No hay año nuevo sin su lista de propósitos. Bajar de peso, ahorrar, comer sano, dejar de fumar, hacer ejercicio, alejarse de personas tóxicas… Los mismos de siempre y los mismos que caen en saco roto pasadas unas semanas. Este año vamos a innovar con uno nuevo: gimnasia facial. Más relajante que la convencional y, aunque no nos quitará kilos, nos hará lucir en 2025 la piel más tersa y radiante que nunca. De ello nos habla su impulsora, Stephanie Marín.

Hace ya más de dos décadas, cuando en todo el mundo se empezaba a hablar de anti aging o antienvejecimiento y de cómo devolvernos la juventud, esta empresaria, que entonces trabajaba en una empresa de alta cosmética suiza, decidió emprender su propia búsqueda de belleza. No le convencían las agujas en el rostro ni otros tratamientos invasivos, por lo que se centró en la belleza siguiendo un concepto distinto: el arte de envejecer bien. Es decir, cuidarnos y mejorar nuestra imagen de una forma natural y sin negarnos el paso del tiempo.

En sus continuos viajes por países de cualquier continente, como Corea del Sur o Japón, empezó a tomar lo mejor de sus formas de cuidar la piel y de sus técnicas más eficaces, algunas milenarias. Así fue ideando su propio método de embellecimiento natural durante "el proceso de envejecimiento", el fitness facial. Y como no hay fitness sin gimnasio, creó de paso el espacio donde practicar esta original disciplina: gimnasios faciales que bautizó con el nombre Work Your Face.

Stephanie nos ha abierto sus puertas para conocer cómo es eso de fortalecer la piel del rostro y del cuello en estos originales gimnasios. Después de una larga charla, llegamos a la conclusión de que, como cualquier otro músculo, la clave está en la perseverancia. "Sin gimnasia facial -nos dice-, la piel se atrofia".

Una vez que asumimos que tendremos que ser tenaces para ver los resultados, nos cuenta en qué consiste exactamente el fitness facial. No es una tabla de ejercicios corriente. Ella ha necesitado ocho años para estudiar bien el método y, sobre todo, el orden de los ejercicios que aplica sobre el rostro. "Es un protocolo muy bien estudiado y lo bueno es que en una sesión ya se aprecian los beneficios. La arruga aparece más difuminada, las líneas de expresión más suaves, el contorno bien delineado, el rostro relajado y la piel con mejor textura. Cuando los clientes observan el antes y el después, se quedan asombrados", explica. 

Es una gimnasia, por cierto, sin agujetas, pero que, como cualquier otra, necesita constancia para aprovechar su impacto e ir mejorando con el tiempo. "El efecto de cada sesión dura tres o cuatro días, pero la piel se va beneficiando a largo plazo porque tanto la piel como el músculo tienen memoria. Cuanto más los trabajes, más duraderos serán los resultados".

Stephanie tiene un amplio equipo ya formado en este método de fitness facial y se encuentra en plena expansión de sus gimnasios. El primero lo abrió en Barcelona y enseguida, dada la alta demanda, abrió otros en esta ciudad y también en Madrid y Andorra. Nos cuenta que su idea es ir ampliando esta red a varias ciudades "Al principio, la gente se sorprendía y me preguntaban si era un centro de estética. Quienes prueban la gimnasia facial se dan cuenta de que no lo es, como tampoco es un centro deportivo como los que conocemos".

En sus rutinas de entrenamiento de masajes manuales que llama "workouts", Stephanie trabaja con cada uno de los músculos del rostro siguiendo fases muy parecidas a las del fitness corporal: warm up (calentamiento), cardio, sculpting (definición) y cool down (enfriamiento o recuperación). "Los masajes deben hacerse correctamente y en profundidad hasta conseguir tonificar el tejido y fortalecer el músculo, pero sin dañarlo. El objetivo es lograr un efecto lifting natural".

Es un método personalizado, de manera que cada rostro o cuello requiere unas formas y unos tiempos determinados. Pero, además, se pueden añadir unos minutos más de refuerzo en función de cada caso. Por necesidades de la piel, una mayor limpieza, aporte de oxigenación o para trabajar zonas concretas como cuello, hombros y escote o el surco nasogeniano, la línea que discurre entre la nariz y la boca.

Junto a los tratamientos manuales, propone otros más específicos que maximizan y prolongan los resultados. Es el caso del cryo oxygen, una técnica que activa la formación de colágeno y elastina, reduciendo las arrugas; o la carboxiterapia no inyectable, que oxigena la piel, estimula la circulación sanguínea y mejora el aporte de oxígeno y nutrientes. 

Una de las terapias más innovadoras es el masaje intrabucal, enfocado a los músculos internos y externos de la zona maxilofacial (mejillas, mandíbulas, labios y alrededor de la boca) con un fin tanto estético como de salud y bienestar. "Se prescribe a menudo en la rehabilitación tras una cirugía facial, ya que estimula la cicatrización y evitar la formación de tejido cicatricial rígido, mejorando la movilidad". Stephanie lo recomienda también para la relajación de las tensiones faciales, ya que ayuda a relajar los músculos de la mandíbula, fundamental para personas que sufren de bruxismo o tensión mandibular. "Se logra la reducción del dolor de mandíbula y de cabeza, por lo que podemos decir que tiene también efectos relajantes también a nivel emocional".

Son técnicas, según nos advierte esta emprendedora, indoloras, dinámicas y rápidas. "Creo que este es una de las razones que explican que el fitness facial esté calando con tanta fuerza en los hombres, sobre todo a partir de los 50". Lo que está claro es que el gimnasio -llámese facial, llámese corporal- no va a caer en saco roto este 2025.