La piel a los 50 requiere unos cuidados especiales para evitar la deshidratación que va acompañada de la falta de colágeno. Pero, además, en verano, es más necesario que nunca al pasar más horas en el exterior, ya que la luz solar es uno de los factores que propician la oxidación celular. "Cuando llega el verano deberíamos tener en mente llevarnos a tres amigas, las vitaminas A, C y E", explica Aura Serras, directora de iS CLINICAL España. Sin embargo, hay que adoptar ciertas precauciones para que la acción de estas vitaminas sea completa sin ninguno de los efectos negativos del sol, como las apariciones de manchas, las quemaduras o el melanoma, uno de los cánceres de piel más habituales. De hecho, en los últimos 20 años, la incidencia del cáncer de piel en España ha aumentado aproximadamente un 50 por ciento.
La vitamina A, también conocida como retinol, esesencial para el rejuvenecimiento de lapiel. “La vitamina A será tu gran aliada para contrarrestar los efectos nocivos del sol tras las exposiciones solares largas, además de prevenir la aparición de las manchas", señala la experta. Ayuda a reducir los signos del envejecimiento, como las arrugas y las manchas, estimula la producción de colágeno y mejora la texturade la piel. Pero, atención, nunca debemos usarla sin protección solar. “El retinol es una molécula fotosensible, esto quiere decir que se degrada con la luz y pierde sus beneficios, pero no genera manchas (todo lo contrario, las elimina). Por tanto, debemos siempre usarla siempre con protección solar", afirma Serras.
El retinol y todos sus derivados requieren una adaptación progresiva de la piel a su uso. El verano no sería el momento ideal para empezar a usarlo. Sin embargo, si ya se lleva un tiempo utilizando las cremas con retinol y la piel está adaptada a él, se puede seguir usando, siempre en la concentración adecuada y con protección solar.
La vitamina C es conocida por su capacidad para iluminar la piel. “La vitamina C neutraliza los radicales libres producidos por el sol y, por tanto, ayuda a prevenir el fotoenvejecimiento, además de aportar luminosidad y combatir la piel apagada y cetrina", explica Aura Serras.
La fotoprotección sigue siendo necesaria, aunque sea un filtro biológico. ¿Esto que quiere decir? Hay tres tipos de protectores solares: los físicos, elaborados con minerales o inorgánicos que actúan como pantallas dispersando las radiaciones; los químicos, que absorben las radiaciones, y por último los biológicos o antioxidantes como la vitamina C, que ayudan a neutralizar los efectos nocivos del sol.
Por otro lado, tiene un efecto despigmentante, ya que inhibe la tirosinasa, una enzima necesaria para la síntesis de melanina. Esto significa que unifica el tono de la piel y le devuelve la luminosidad perdida por culpa de los rayos UV. Por lo que su combinación con el protector solar forma el tándem perfecto del verano para tener una piel bronceada, uniforme y luminosa.
La vitamina E es un excelente antioxidante que protege la piel de los dañinos rayos UV y otros factores ambientales. También ayuda a mantener la piel hidratada y suaviza la apariencia de cicatrices y marcas. “La vitamina E es la gran amiga del verano por su acción antioxidante, su poder de hidratación y su acción antiinflamatoria, que ayuda a calmar y regenerar pieles agredidas por el sol". La vitamina E proporciona un escudo antioxidante que protegen la piel del daño de los rayos UV cuando se usa tópicamente.
Por otra parte, calma las partes del sistema inmunitario que se activan cuando hay una respuesta alérgica. "La combinación de estas tres vitaminas junto con la protección solar hacen de ellas la fórmula perfecta antienvejecimiento", concluye Aura Serras.