El cansancio, una mala higiene del sueño, la edad o la falta de vitaminas y otros micronutrientes son algunas de las causas que pueden potenciar la aparición de las temidas ojeras, que pueden ir acompañadas de bolsas, una acumulación de grasa en una de las zonas más delicadas del rostro. Aunque parezca el mismo trastorno, tienen orígenes y tratamientos distintos.
Las ojeras presentan coloraciones grisáceas o moradas con una apariencia muy antiestética. Aparecen en el párpado inferior del ojo, ya que la piel de ese lugar es tan fina que incluso las venas se transparentan. Se trata de una disposición morfológica especial que, sumada a una piel tan fina (casi transparente), deja ver la acumulación de sangre, oscureciendo la zona. "En ocasiones, pueden ser permanentes o estar causadas por motivos como el cansancio o la falta de sueño, si bien también interviene la genética, el estilo de vida, sobre todo estrés, una mala dieta, abuso del tabaco... o diferentes condiciones médicas como alergias, eczema, anemia, hipotiroidismo, desequilibrio hormonal o la tan temida retención de líquidos", explica Esperanza Sáenz, responsable de imagen de la firma cosmética Nezeni Cosmetics.
El envejecimiento también tiene un fuerte impacto en la aparición de las ojeras. La pérdida de colágeno y elasticidad o disminución de la circulación en la zona es directamente proporcional a la aparición de estas marcas.
Además, la deshidratación y algunos factores ambientales como una exposición prolongada al sol, el polvo, el polen, altos niveles de contaminación, figuran igualmente entre las principales razones para la aparición de ojeras, una de las preocupaciones estéticas más importantes, tanto en mujeres como en hombres. Responsables de dar un aire cansado al rostro, eliminarlas se ha convertido en uno de los objetivos principales de la medicina estética. En la actualidad, hay tres soluciones efectivas.
Además de una coloración que no favorece, y siempre que no haya bolsas, las ojeras pueden ir acompañadas de un adelgazamiento de la epidermis, lo que suele dar lo que los médicos estéticos llaman un efecto cadavérico. El ácido hialurónico puede ser una solución. Bien aplicado en la zona de la ojera, permite recuperar el volumen perdido, rellenándola para igualar y proyectar la zona cuando tenemos una depresión muy marcada. Consiste en aplicar un relleno de ácido hialurónico en la zona. El hundimiento que suele tener cabida en el contorno del ojo desaparecerá al ser rellenado con esta sustancia natural. De igual forma, se induce a que el organismo segregue más colágeno para que la densidad de los tejidos mejore, cubriendo de manera efectiva los vasos sanguíneos que discurren por la zona para matizar su oscuridad en aquellos pacientes de piel fina.
A partir de los 30 (si no antes), el contorno de ojos no puede faltar en ninguna rutina de belleza. Dependiendo de la edad, podrán ser más o menos untuosos, pero siempre con la hidratación como objetivo fundamental.
Como plus, algunos contornos también usan formulaciones para combatir las bolsas o el tejido de los párpados, otra parte del rostro con tendencia a perder firmeza. En este caso, pueden combinarse diferentes formulaciones para la mañana o la noche. Si los agentes hidrantes, como la coenzima Q10, son buenos para un contorno de día, las formulaciones con retinol son mejores para la noche.
Especialmente indicada para la prevención del envejecimiento cutáneo y para personas que presentan ojeras moderadas, se compone de vitaminas que estimulan la producción de colágeno, renovando la firmeza y elasticidad de la piel. El efecto que se obtiene es similar al que se lograría combinando una buena crema hidratante con otra crema nutritiva de las mismas características, teniendo en cuenta que aplicadas por vía tópica la penetración de los principios activos es mucho menor si la comparamos con las microinyecciones que hacen penetrar el cien por cien el producto.