El paso de los años no es uniforme para todos. Aunque asociemos la edad a las arrugas, las manchas, el tono irregular o la flacidez, el hecho es que envejecemos de manera diferente según nuestra tipología de rostro. Eso quiere decir que cada estructura facial desarrollo un tipo de envejecimiento, según el cual tendremos más o menos arrugas o más o menos descolgamiento. Este es el innovador enfoque de la facialista Yvette Pons, creadora del Sulyth, un lifting manual que consigue resultados espectaculares sin necesidad de pasar por el quirófano.
Pons es también la creadora de Rostrolog-YP, un método de diagnóstico que la experta ha desarrollado basándose en los diferentes biotipos óseos faciales, un sistema de trabajo que permite diseñar tratamientos específicos para cada forma de rostro. "Los biotipos faciales delinean la estructura ósea de forma única. Existen cuatro biotipos fundamentales, pero en la mayoría de los casos, los rasgos de dos biotipos pueden entremezclarse. Es esencial aprender a identificarlos para comprender cómo evolucionará el rostro con el tiempo, en función de las predominancias genéticas", señala la experta.
Rostrolog-YP, según Pons, no es únicamente un método de diagnóstico de piel. Va más allá porque es capaz de actuar donde cada rostro tiene sus puntos más vulnerables. La estructura ósea conforma la base del rostro. Junto a la estructura muscular, forman una unidad, ya que el tono y calidad de la musculatura está íntimamente relacionado con la forma ósea subyacente, a partir de la cual tiene lugar el proceso natural de envejecimiento, que varía de un biotipo a otro. "El funcionamiento del sistema circulatorio, linfático, la distribución de la grasa subcutánea y otros factores presentarán variaciones según cada caso, lo que se traduce en la manifestación de signos de envejecimiento de diferente índole en los distintos biotipos. Gracias a un diagnóstico preciso, somos capaces de determinar las terapias manuales más adecuadas para cada situación", asegura Pons, quien ha creado cuatro técnicas de tratamiento adaptadas a las necesidades de cada rostro.
En el sistema de Pons saber diagnosticar a qué morfología o morfologías pertenecemos es fundamental para el éxito del tratamiento. "Aunque cada biotipo envejece con unas características concretas y a velocidad más o menos avanzada, no todos somos biotipos puros, normalmente estamos mezclados. Por ello, es muy importante realizar un diagnóstico personalizado e individual: porque no hay dos personas idénticas", afirma la experta, que basa su método en cuatro tipos de rostros. ¿Cómo envejece cada uno de ellos?
Técnicamente, el rostro cuadrado, rectangular o anguloso corresponde al biotipo braquifacial. En él, predomina el ancho sobre el largo, con una dirección de crecimiento mandibular con mayor componente horizontal o posteroanterior. El mentón de las personas con biotipo braquifacial suele ser prominente y el surco mentolabial usualmente es marcado. "Este tipo de rostro esta caracterizado por una bonita estructura ósea, muy angulosa, tanto en sus pómulos, como en toda su línea mandibular, un amplio hueso frontal, labios bien dibujados, y en algunos casos una nariz marcada, delineada y con personalidad", señala Yvette Pons.
Su musculatura es fuerte al igual que sus huesos, en cambio sus capas suprayacentes como el sistema músculo-aponeurótico superficial (SMAS) y su piel pierden colágeno con facilidad, y su piel se desvitaliza más rápidamente. El sistema músculoaponeurótico superficial es una capa de tejido que recubre, inviste y conecta los músculos de la cara y del cuello. Se trata de un complejo muscular de gran importancia en el envejecimiento.
Las personas de rostro cuadrado se caracterizan por tener un volumen de grasa subcutánea bastante correcto, aunque no les protege del paso del tiempo: "Su envejecimiento está caracterizado por descolgamiento debido al desplazamiento de su grasa y de piel por carencia de colágeno y líneas dinámicas laterales en el rostro. En la zona peribucal y frontal pueden acusar líneas de expresión precisamente por el alto tono muscular que les caracteriza. La zona del cuello acusa con el paso del tiempo los cordones platismales, esas arrugas llamadas popularmente collares de Venus, por la misma tensión de los músculos subyacentes que componen el collar pericervical.
