosos hasta que recaló en un psiquiátrico donde la sometieron a un tratamiento de electroshock. Los vecinos la llamaban "Molly la loca". El niño fue criado por sus hermanas mayores.

Algunas noches había tan poca comida en la casa que Brian iba al “fish & chips” del barrio a preguntar si les habían quedado sobras. "La gente que no conoce la pobreza no ha vivido, sinceramente. Sabes que todo es condicional" opina el actor. A día de hoy, su armario es más grande que el de su esposa porque es incapaz de tirar nada.

Brian abandonó la escuela a los 15 años sin graduarse. Trabajó como ayudante de producción en un teatro ("Se me daba fatal" dice, "Siempre me dejaba la plancha encendida") hasta que un día un actor le saludó diciéndole "¿Qué tal estás, querido?". "Pensé que ese era el lugar donde yo debería estar. Nadie me había llamado nunca 'querido'" recuerda Cox.

La princesa Margarita le metió mano

Acababa de empezar una década, los "Swinging 60s", que prometía diversión, oportunidades y experiencias a todos los jóvenes británicos sin importar su procedencia social. Aunque el tiempo ha demostrado que en realidad fue un espejismo (la inmensa mayoría de los actores británicos actuales es de clase alta), intérpretes de clase obrera como Albert Finney o Peter O'Toole inspiraron a Brian Cox a perseguir su sueño de salir en películas de Hollywood increíbles como las que había crecido viendo en el cine de su pueblo.

Pero como le ocurrió a tantos británicos con aspiraciones en Hollywood (Hopkins, Oldman), Cox tuvo que pasar por el aro del "prestigio teatral" primero. Estuvo décadas trabajando con la Compañía Real de Shakespeare y con el Teatro Real Nacional británico. Según él ha confesado, "el último lugar donde quería trabajar". Su interpretación de 'King Lear' se considera una de las más completas, influyentes y complejas del personaje. Él sin embargo considera que su cima fue Tito Andrónico, por la cual ganó el prestigioso premio Laurence Olivier en 1988. Y eso que, unos años antes, había dejado la interpretación porque estaba aburrido de ella y se había puesto a trabajar en un gimnasio.

Durante su juventud en el teatro Margarita, la hermana de la reina Isabel II, se acercó a saludarle tras una representación. "Fue en el teatro Royal Court. Era mi 23º cumpleaños y el director Lindsay Anderson me había dado una camisa roja. Yo acababa de lavarme el pelo así que estaba resplandeciente. Cuando entré me la presentaron. Ella puso los dedos sobre mi camisa, dijo 'Qué camisa más bonita' y empezó a recorrer la tela por dentro con las yemas de los dedos. Yo pensé '¿Qué hay que hacer cuando te mete mano una princesa?'. Ella seguía: 'Has estado maravilloso en la obra, quería saber más sobre ti...'. Era una criatura extraordinaria. Me disculpé y le dije 'Gracias, señora' y ahí se quedó la cosa".

Llamando a la puerta de Hollywood durante 30 años

Aunque debutó en el cine a los 25 años (en 1971) con 'Nicolás y Alexandra', donde hacía de Leon Trotsky, durante los siguientes 20 años solo rodó tres películas más. A mediados de los 70 pareció llegarle su gran oportunidad cuando el director John Schlesinger ('Cowboy de medianoche') le citó en su oficina. Cox recuerda la propuesta que le hizo, trabajar en el Teatro Nacional británico, como las más frustrante de su carrera: uno de los directores más de moda en Hollywood le ofrecía lo mismo que él llevaba años haciendo y se moría por dejar atrás.

Su tercera película volvió a acercarle a la cima: 'Hunter' estaba dirigida por Michael Mann, entonces famoso por haber creado 'Corrupción en Miami', y se inspiraba en el best seller 'Dragón rojo' de Thomas Harris. Cox interpretaba a un psiquiatra con un paladar muy refinado llamado Hannibal Lecter.

Pero 'Hunter', a pesar de recibir estupendas críticas, no interesó al público y cuando un par de años después Jonathan Demme puso en marcha otra adaptación de Harris, 'El silencio de los corderos', optó por empezar de cero para que no pareciese una secuela de 'Hunter'. Y eso incluía fichar a otro actor para el papel de Lecter: Brian Cox tuvo que ver cómo Anthony Hopkins pasaba a la historia del cine y se convertía en una estrella mundial gracias a un papel que a él le había pasado por las narices.

Pero en vez de resignarse, decidió que a los 49 años ya no podía seguir esperando más a que le llegase su gran oportunidad. No quería cumplir 50 sin ilusiones. Este cambio de vida le llevó a probar la marihuana. "Es absolutamente genial y se lo recomiendo a todo el mundo. ¡Colocaos! No hace que la política sea más fácil de soportar, pero es una manera de tolerar a los idiotas", explicaba el actor en The Guardian.

