Bolsas y ojeras en hombres: remedios caseros que ayudan antes de recurrir a la cirugía
Son gajes de la edad, pero hay soluciones cada vez más eficaces para corregirlas o al menos atenuarlas
El actor Ricardo Marín tiene 62 años y su mirada azul no puede ser más penetrante. ¿Gracias o a pesar de sus bolsas bajo los ojos? ¿Qué cirujano se atrevería a inmiscuirse en ellas? Ahora pensemos en Jordi Mollà, de 51 años. ¿Su fuerza de atracción podría agrandarse sin sus peculiares ojeras? O en Benicio del Toro, también cincuentón, el tipo que nos desarma con la pupila ojerosa más sospechosa.
Los eternos seductores como ellos nos atrapan con o sin ojeras, bolsas o patas de gallo rodeando sus ojos, pero hay que reconocer que no todos los hombres las lucen igual ni las retienen con el mismo orgullo. Por tanto, sería temerario hacer un tributo a estas imperfecciones sabiendo que la queja masculina mayoritaria es el aspecto desmejorado que dejan en el rostro y que eliminarlas se ha convertido en uno de los caprichos más repetidos. El deseo de rejuvenecer la mirada acompaña cada vez más al de gozar de una vida longeva a medida que cumplimos años. Y una cara ojerosa o con bolsas acaba dibujando una expresión más dura, de congestión y señal de poca salud.
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Opciones para eliminar, prevenir o disimular existen muchas, pero antes conviene aclarar que la piel del contorno de los ojos es mucho más fina que la del resto y, por tanto, más vulnerable al envejecimiento, la inflamación, la deshidratación o la pigmentación. Las técnicas son cada vez más y con mejores resultados y no siempre exigen pasar por el quirófano. Los profesionales valorarán primero si se debe a una causa genética, hábitos de vida poco saludables, falta de descanso, retención de líquidos o algún trastorno de salud.
Lo que no se puede obviar es, según el cirujano José Nieto, médico experto en blefaroplastia y cirugía de párpados, que el paso del tiempo es un factor notable. Esa piel se va volviendo más distendida y con más dificultad para conservar las fibras de colágeno y elastina. "La pérdida de firmeza en los tejidos alrededor de los ojos provoca que los paquetes grasos de la órbita se hagan visibles, herniándose hacia adelante y mostrando el típico abultamiento bajo los ojos que da aspecto de cansancio", explica. Veamos qué podemos hacer.
Un maquillaje discreto
Cristina Poza Peinado, maquilladora con dilatada experiencia en televisión, teatro y series, apuesta por la discreción fuera de las cámaras o del espectáculo cuando se trata de disimular estos defectos. Su consejo es sencillo: "Hay que ser muy cuidadoso con el color y aplicar solo un corrector claro en la parte más hundida de esta zona. Lo importante es limpiar bien e hidratar con una crema que tenga un poco de color similar al tono de tu piel. Bastarán unos toquecitos con las yemas de los dedos".
¿Sirven de algo los trucos caseros?
Los remedios más conocidos, como las rodajas de pepino, la manzanilla o un ligero masaje con las yemas de los dedos, de dentro hacia afuera, pueden ayudar a disimularlas si no presentan una profundidad exagerada. Deben evitarse las cremas faciales alrededor de los ojos si no son específicas, ya que no absorben correctamente las sustancias que contienen. Si es una bolsa que aparece de forma puntual y repentina a causa de un episodio de estrés, cansancio o llanto, resultan eficaces los parches fríos y mascarillas con drenantes, antioxidantes y calmantes. No se aconseja aplicar hielo directamente sobre la piel.
¿Y la alimentación?
Los alimentos ricos en vitamina C, como los cítricos, alivian el aspecto de las ojeras y suavizan las líneas de expresión. También la vitamina K ayuda, igual que las verduras de hoja verde, como las espinacas, y la leche de cardo. Son productos que favorecen la eliminación de toxinas y mejoran el funcionamiento del hígado. Igual de beneficioso es dormir las horas suficientes, moderar el tiempo delante del móvil o reducir el consumo de sal. Pero no sirve de mucho si los culpables son la genética o el envejecimiento.
Cuando es una bolsa por exceso de piel, la prevención es el mejor aliado para frenar su avance. Es recomendable tomar flavonoides y Coenzima Q10. Este último es un antioxidante que el organismo produce de forma natural y las células la utilizan para su crecimiento. Sus niveles se reducen con los años y, aunque está presente en la carne, el pescado y los cereales integrales, la cantidad es insuficiente, por lo que conviene tomar un suplemento.
Algunos tratamientos estéticos
No requieren hospitalización y la recuperación es mucho más rápida que una cirugía. Son menos invasivos, pero su duración es temporal. Destaca, por ejemplo, el ácido hialurónico, eficaz tanto para combatir las ojeras como las bolsas suavizando en ambos casos la mirada. La oxigenoterapia, además de mitigar, devuelve firmeza a la mirada. Con la carboxiterapia, al paciente se le aplican infiltraciones de dióxido de carbono en la piel y el tejido subcutáneo. El resultado es una mayor oxigenación de la zona tratada, firmeza y rejuvenecimiento. No requiere anestesia y exige al menos cuatro sesiones. Por su parte, el tratamiento en cabina con láser se realiza con anestesia local y sedación en una única sesión que se puede prolongar más de una hora. La recuperación es rápida.
Cirugía: Blefaroplastia
Según el doctor Nieto, esta intervención se valora, en primer lugar, cuando hay un grado de motivación importante por parte del paciente. "Por otro lado -añade-, para operarse tiene que haber una mejoría posible que sea muy clara. Si hay una bolsa pequeña o incipiente, solemos recomendar esperar y quizás ocultarla con otros tratamientos como el ácido hialurónico. Si la bolsa es más prominente, entonces el paciente puede someterse a la cirugía".
¿Todo el mundo puede? "Es necesario que el paciente no tenga afectaciones oculares graves, como un ojo seco severo. Si padece alguna enfermedad como diabetes o hipertensión, es importante que esta esté controlada", responde.
La técnica concreta puede variar mucho de paciente a paciente en función de sus características. "La cirugía más común es aquella en la que, accediendo por vía conjuntival, sin cicatriz, reducimos las bolsas de grasa. En casos de pacientes que, además de las bolsas, puedan tener surcos marcados, podemos realizar una recolocación de la grasa de las bolsas sobre los mismos surcos o incluso usar grasa propia extraída de la zona umbilical para rellenar. Si hay una laxitud importante en la piel, también puede tratarse retirando piel o mediante peelings químicos o láser".
La anestesia más usada es la local más sedación, y no requiere ingreso. El postoperatorio no es doloroso, pero sí vistoso, reconoce Nieto. "El paciente se encuentra bien y ve bien, pero aparecerá hinchazón y un cierto grado de morados. Necesitará entre una y dos semanas, dependiendo del tipo de cirugía, para reanudar su vida normal".