En el biotipo dólico, aquel que corresponde a rostros estrechos, alargados o triangulares, domina el largo sobre el ancho. El tercio inferior es más estrecho y el perfil es convexo. Las personas con este biotipo facial tienden a tener una musculatura más débil, generalmente asociada a trastornos funcionales o transmisión hereditaria. Yvette Pons describe las principales características de este biotipo: "La dirección del crecimiento de la mandíbula es hacia abajo y atrás. Este tipo de rostro se caracteriza por una estructura musculoesquelética menuda y de grasa subcutánea con poco volumen".
¿Cómo envejece este biotipo? "Con los años su tejido se vuelve cada vez más fino y con tendencia a la desvitalización y a la hipotonía. Por eso, sus signos de envejecimiento comienzan en forma de descolgamiento de piel, debido al poco soporte en general de todas sus estructuras. Con el avance de los años, empiezan a reflejarse líneas más o menos profundas originadas por sus gestos mímicos. En las zonas de más depresión ósea, como el surco nasogeniano y los laterales del mentón, se instalan pliegues del tejido por pérdida de volumen", señala la experta.
Por último, según esta facialista, los párpados suelen descolgarse fácilmente por encima del globo ocular, originando pliegues mímicos en todo el contorno de los ojos. "El cuello también sufre de flacidez de tejidos blandos, sobre todo en la zona submentoniana con finas arrugas verticales por encima de la tráquea", afirma Pons.
El biotipo mesofacial corresponde a los rostros ovalados, redondos, hexagonales y voluminosos. Para Pons, este biotipo se divide en activo y pasivo. El primero tiene más tejido adiposo y retención de agua, mientras que el segundo se caracteriza por una mayor nutrición de sus estructuras y tejidos.
La dirección de crecimiento mandibular está equilibrada hacia abajo y adelante, diámetros vertical y horizontal de la cara proporcionados y un perfil suave y armónico La musculatura presenta una tonicidad media o baja, en función de si es un Mesofacial Activo o Pasivo.
Al mesofacial activo (rostro ovalado o hexagonal) le corresponden unas facciones con pómulo bien formado, al igual que el grosor de su piel y grasa subcutánea. "En general, está caracterizado por una activa nutrición de todos sus tejidos que a la vez tienen un peso más elevado que otros biotipos. Su envejecimiento está predominado por flacidez muscular y de la capa SMAS, que pierde el soporte por el peso de éstos, a la vez la grasa se desplaza con más facilidad, manteniendosu calidad y grosor", señala Pons. Según la experta, las personas con este biotipo no tendrán muchas líneas de expresión, pero sí acusarán descolgamiento. "También habrá edema en los párpados y bolsas de grasa, infiltración de líquido y acumulación de grasa en la zona submentoniana y submandibular del cuello. Pueden llegar a perder la forma de la mandíbula cuando el descolgamiento del rostro se une al del cuello", señala la facialista.
Los rostros redondos corresponden a un biotipo mesofacial pasivo. Envejece de manera muy parecida al pasivo, pero, a diferencia de éste, el tono de todos sus tejidos, empezando por estructura muscular, es muy bajo, llegando a sufrir de hipotonía. Su funcionamiento fisiológico circulatorio y linfático es muy lento y sus estructuras reciben poca nutrición a la vez que el drenaje de sus tejidos está muy ralentizado. "Debido a este funcionamiento suelen tener un acúmulo de grasa e infiltración muy elevado y una falta de tono muy acusada. Por eso su rostro a falta de una estructura ósea angulosa, se vuelve voluminoso y redondeado", explica Yvette Pons.
¿Cómo acusan estas caras el paso del tiempo? "Su envejecimiento estará caracterizado por una elevada flacidez de todas sus estructuras en general, desde la frente hasta la base del cuello, pero no envejecerán por líneas de expresión ni estáticas ni dinámicas, ya que su mímica nunca será acusada ya que suelen ser personas con un comportamiento muy pasivo", concluye la experta.