Su consumo de marihuana no empezó, como tantas otras cosas en su vida, hasta los 50. "De hecho, antes estaba en contra. Me casé a los 21 con una chica de clase alta. Tuvimos dos hijos. Todo se hizo de la manera más adecuada. Yo no era así, pero si la mujer estaba feliz mi vida era feliz. Entonces cumplí 50 años y me di cuenta de que me estaba perdiendo las cosas de jóvenes porque era muy cuadriculado, trabajaba mucho y necesitaba algo para relajarme. Así que descubrí el maravilloso mundo del cannabis".

Tras separarse de su mujer, se mudó a Estados Unidos y dedicó todas sus energías a conseguir papeles en películas. En cuestión de meses apareció en 'Braveheart', 'Rob Roy' y 'Voluntad de hierro'. En tres años rodó más películas que durante los 30 años anteriores. En 2002 se casó con su segunda esposa, con la que ha tenido dos hijos. Aquel mismo año fue condecorado como comandante de la Orden del imperio británico y, como mérito por sus contribuciones al teatro, ha recibido cinco doctorados honoríficos.

Cox se estableció como uno de esos actores cuya presencia, voz y acento automáticamente suenan muy solemnes al irrumpir en una película de Hollywood. Casi siempre haciendo de villano. "Allí creen que sonamos demasiado finos y astutos. Hablamos demasiado rápido, no se fían de nosotros" bromea, "Los americanos desconfían de la inteligencia".

Desde que se instaló en Estados Unidos, hace 25 años, ha rodado 80 películas. Desde la saga 'Bourne' hasta 'Troya, 'X-Men 2' o 'Supermaderos'. En 2001 ganó un Emmy por una película para televisión sobre los juicios de Nuremberg. Para sacar dinero fácil recurría al doblaje de videojuegos y series de dibujos, a la narración de audiolibros o a los docudramas de televisión.

Su mayor arrepentimiento es haber rechazado un papel en 'Juego de tronos' porque consideró que no pagaban suficiente. "Fui un tonto, porque ahora soy adicto a la serie", contaría años después. En 2010 la revista GQ describió a Cox como "Un prestigioso actor shakespeariano conocido principalmente por hacer de viejo gruñón y villano de blockbuster". Aquel parecía un triunfo discreto, pero sólido, y desde luego impensable para aquel chaval que en la posguerra parecía destinado a trabajar de limpiabotas.Y entonces llegó Logan Roy.

¿La mejor serie en emisión?

'Succession' está inspirada libremente en el clan Murdoch. Gracias a la ambición, audacia y falta de escrúpulos de su patriarca, Rupert Murdoch, esa familia se reparte buena parte de los medios de comunicación en el mercado anglosajón. Pero en realidad la serie evoca a cualquier familia podrida por el dinero, la ambición y la absoluta incapacidad para expresar afecto.

"Pasa lo mismo en mi país con el príncipe Andrew" compara Cox, "Menudo idiota. Qué grandísimo puto imbécil. 'No sé quién era esa mujer, yo no sudo'. Qué ridiculez. Me cabrea la estupidez que consentimos. Solo demuestra lo ridícula que es la noción de la monarquía".

Logan Roy es una actualización del rey Lear. Es el centro intelectual y (a)moral del relato, un hombre inescrutable y furioso de cuya dependen todos los personajes, conflictos y tramas de la serie. A veces funciona como un sol, otras como un agujero negro. Y ha convertido a Brian Cox, a sus 75 años, en un referente de estilo gracias a esas rebecas que parecen decir "Tengo tanto poder que no necesito arreglarme para esta reunión".

'Succession' iba a tener una sola temporada autoconclusiva, pero enseguida se convirtió en un tridente de éxito: drama de prestigio, serie de culto y fenómeno de audiencia. Así que ampliaron la historia a una (extraordinaria) segunda temporada, que indagó en los orígenes del patriarca: de ser oriundo de Quebec, pasó a venir de Dundee, Escocia. Cox llegó a rodar varias escenas en su ciudad natal. La tercera temporada se estrenará el próximo mes en HBO.

Llegar a la cima a los 75

En 2010 Cox participó en una campaña junto a Ian McKellen y a Eleanor Bron para promover que los mayores participasen más en la sociedad y que esta no les diese la espalda. Tenía 65 años y él mismo se convertiría en un ejemplo para sus coetáneos: sus mayores éxitos profesionales estaban todavía por venir. Y no solo en la interpretación. En 2010 fue elegido rector de la Universidad de Dundee y reelegido tres años después. Además Cox se ha mostrado más activo políticamente que nunca, apoyando el movimiento de independencia escocés.

El año pasado prestó su voz rotunda a un documental sobre la independencia de Cataluña, una causa con la que se solidariza. "Como escocés, siento compasión por el terrible trato que el gobierno español está dando a los catalanes" señala. La pandemia le ha mantenido tan ocupado que estaba deseando volver al trabajo para tener descansos. La tercera temporada de 'Succession' ampliará una popularidad que él, a pesar de todo, no termina de creerse.

Cuando escuchó su nombre como ganador del Emmy, tras 60 años trabajando, él fue el único sorprendido. "Nunca se sabe con estas cosas, ¿no? Pensaba que tenía posibilidades, aunque solo fuese por la longevidad. Lo que me sorprende es seguir aquí y seguir de pie. Me sorprende de verdad".